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Ricardo Aldarondo

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Los inicios de Sam Peckinpah: 'Compañeros mortales'

Siempre se ha editado pésimamente, en lamentables copias de formato cortado, imagen descolorida y contornos difuminados. Por eso es especialmente estimable que Versus haya recuperado el primer largometraje de Sam Peckinpah, Compañeros mortales (The Deadly Companions, 1961) en una excelente edición en DVD que contiene estupendos documentales como extras, un libreto revelador con textos de Roberto Cueto y Jara Fernández y, sobre todo, la película con muy buena imagen.
El propio Peckinpah no consideraba muy suya esta película de iniciación, porque tuvo problemas con el productor (aunque eso acabaría siendo una de sus señas de identidad) y no controló el montaje final con el que quería mejorar un guión que consideraba ridículo en algunos aspectos. Pero creo Peckinpah no tenía del todo razón. Cierto es que el viaje que sustenta la película parte de un hecho cogido por los pelos: que la mujer despreciada como prostituta en el pueblo, y empeñada en llevar el cadáver de su pequeño hijo a enterrarlo junto a su padre en otra localidad de sugerente nombre, Siringo, acepte auque sea a regañadientes ser acompañada precisamente por el hombre que ha matado a su retoño. Aunque ese exsoldado taciturno y con sus propios deseos de venganza haya disparado fortuitamente sobre el niño, y trate de reparar de alguna manera el daño.

Como curiosidad, la película reunía de nuevo a la pareja que triunfaba ese mismo año, 1961, con Tú a Bosto y yo a California, Brian Keith y Maureen O’Hara, dos actores que con su sola presencia ya dignifican cualquier cosa. Nada que ver esa comedia famliar con Compañeros mortales, un western intimista, lírico y hermoso, en el que Peckinpah, sin la violencia que luego se le achacaría una y otra vez, ya cuadraba personajes llenos de claroscuros e incertidumbres. Tanto la mujer como el soldado tienen sus traumas del pasado, pero también los dos compañeros de poco fiar que entran y salen del relato. Y en el descubrimiento progresivo de esos pasados reside buen parte del disfrute de esta película que Peckinpah trató de llevar en su final a derroteros más amargos. Pero lo que él filmó fue montado de otro modo, a gusto del productor, quien alegaba que las pretensiones de Peckinpah no guardaban coherencia con la historia. Y creemos que esta vez el productor tenía razón.

Aún con ese tira y afloja, y con esa música tan extraña que a veces parece haberse colado de otra película, Peckinpah crea momentos muy hermosos en ‘Compañeros mortales’ como la secuencia en que Yellowdog revela al doctor sus problemas con el hombro, esos planos de los protagonistas recortados contra el cielo, o el sorprendente comienzo: el protagonista entra en un bar y se encuentra a un hombre colgando con una soga alrededor del cuello, mientras sus torturadores juegan a cartas plácidamente en la mesa que sujeta el cadalso.

Entre los extras de la edición de Versus, además del muy completo documental de hora y media Pasión y poesía: la balada de Sam Peckinpah, son muy interesantes los veinte minutos de El joven Sam, sobre los orígenes familiares y las primeras aficiones del director que luego haría películas tan fundamentales como Duelo en la alta sierra, Grupo salvaje, Perros de paja, Junior Bonner y Pat Garret y Billy the Kid.

Además, T&B editores publican estos días una nueva edición de la interesante biografía de Sam Peckinpah escrita por Garner Simmons, Vida salvaje. El autor conoció a Peckinpah de cerca, y cuando le envió la primera versión de la biografía, el cinesta le respondió con una carta en la que, además de advertir qu el consideraba un buen amigo, le dijo al autor cosas como: “Tu libro es básicamente aburrido. (…) No has pillado la idea, la razón de mi vida, y eso es algo que por supuesto yo no puedo permitir. Necesitas una patada en el culo, y esa patada solo puedes dártela tú mismo. (…) Te sugiero que te olvides del proyecto, te vayas a pescar, te emborraches en una casa de putas razonablemente cutre, y entonces vuelvas y confieses tus pecados a quien quiera escucharte, y sólo entonces te darás cuenta de cómo soy yo realmente”.

Garner Simmons rehizo el libro, y le quedó bastante bien.

 

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Sobre el autor

Periodista de Cultura y crítico de Cine de El Diario Vasco. Colaborador de Rock De Lux, Fotogramas y Dirigido Por...


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