En una reciente visita a la tienda Bloody Mary de Irún encontré dos de los cuatro discos que ha publicado en solitario José María Granados, ‘Ciencia ficción’ (2005) y ‘En Madrid’ (2007). Fue una alegría, porque no es común toparse con esos discos. José María Granados, cantante y compositor del grupo Mamá a finales de los 70 y primeros 80, tendrá que aguantar por siempre ser el vértice oscuro en el triángulo del pop madrileño formado con Antonio Vega/Nacha Pop y Enrique Urquijo/Los Secretos. Es curioso, porque él no fue atormentado ni autodestructivo como los otros dos. O precisamente por eso, sin aura de maldito, pero de hecho arrinconado (o menos dispuesto a entrar en el circuito de la industrial musical), José María Granados ha tenido una trayectoria errática, muy a su aire.
Con Mamá grabó un primer disco espléndido (‘El último bar’, 1981), de puro pop juvenil de reminiscencias sesenteras, que tuvo un himno en ‘Chicas de colegio’. No era su mejor canción ni mucho menos, y el tiempo no le ha dado el carácter mítico de ‘Chica de ayer’ o ‘Déjame’. El segundo (y último) Lp de Mamá, sin título, era también muy bueno, aunque ellos se quedaron con una mala sensación por problemas con el productor, y aquello acabó en separación. Fin de un protagonismo total en los inicios del pop madrileño, que otros aprovecharon mejor. Luego José María Granados formó otro grupo de menor repercusión, Los Frenillos, e hizo canciones para diversos artistas. Era tremendamente prolífico: se decía que en los efímeros tiempos de Mamá compuso más de cien canciones. Una reunión a finales de los 90 dio lugar a un muy notable disco en directo (‘Nada más’, 1997). La muerte del guitarrista Manolo Mené, parte fundamental de los orígenes Mamá no impidió que se decidieran a grabar un nuevo disco, ‘La mejor canción’, en 2009
Hasta 2003 José María Granados no empezó a publicar en solitario, con un ‘Suena así’ (2003) que enlazaba perfectamente con su pasado, sin saltos abruptos. Pero es en ‘Ciencia ficción’ (2005) donde se muestra a la altura de ese pasado glorioso. Algo más rockero, con el mismo gusto y la misma finura para hacer letras pop sin estribillos facilones, tratando asuntos de siempre con su peculiar toque de distinción, escuchar a José María Granados nos hace recordar la enorme influencia, quizás subliminal, que su forma de hacer canciones ha tenido en el devenir de lo que se ha llamado el pop español. Para bien y para mal, que luego cada uno ha hecho con ese legado lo que ha querido, o lo que ha podido. Desde Los Rodríguez y Lori Meyers a El Canto del Loco y Jarabe de Palo, las líneas maestras marcadas en la frontera 70/80, con sus formas de power pop, por José María Granados, junto a Nacha Pop y Los Secretos, siguen vigentes.
En ‘Ciencia ficción’ hay canciones realmente buenas, entre ellas ‘Nada más’, ‘Bendita enfermedad’ o ‘La buena nueva’. A veces se pone un poco patillero, pero Granados siempre tiene una melodía, unas frases, una sinceridad, un no ir de nada, para marcar la diferencia. También ‘En Madrid’ le devuelve en forma, con la canción que da título al disco como himno agradecido a esa ciudad para él adictiva y a la que puede representar en uno de sus mejores aspectos.