La primera noche del 50 aniversario del Jazzaldia estuvo pasada por agua, y algo de viento. Incómoda a ratos, especialmente mientras pinchaba Jamie Cullum como DJ en el primero de sus tres shows distintos.
Pero luego el tiempo se calmó un poco, y al calorcito de Earth, Wind & Fire (“and rain” era el chiste recurrente) la gente bailó con paraguas y chubasquero. Y fue mucha la gente, teniendo en cuenta la desapacible noche en lo meteorológico, que acabó siendo jolgoriosa en lo musical y bailable.
Para ser solo una rama de los originales, la formación de Earth, Wind & Fire, mucho más joven de lo que se le suponía a una banda que tuvo su tiempo de gloria en los años 70 y los 80, funcionó a la perfección. La raíz está en el guitarrista Al McKay, que ejerce de venerable guía para un trío de cantantes en el frente de tanto peso como agilidad, en lo físico y en lo metafórico. La gran baza reside en un repertorio glorioso de funk y soul comercial, de cuando era posible que esas músicas se convirtieran en éxitos planetarios. Con las magníficas ‘Boogie Wonderland’ y ‘September’ como perlas irresistibles, la banda estuvo tan profesional como apasionada y navegando con la fuerza de una abultada sección de viento. Si llega a hacer una verdadera noche veraniega aquello hubiera sido la gloria. Aunque con ‘September’ lo parecía…
En el escenario Frigo, todo lo contrario, pero aún más riguroso. La banda The Cookers, que integra a glorias del jazz como Billy Harper, Eddie Henderson y Donald Harrison, estuvieron tan impecables y bien encajados como sus trajes, navegando por un jazz entre clásico y contemporáneo sin concesiones a la ‘fiesta’, y sin embargo magnético y gozoso para el público que abarrotaba el lugar.
De Jimmy Cliff sólo vimos la primera parte, suficiente para comprobar que tiene la voz en excelente forma y cuenta con una banda muy sólida y versátil, y para disfrutar de un largo inicio de raíces africanas, sólo con percusión y las poderosas armonías vocales de Cliff y sus coristas, alrededor de un Rivers of Babylon grave y cadencioso y otras piezas del mismo tono. Luego entro el reggae a toda potencia.