La portada transmite bien lo que es el disco. Aunque ni Bill Ryder Jones está solo con su piano, ni siquiera es originalmente pianista. El que fue guitarrista de The Coral viene a San Sebastián mañana jueves, maracando con verdadera distinción el comienzo de la programación de Donostikluba, en Gazteszena de Egia, y en cuádruple cartel, junto a Elena Firedberger y dos grupos aptos para un concurso de nombres escuetos, L.A. y Za.
Y viene muy bien Bill Ryder Jones en directo para completar el disfrute que hemos tenido en las últimas semanas de su álbum A Bad Wind Blows in My Heart. Y para comprobar cómo se brega en directo con el intimismo, el tono confesional y susurrante y crepuscular (¿o es un amanecer?), que es donde también acierta la portada, y que tiene todo el disco. Como deja intuir el título, las metafóricas heridas del corazón se plasman en una espléndida colección de once canciones anegadas de melancolía, que hacen dejación de la voluntad y la autosuperación: canciones tiradas, arrancadas de un alma en pena y, sin embargo, de alguna manera luminosas.
Con base en el piano o en la guitarra acústica, Bill Ryder-Jones por fin se lanza al formato de canción, después de un mini-Lp basado en una banda sonora propia, A Leave Taking Soundtrack, y un primer long play instrumental, If. No suena a The Coral, porque no hay psicodelia ni electricidad ni arreglos fogosos ni reverb, pero sí prevalece el gusto melódico e interpretativo. Todas las canciones son bonitas, pero destaquemos la que da título al disco A Bad Wind Blows in My Heart, con ese harmonium al comienzo o la sinuosa Wild Swans que comienza con un representativo “nunca pretendí herirte…”.
Pero lo mejor está al final, con He Took You in His Arms y la canción que cierra el álbum, que vuelve a utilizar el título genérico como una segunda parte. Dos canciones realmente conmovedoras.