“¿Qué cree usted que le falta al Carnaval donostiarra?” Vale, vale, que si es poco participativo, que fíjaté,  qué comparación con las chilabas de Tolosa, qué no es mi fiesta, en fin, todas los topicazos que a uno se le puedan ocurrir cuando se tratan estos temas y en esta ciudad.

El desfile en el que más de 2.500 comparseros se dejan sonrisas, ensayos y más de un resfriado resfriado hay una cosa que nunca había tenido: una suspensión. Carrozas y bailarines hanlari han soportado durante años agua y viento, pero lo de este fin de semana superaba las previones de los más pesimistas para ver cómo todo quedaba aparcado en un vendabal anunciado pero inoportuno.

La Tamborrada Infantil tiene sus reglas para situaciones como éstas, pero no la cabalgata de disfraces y ha pasado lo previsible… Comparsas que quieren repetir.  Donostia Kultura que que busca una solución de compromiso y situación en el aire con posiciones encontradas.

En estos días en los que el Papa dimite porque está cansado, (¿dónde quedó la fortaleza de la fe?, en los que la flamante Botella de Madrid dice que si le dio dinero a Urdangarin lo hizo también de buena fe, (a vueltas con la palabra que vale para todo), en los que Draghi habla pero sin dejar que nadie le escuche y se descubre una vez más lo chino que es aquel supermajo Badiola, es mejor volverse a mirar hacia dentro para que no se desborde Martutene y los carnavaleros puedan disfrutar de lo que tanto les gusta.