El hecho habrá pasado desapercibido, pero desde hace un par de semanas el cine Trueba de San Sebastián ya no ofrece exclusivamente películas en versión original subtitulada. También hay versión doblada, normalmente de la misma película. No parece grave si tenemos en cuenta que lo de la doble opción siempre es positivo y se da también en otros locales: el Príncipe está en plena experiencia piloto desde hace unas semanas y las sesiones del jueves a la noche son, en todas las salas, en versión original.
Sin embargo el Trueba renació (con su reforma de 2011) con vocación cinéfila y orientado al amante de la versión original. Ahí se programa el cine de autor que ha crecido en festivales, o las propuestas más especiales y minoritarias, pero también grandes producciones como Batman V Superman con sus voces íntegras.
Pero ese ‘nicho de cinéfilo’ parece estar cambiando en los últimos tiempos. Por un lado, el gran público no sale del doblaje: será por la costumbre de décadas, pero aunque la picaresca de internet haya desarrollado esforzados buscadores de subtítulos para insertarlos a la serie recién emitida en Estados Unidos, y mientras los anuncios de la tele incluyen frases en inglés o francés como si nada, a la mayor parte de la gente no le interesa escuchar las verdaderas voces de los actores extranjeros. Y esa especialidad de la V. O. pasa por momentos de desafección: está ocurriendo últimamente que en las sesiones estelares la V. O. no tiene tirón. En cambio, las proyecciones-evento funcionan estupendamente: hay llenazos para las sesiones únicas en que se programan óperas y ballets, y también se cuelga cada dos por tres el “no hay entradas” en la nueva modalidad de documentales sobre pintura que se está ofreciendo desde hace unos meses.
Puede que el cinéfilo estricto esté que no da abasto con tantas actividades culturales como hay últimamente, y algunas con el gancho de lo gratis. Habrá que ver en su día si el 2016 también ha mermado la asistencia a actividades culturales establecidas y con solera en la ciudad. Pero de momento el Trueba deja un poco a media asta la bandera de la versión original, en busca de nuevas combinaciones.
(Publicado en El Diario Vasco el 7 de abril)