La evolución que está teniendo David Cronenberg incomoda a algunos. El hombre que describió las degradaciones del cuerpo, las mutaciones aterradoras, las viscosidades más horrendas, los problemas de identidad más perturbadores, ha dado aparentemente un giro en los últimos años hacia un estilo visual más pulcro y clásico alejándose de las claves del fantástico al que su nombre se sigue asociando.

Sin embargo ni sus dos extraordinarias películas de cine negro sui generis, Una historia de violencia y Promesas del Este, ni su recién estrenada Un método peligroso, de apariencia inmaculada y lineal, están lejos de los temas que le han interesado. El padrino de la ‘Nueva Carne’ y las mutaciones físicas ha estado siempre intrigado igualmente por las incógnitas de la mente, desde las pulsiones sexuales recónditas de Crash a la desesperación del ser humano que se convierte en insecto de La mosca, la locura de Spider o la relación con lo desconocido en La zona muerta. Y sin olvidar que ya hizo un drama más o menos ortodoxo con la estupenda M. Butterfly.

Y ahí sigue, indagando en los mecanismos de la violencia humana, y ahora yendo a la base del psicoanálisis para tratar de entender comportamientos como el amor, la atracción sexual más desasosegante, la competitividad, el ego, la violencia social, incluso. Y con un perfeccionamiento en la puesta en escena que, si le aleja por completo de las texturas rugosas, viscosas, enrarecidas de sus primeros tiempos, se le agradece esta capacidad de reinventarse y mutar, de seguir manteniendo una personalidad inalterable pero no anclarse en las etiquetas que se le han ido colocando a lo largo de una obra fascinante, aunque no siempre redonda.

Aprovechamos la ocasión para elegir cinco películas favoritas de Cronenberg, aunque cada uno tendrá las suyas, y cuesta dejar otras fuera. He aquí:

1. Una historia de violencia. (2005). Extraordinaria mezcla de melodrama familiar, western disfrazado, cómic hiperrealista y cine negro, absorbente desde el primer minuto, con una historia (basada en la novela gráfica de John Wagner y Vince Locke) y una puesta escena que se reinventan en cada secuencia.

2. Inseparables. (1988). Punto de inflexión en la carrera de Cronenberg desde sus inicio más serie B a este drama tan elegante como perturbador, tan melancólico como aterrador, sobre dos gemelos (dos extraordinarios Jeremy Irons), dos personalidades complementearias y enfrentadas hasta el extremo.

3. Promesas del Este. (2007). La segunda feliz colaboración con Viggo Mortensen. Capaz de aunar la violencia cruda, el thriller intrigante y el melodrama con ecos de la era del cine mudo, en torno a la mafia rusa en un Londres fascinante.

4. La mosca. (1986). Cómo dio la vuelta a la también muy apreciable original de 1959 dirigida por Kurt Numann, para centrarse con detenimiento en el proceso de mutación y en las consecuencias para el ser humano que suponen la degradacion corporal por enfermedad o por un experimento, marca uno de las señas de identidad de Cronenberg. Y con una música grandilocuente pero muy efectiva para el crescendo mutante, obra de su muy fiel Howard Shore

5. Videodrome. (1983). La televisión, o mejor dicho, las imágenes, como elemento extraño capaz de fagocitar, literalmente, al ser humano, y mucho más allá del concepto de comecocos. Extraña y desoncertante, también muy sugerente, convendría volver a verla ahora para comprobar desde un punto de vista nuevo sus planteamientos sobre nuestra relación con las imágenes, cada vez más intensa.