La muchachada mod suele ser entusiasta y hacer piña pero, por una razón o por otra, esta vez no hubo gran asistencia. ¿Qué estaríamos 50, 60? Ah, pero no eso no importa, no importó al menos ni a Plan B, lo más rockeros que modernistas iniciadores del concierto del viernes en el Komplot de San Sebastián, ni a los Mod Time de Javier Sun, que nos hicieron vivir la ilusión de tener delante a unos Jam donostiarras en plena efervescencia juvenil.
Es encomiable y admirable el tesón y la voluntad de Javier Sun por sacar adelante sus canciones, su amor a la música y las letras como forma de expresión personal. Desde que nos traía en una cassette sus primeras canciones de los Scooters, allá por 1984, ha tenido confianza plena en lo que quería hacer, pero sin imponerse nunca. Te pedía con la mayor humildad si le podías poner alguna de esas canciones en la radio, aunque las canciones se ‘vendían’ por sí solas: Los chicos de la calle, Sha la la o Eres tú, eran herederas directas de la idolatría hacia The Jam, apenas dos años después de su separación, y también del similar filtro que habían hecho un poco antes Los Elegantes o Brighton 64. Pero Javier Sun y sus Scooters no eran de Madrid ni de Barcelona, y desde San Sebastián tuvieron su loable papel en el mantenimiento y enriquecimiento de un caldo de cultivo para la estética, la melodía y el himno mod, antes de que llegaran Los Flechazos y Cooper. Así que un respeto, y un quitarse el sombrero, ante uno de los pioneros.
Luego Javier Sun ha mantenido fidelidad a esos preceptos pop pero ampliando miras, creciendo como cantautor, haciendo honor a su apellido artístico con melodías radiantes y de gancho inmedianto y también buscando un punto más reflexivo e intimista, sin ocultar las devociones por Dylan o las guitarras Byrds.
Aunque tiene su fiel corte de seguidores, y muchas de sus canciones parecen llevarlo todo dentro para convertirse en hits inmediatos, nunca ha conocido un éxito un poco holgado. Pero Javier Sun siempre está ahí, con ese sentido positivo y esa sonrisa emprendedora que parece resumida en la letra de su canción El secreto de mi felicidad: “Tengo millones de amigos / Millones de desconocidos / que me paran en la calle y me preguntan el secreto de mi felicidad / Nunca pierdan la esperanza, amigos / nunca pierdan la ilusión / de encontrar ese día divino / y sentir tanta excitación”. Una canción que podrían hacer suya niños y mayores de toda condición si el mundo del hit parade fuera un poco más normal.
Pero en esas píldoras de pop-rock soleado aflora también su pedazo de melancolía, y eso, y el conocimiento de toda la herencia mod, y su habilidad para crear melodías atractivas y cantarlas con pasión, hacen valiosas las canciones de Javier Sun.
Bueno, eso y el directo. Porque en escena Javier Sun se crece, y sobre todo ahora que tiene una banda como Mod Time, con la contundencia y expresividad de Ainhoa a la batería, fuerza de la naturaleza que parece tocar con el cuerpo entero y no solo con manos y pies, y el sólido cimiento del bajista. Un repertorio excelso mezclaba con asombrosa coherencia canciones de los Scooters (Sha la la, Boulevard 26, Eres tú), de Javier Sun (la preciosa Tres son demasiados), las grabadas en los dos Eps de Mod Time (Lunáticos, Alma negra, El secreto de mi felicidad, Mary Anne with the Shaky Hands) e incluso alguna aún no editada, lamentablemente, en disco. Casi sin descanso entre canción y canción, con un público cómplice que coreaba cada canción y aumentaba el ya rebosante entusiasmo escénico, y un Javier Sun que cantó con tanta calidad como pasión todas esas canciones que punteaban sus casi tres décadas como músico y compositor, Mod Time elevó al máximo el placer de disfrutar de la grandeza del pop, el rock y los conciertos de bar (a pesar de que el escenario estaba casi a oscuras, ¡un foco por favor!, razón de que las fotos sean especialmente lamentables). Y sonando mucho más electrizantes y arrolladores que en disco.
Hacía tiempo que no veía a Javier Sun en directo, pero fue un gran placer constatar su entusiasmo y vocación de siempre y comprobar que tiene una banda con la que podrían estar haciendo bolos por todo el país que harían feliz a mucha gente. Las cosas no están fáciles, el esfuerzo de montar un concierto y trasladar músicos e instrumentos muchas veces no compensa en lo económico. Pero nunca pierdan la esperanza, amigos, de ver a Mod Time, que en menos de una hora les transmitirán felicidad en alta fidelidad.
P.D.: Al final de la contundente actuación de Plan B, melodías pop con riffs de corazón punk-pub-rock, Javier Sun salió a cantar con ellos una canción de ¡La Polla Records, nada menos!