Escoger Cine como asignatura hace más de mil años tenía la ventaja de compartir pupitre con Ricardo Aldarondo, que convertía en una fiesta el visionado de “La mujer del cuadro”, por ejemplo, y que nunca olvidaba machacarme con la importancia de los actores secundarios. Esta defensa es común ahora más que entonces, por lo menos en determinados entornos que adoraban a las estrellas y olvidaban interpretaciones menos estelares.
Esta máxima se puede aplicar también a los plenos municipales. Han pasado los tiempos en los que la mayor parte de los concejales no abrían la boca durante las sesiones, con el portavoz como único referente del discurso de la formación. Y han surgido esos supuestos secundarios que muestran su personalidad en algunos de los momentos álgidos de las sesiones. Naiara Sampedro podría ser la primera nominada al Óscar. Sus discursos entusiastas que ni siquiera precisarían micrófono para hacerse oir son la cara opuesta a la evocadora caida de ojos de su compañera de Bildu Nora Galparsoro, más experta en actuaciones plenarias. No falta quien teme que salten los asientos cuando Naiara toma la palabra, sobre todo si se trata de defender el modelo de jóvenes que ella comparte y la que tanto admira. Si Nora puede ser una dama de Boston, Naiara es la jefa de la pandilla de Nueva York.
Lejos de Sampedro se sienta otra secundaria, Susana García Chueca, que parece haberse desprendido de su atuendo de niña buena socialista de siempre para improvisar discursos, levantar más de una sonrisa e ironizar sobre cuestiones políticas, pero sobre todo sobre medidas económicas. Una de sus armas es mirar al adversario dialéctico e ir ganando minutos en los discursos sin que sus argumentos le suelten la melena. ¿Olivia Newton Jhon reconvertida en Grease? La que fuera presidenta del Pleno y compañera de Susana, Marisol Garmendia, no duda en alzar la voz para recordar a Jon Albizu, (ahora en Bildu) que formó parte del gobierno socialista la pasada legislatrua y parte de la anterior. Es el papel que escogió en el último Pleno y que le concedió uno de esos momentos culminantes que apenas duran segundos, pero que acaban sonando a candidatura a Óscar por un cameo rotundo.
Conste que no le he preguntado a Aldarondo por Juanra Viles también merecedor de ese Óscar a estos supuestos actores secundarios. Su atuendo plenario, siempre impecable y pelín decimonónico a fuerza de ser moderno, le otorgan un punto de notoriedad y también de expectación que acaba en admiración por la originalidad de sus discursos y el estupor que genera en el gobierno por la naturalidad con la que expone sus intervenciones.
Escuchar a Vicente García, defender la política económica de Mariano Rajoy a costa de criticar a los socialistas y sobre todo a Zapatero fue la nota sorprendente del concejal del PP menos aferrado a las siglas y cuyo aspecto un poco anárquico con tintes de ironía, como un pensador de parques dispuesto a la tertulia. Su compañero Iñigo Arcauz, protagonizó ayer el discurso más largo en euskera de un miembro de esta formación. Advertencia… Ese constante movimiento de hombros lo utiliza tanto en este idioma como en castellano.