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Ricardo Aldarondo

Mon Oncle

Un recuerdo de Kevin Ayers en San Sebastián y diez adorables canciones

“I’m naturally lazy, but what can I do / I’m happy dreaming and it’s good for my health”, cantaba Kevin Ayers en Am I Really Marcel?. O sea que, antes de que Rafael Berrio compusiera su oda a La desgana, Kevin Ayers ya se proclamaba de natural irremediablemente vago y soñador y consideraba eso muy bueno para su salud.

La salud de Kevin Ayers no le permitió vivir más de los 68 años que tenía cuando murió el pasado lunes, en la cama: no se despertó del sueño nocturno, lo que parece encajar con su filosofía de vida. Pero su talante extrajo las mayores virtudes de una cierta joie de vivre, del espíritu del bon vivant, de la plácida contemplación del discurrir de la vida en una casita frente al mar, en un soleado día del Mediterráneo, con una copa de vino en la mano, y una chica a la que cantar. Esa es la imagen que forjaron muchas de las canciones del Kevin Ayers que nació con el sonido Canterbury en los años 60, compartió espíritu romántico, humor dadaísta y talento a raudales con Robert Wyatt y Daevid Allen (con quienes fundó Soft Machine), influyó notablemente en el espíritu psicodélico británico de los 60, y pasó muchas temporadas en el sur de Francia y en la baleárica Deiá que le proporcionaba esa placidez de aristócrata hippie.

La ironía inteligente británica y la calidez del sol mediterráneo: una combinación perfecta para que a lo largo de más de 40 años, aunque con irregular constancia, Kevin Ayers produjera algunas de las canciones más hermosas y se convirtiera en una gran poeta del rock minoritario, o algo así.

De su gusto por ese romantismo dadaista y multicultural dan cuenta títulos tan evocadores como Bananamoon, Tojours la voyage o Yes We Have No Mañanas (So Get Your Mañanas Today). Las cronologías, la importancia de discos como Joy of A Toy (1969), Shooting At the Moon (1970), Whatevershebringswesing  (1971) o The Confessions of Dr. Dream (1974), quizás su disco más oscuro, en el que invitó a cantar a Nico o los muy notables elepés de madures Falling Up (1988), el mejor con mucho de los tres que grabó en España, Still Life with Guitar (992) y The Unfairground (2007) y otros muchos detalles de su errática pero fundamental carrera, ya constan en las enciclopedias.

Para uno, que escuchó por primera vez Bananamour en la adolescencia y en un lugar tan adecuado como Altea gracias a un amigo, y que en estas décadas no ha dejado de adorar sus canciones, fue casi un milagro que en 1995 Kevin Ayers viniera a San Sebastián. Aún tenía entre manos su estupendo disco Still Life with Guitar (1992). Tardaría quince años en grabar el único que hizo después y que ya es su despedida por todo lo alto, The Unfairground (2007). Venía Kevin Ayers a San Sebastián para dar un concierto en Lugaritz, la Casa de Cultura del Antiguo, que entonces aún estaba recién abierta y tenía entonces bastante y muy interesante actividad de conciertos: poco después actuó ahí John Zorn.

Foto: Postigo

Pudimos entrevistar a Kevin Ayers de la manera más adecuada: sentados en la terraza del mítico Guria, el bar del Victoria Eugenia, en una mañana soleada bajo una sombrilla, y en relajada conversación con una copa de vino en la mano. El rubio bardo se mostraba tal como nos lo imaginábamos: afable, educado, también algo reservado, con su puntito lazy. Aquí está lo que escribí al día siguiente en El Diario Vasco:

 


El domingo 7 de mayo de 1995, Kevin Ayers dio su concierto en Lugaritz acompañado por otro guitarrista, repasando en plan tranquilo y cálido algunas de sus mejores canciones, desde la melancólica Thank You Very Much a la marchosilla Salesman o la etermamente preciosa May I? y Lady Rachel. Esta fue la crónica del concierto que publiqué en El Diario Vasco:

Aunque cueste elegir, hago aquí un hit parade personal de las canciones de Kevin Ayers. Podría ser otro: a pesar de no ser nada prolífico, tiene demasiadas canciones buenas como para escoger solo una decena. Pero estas son las que más me apetece escuchar ahora mismo.

1. May I?, del Lp Shooting at the Moon (1970). Una de las canciones más bonitas que un chico haya compuesto por admiración a una chica. La letra es un prodigio de sencillez y delicadeza. “¿Puedo sentarme a tu lado y mirarte? / Me gusta la compañía de tu sonrisa”. Esta versión es de la época en que se grabó el disco, con los músicos que formaban parte del grupo personal de Ayers: Mike Oldfield, a quien descubrió cuando solo tenía 17 años, y que aquí toca el bajo (en el disco también la guitarra) y Lol Coxhill a los instrumentos de viento, que luego tendría su peculiar carrera entre el pop y la vanguardia con un punto excéntrico: véase su traje.


2. Shouting in a Bucket Blues (1973), del Lp Bananamour. Uno de los más grandes clásicos de Ayers, ejemplo de su vena más electrica y blues-rockera. De nuevo he escogido una versión televisiva, por la rareza del vídeo, aunque me gusta un poco más la versión de estudio.


3. Thank You Very Much (1992), del Lp Still Life With Guitar. Incomprensiblemente no estaba en YouTube esta preciosidad de canción (hemos tenido que subirla), que certificaba la buena forma a la que retornaba Ayers, y que ya se vio en el álbum Falling Up (1988), después de unos años 80 bastante desastrosos, en los que grabó un disco con bases electrónicas producido por Julián Ruiz que no podía ser más equivocado, Diamond Jack and the Queen of Pain (1983). Pero Thank You Very Much es Ayers en estado puro.


4. Cold Shoulder, del Lp The Unfairgound (2007). Mi canción favorita de su último y muy buen disco, en el que colaboraban algunos de los músicos jóvenes en los que ha influido Ayers, muy notablemente en Gorky’s Zygotic Minci y su lider Euros Childs. También colaboraban Norman Blake y otros miembros de Teenage Fanclub y The Ladybug Transistor.


5. Whatevershebringswesing (1971), del Lp del mismo título, en su primera época en el mítico sello Harvest. De nuevo Mike Oldield aporta un precioso solo de guitarra, un par de años antes de su multimillonario debut con Tubular Bells. Los coros son una maravilla.


6. Hymn, del Lp Bananamour. Las armonías vocales son el fuerte de esta canción, otro prodigio de sencillez, con Robert Wyatt acompañando en las voces.


7. Everybody’s sometime and some people all the time blues, del Lp June, 1, 1974. En esa fecha Kevin Ayers dio un concierto mítico, en el que estuvo acompañado, agárrense, por Brian Eno, John Cale, Nico, Robert Wyatt, Mike Oldfield y algunos de sus músicos habituales de la época, el locuelo Ollie Halshall, Archie Leggatt y la extraordinaria vocalista Lisa Strike, entre ellos. Se publicó en disco una parte del concierto, con versiones tan hermosas como esta, de una canción originalmente incluida en The Confessions of Doctor Dream and Other Stories.


8. Didn’t Feel Lonely ‘Till I Thought of You, del Lp The Confessions of Doctor Dream and Other Stories (1974). Otra reunión histórica, en el programa de TVE Musical Express, Kevin Ayers con su entonces fiel Ollie Halsall, más Andy Summers, que ya había sido músico de acompañamiento de Ayers antes de formar The Police. Pero esta actuación es de 1981, o sea, cuando Andy Summers estaba en la cresta de la ola con The Police, y recuerdo esta emisión en TVE como todo un acontecimiento. La canción es también una de las básicas del repertorio de Ayers, en su faceta más rockera, y contiene aquí todo un duelo de guitarras.


9. The Best We Have, del Lp Falling Up (1988). Gracias a Grabaciones Accidentales, que le rescató de su desorientación ochentera, Ayers pudo grabar de nuevo canciones tan buenas como esta, o la siguiente en el disco, Another Rolling Stone, también muy recomendable.


10. Tojours La Voyage, del Lp Sweet Deceiver (1975). Otra de sus canciones más melancólicas, dulce y triste vals, muy apropiado para decirle adiós.

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Sobre el autor

Periodista de Cultura y crítico de Cine de El Diario Vasco. Colaborador de Rock De Lux, Fotogramas y Dirigido Por...


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