Como prometían, los tres Triz3ps más invitados dieron el sábado una sesión de soul que elevó la temperatura del club del Victoria Eugenia unos cuantos grados por encima de lo normal. Cálido fue el encuentro en sí, pues aquello resultó una improvisada reunión de Gipuzkoa Underground All Stars, o casi. Colaboradores/amigos de Pez como Fermín Muguruza, Kaki Arkarazo e Ibon Errazkin entre el público, el maestro Gregorio Gálvez en primera fila (“no me pierdo nada de Javi Pez porque es increíble la capacidad que tiene de reinventarse a sí mismo continuamente”, comentaba con entusiasmo); y en el escenario acompañando al trío original, Mikel Azpiroz, que se llevó el piano eléctrico y el órgano Hammond y llenó aquello de autenticidad negra setentera con arranques y solos de gran calado emocional, y Luis Camino apoyando a la percusión la contundente base rítmica de Alberto Bosch y Oriol Flores.

Lo más importante era comprobar la validez de las nuevas canciones de Javi Pez y, sobre todo, si había dado coherencia y unidad a esas querencias por el soul setentero que ha desperdigado por formaciones y discos pretéritos. Y sí, en la decena de canciones que presentó Triz3ps (un setlist impreso en el elegante cartón-menú que se entregaba a la entrada) se vio un sentido, una congruencia y, sobre todo, un saber hacer, para que la reproducción fiel de todas las características del género quedaran bien, muy bien, adaptadas al peculiar mundo de Pez. Ya lo dice él, con palabras, y gráficamente: esto es un reloj que va hacia atrás, nada nuevo que descubrir, pero sí mucha pasión fresca aún que sacar de la mina de sellos como Curtom y Stax, sabiamente absorbidos por blanquitos guipuzcoanos. Y qué bien cantó, con todo tipo de matices, del dulce falsete a la garra negra y el rapeo sui generis (Intermedio: algún día habrá que reivindicar el espléndido primer disco de Parafünk, auténtico precursor del hip-hop-pop-rap hispano, incomprendido por haberse adelantado a todos los demás y por su amplitud de miras).

Triz3ps sonó con tremenda fuerza, sensibilidad y limpieza. Y puso corazón, como también habían prometido, en las letras y en los constantes y sorprendentes cambios de climas. Desde las variadas estructuras de ‘Pretérito’, una de las mejores canciones del lote, a la arrolladora ‘Incongruencias’ con un bajo-locomotora que arrastró a más de un ‘bravo’ al final, la sensual ‘Trifunka’, ‘Andromeda’…hay muchas buenas canciones que merecen ser recogidas en un disco y que Triz3ps las pasee por muchos más escenarios. La conexión Parafünk llegó al final con ‘Baile’ (y su famoso y democrático estribillo: “El que no quiera que no baile”), la muy chic y eurodisco ‘Boutique’, e incluso un ‘Domingo’ mejorado.