El director británico Ken Russell falleció ayer a los 84 años, según dio a conocer su hijo Alex, aunque sin especificar el lugar y las razones de su muerte. Termina así la trayectoria desigual de un cineasta atrevido y controvertido, que hizo del exceso virtud, y abrió nuevas vías en el cine musical, transgrediendo el mundo de la música clásica y llevando al máximo el concepto de ópera-rock.
Los años 70 fueron su momento de mayor gloria. El auge de la contracultura, y la resaca de la era pop fueron el caldo de cultivo para un cine que tendía al exceso y la grandilocuencia, y que provocaba controversia por distintos motivos.
Era la consecuencia de la adaptación para el cine que dos años antes Russell había realizado poniendo imágenes al legendario disco de The Who en ‘Tommy’ (1973), que fue el inicio de la trayectoria como actor de Daltrey.
Estética pop
Ken Russell nació en Southampton (Inglaterra) en 1927. En los años 60 trabajó en televisión para la BBC, con un trabajo muy influyente en la estética pop, ‘Pop Goes the Easel’ (1962) y sus primeras biografías de compositores, ‘Elgar’ (1962) y ‘The Debussy Film’ (1965).
En su filmografía también hay que destacar el filme de espionaje, con Michael Caine interpretando a Harry Palmer, ‘El cerebro de un billón de dólares’ (1967), la histórica ‘Los demonios’ (1971) que ya provocó controversia por sus referencias religiosas, la adaptación del musical ‘El novio’ (1971) que tenía como estrella a Twiggy, la interesante incursión en el fantástico con ‘Viaje alucinante al fondo de la mente’ (1980) o el thriller ‘La pasión de China Blue’ (1984) con Kathleen Turner. En las dos últimas décadas se centró de nuevo en la televisión.
Publicado en El Diario Vasco el 29/11/2011