La sorpresa fue considerable: en el tercer y último show de Jamie Cullum en este Jazzaldia, el de la plaza de la Trinidad. El inglesito salió acompañado por una poderosísima sección de metales, con la potencia y el sabor de una big band. Solo piano, bajo, batería y los metales. Así que, para quienes proclaman que cuánta repetición de Cullum, hay que aclarar que ninguno de los tres shows en esta visita ha sido igual que los de las anteriores. Lo de DJ y el concierto en solitario eran absolutamente inéditos, y esta banda tampoco tenía que ver con las anteriores, ni en formación ni en sonoridad. Quienes exigían más jazz también tuvieron respuesta, pues el Cullum de la Trinidad estuvo claramente escorado al swing y al jazz, aunque con su repertorio habitual, dosis de pop y hip-hop ‘acústico’ incluidos.
Además de su historia de amor arrebatado con San Sebastián, y su capacidad como showman y entertainer de masas, Jamie Cullum es un gran músico, que pone la música por encima de todo lo demás. Salió al escenario dispuesto a todo, y lo dio todo desde el primer instante, no sólo en su comunión con el público, sino en su inagotable expresividad. Así fue el comienzo (vídeo de Posi Pox), después de salir solo al piano para ponerse a tono con la lluvia que arreciaba en ese momento (reconoció que es gafe con el tema, solo ha llovido en esta edición en sus dos noches al aire libre), con un personalísimo ‘Singing in the Rain’:
Sigue asombrando su talento para cambiar continuamente de estilo y ambiente, pero asombra cómo le responde el cuerpo y la cabeza: pasa de saltar en pleno extásis colectivo y coreador, a sentarse al piano para desgranar con la requerida gravedad y sentimiento un tema como ‘Losing You’ de Randy Newman. Se ríe a veces de los caminos por los que le lleva su propia efusividad, y a continuación se marca un ‘Don’t Let Me Be Misunderstood’ que tiene sentido y sentimiento profundo (con gloriosa sección de viento) a pesar de ser canción tan versioneda:
El repertorio incluyó unos cuantos de sus éxitos, pero no fue un ‘quedabien’ populista (evitó, por ejemplo, ‘Don’t Stop the Music’, muy propia para las masas, que sin embargo sí hizo la tarde anterior en la intimidad del Kursaal. Sí repitió el medley de ‘All At Sea’ y ‘High and Dry’, con el ‘Amazing Grace’ por medio, pero mis momentos favoritos estuvieron en lo más swingeante, ‘Get Your Way’ ‘When I Get Famous’ y ‘Twentysomething’.
Y el final fue pura apoteosis controlada al milímetro por un tipo que se las sabe todas para levantar a las masas. He aquí ‘Mixtape’:
50. Heineken Jazzaldia: Jamie Cullum (band) from Donostia Kultura on Vimeo.
Ya se había despedido definitivamente, no podía elevar más arriba el concierto. Pero salió solo al piano, y mientras las gotas de lluvia creaban un acogedor sonido sobre los chubasqueros, y la gente aún coreaba el estribillo del tema anterior, se arrancó con “Realign the stars above my head…”, aplacó instantáneamente toda euforia y, dejó la despedida plagada de melancolía con la sublime ‘Gran Torino’.