No puedo criticar a José Luis Bilbao, el flamante diputado genenral de Bizkaia, que tras agitar las aguas políticas y ciudadanas con las indemnizaciones de altos cargos y las orquestas, pide perdón y es ensalzado por algunos contertulios por su’ valentía’. Todos tenemos que pedir disculpas algunas vez, en mi caso más reciente por un artículo en el papel de este DV en el que, sin ninguna intención, ridiculizaba a juicio de algunos el nombre de la nueva tarjeta de billete único, Mugi. Ramón y Aitor me recordaron que es un verbo en euskera no compatible con un nombre de mascota. . Lo siento, porque solo quería advertir de la confusión que existe con las nuevas tarjetas que servirán para utilizar el transporte público.
Debe haber algo en el ambiente que contagia las meteduras de pata, tal vez porque desde primera hora se escucha ya a Floriano que dice desconocer a qué se dedica el marido de Ana Mato dentro del PP. O a José Luis Bilbao que quiere paliar el agujero de la sinfórnica de la capital vizcaína con una fusión que aleje a la OSE de Donostia y que habla de indemnizaciones que él mismo firmó. O incluso a una Ana Oregi, ahora consejera del Gobierno Vasco, a la que le ha dado por la cultura egipcia cuando habla de Gipuzkoa.
Tampoco era cierto que se quisiera cambiar el nombre a la Consti, el alcalde Juan Karlos Izagirre también ha explicado que lo de plaza Berria es un guiño y, en fin, llegará el momento en el que oigamos a los Urdangarin lamentar haber tenido tanto dinero, después de que el pago de la fianza les obligue a vivir en la pobreza. ¡Pobres!