Riley Griffiths, Ryan Lee, Zach Mills, Gabriel Basso, Amanda Michalka. Duración: 112 minutos.
RICARDO ALDARONDO
Es la película de un hombre que era adolescente cuando se
estrenaron ‘Los goonies’ y ‘E.T.’ y ha acabado haciendo su homenaje,
precisamente con Spielberg como productor. Por eso ‘Super 8’, más que
una película para niños (absténgase de llevar a los más pequeños) es una
película para los que eran niños o adolescentes en los primeros 80.
Pero ese hombre, J. J. Abrams, además de nostálgico de las emociones
adolescentes, es un revolucionario del audiovisual, que a su vez ha
marcado ahora a otras generaciones con ‘Perdidos’ y su concepto de lo
sobrenatural.
la ciencia-ficción de serie B y los libros juveniles de pandillas, sale
‘Super 8’. En estos tiempos en que apenas podemos con tanto reciclaje
cinematográfico, J. J. Abrams sobresale como uno de los pocos autores
que saben darle razón de ser a la apropiación y la relectura, con «valor
añadido», como dice uno de los niños. En ‘Super 8’ nos acordamos de ‘La
guerra de los mundos’, ‘Alien’, ‘Encuentros en la tercera fase’,
‘Cuenta conmigo’ y más, y hay ocasión para que uno se regodee o se
empache, según los gustos, con el típico espíritu Spielberg. Pero Abrams
da un nuevo sentido a todo ello, y lo reconvierte en un cine clásico y
moderno, impactante sin agobiar.
No hemos dicho de qué trata ‘Super 8’;
cuanto menos se sepa, mejor, para disfrutar de su suspense y tensión, de
sus chavales tocados por una gracia inagotable, de la asombrosa
potencia visual de determinadas secuencias, de la gozosa montaña rusa de
emociones, sustos y diversiones. Hay chavales trantando de hacer una
película, bicis, dramas familiares, padres heróicos y atormentados,
contacto con el espacio exterior, misterio, compañerismo y
enamoramiento. Y es un disfrute de principio a fin (de los títulos de
crédito).
Crítica publicada en El Diario Vasco el 21 de agosto de 2011