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Ricardo Aldarondo

Mon Oncle

John Zorn: corto pero intensísimo #Jazzaldia 5

JOHN ZORN, BILL LASWELL, DAVE LOMBARDO: BLADERUNNER TRIO
Músicos: John Zorn (saxo), Bill Laswell (bajo eléctrico), Dave Lombardo (batería). Lugar: Auditorio Kursaal. Fecha: 26-VII-2015. Asistencia: Unas 1.000 personas.

No se agotaron las entradas pero estaba prácticamente lleno el Auditorio en su formato reducido, con el cortinón que elimina la tercera zona, como en los dos conciertos previos (el de Jamie Cullum sí estuvo al completo). El de John Zorn era el más caro de los cuatro del ciclo del Kursaal, 45 euros frente a los 18 de Golson o los 30 de Cullum: Zorn se hace valer. El saxofonista neoyorkino regresaba en formato trío después de la gran cuadrilla de músicos que se trajo hace dos años para su Masada Marathon. Era uno de los nombres más esperados de esta edición, no en sentido numérico, pero sí por el fervor que provoca entre iniciados.

Fue también el concierto más corto: a los 55 minutos ya se estaban despidiendo, aunque alargaron la concesión diez minutos más en dos bises, el segundo realmente arrancado por la insistencia del público. Son las peculiridades de Zorn: corto pero intensísimo. Ya había llegado con sus peculiaridades. Prohibió los fotógrafos de prensa aunque finalmente permitió dejar testimonio gráfico al del Jazzaldia. No se puede hablar de caprichos de estrella: su estilo es desgarbado, nada regio. El saxo sin abrillantar y los pantalones militares, su marca.

Con las primeras notas de su bajo a Bill Laswell le sonó el móvil, lo que se saldó con unas risas antes de entrar en materia. Enseguida estaba envuelto en sus sonidos extragraves y machacones (fue curioso que en la noche anterior habíamos visto a Robbie Shakespeare, “padre” de ese sonido abultado), mientras Dave Lombardo iba incrementando las posibilidades de su batería de doble bombo, media docena de platillos y varios timbales, un despliegue propio de una banda de “metal” como Slayer, de la que proviene.

Su velocidad y contundencia espectaculares compite con el ataque con multiple técnica habitual de Zorn, que a veces parece estar tocando varios saxos a la vez, generando sonidos continuos cual turbina (espectacular su forma de respirar y soplar a un tiempo) usando su rodilla como turbina, produciendo endiabladas melodías superpuestas y sonoridades de elefante desbocado, magnético en todas sus variantes.

Como una aventura en la que unos tratan de sorprendese a otros, abrazaron bases funk, rock y jazz para desconstruirlo todo con la inercia del momento, aunque la velada no fue tan fiera ni tan “free” como cabía esperar y hubo momentos de contagioso éxtasis, y alguno lírico. Unos cuantos desertaron enseguida, pero la mayoría del público comulgó con la trinidad de un Zorn que parecía encantado con la experiencia y cuando ya se iban regaló otra píldora de medio minuto: puro talante “hardcore”.

 

 

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Sobre el autor

Periodista de Cultura y crítico de Cine de El Diario Vasco. Colaborador de Rock De Lux, Fotogramas y Dirigido Por...


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