Me imagino a Laura Chamorro, bloggera y experta en moda, analizando
los ropajes de los cardenales. Esas casullas, alguien me corregirá y me dirá
que tienen otro nombre, no son tan vintage como lo que se lleva, no,
son la demostración de una iglesia oficial que no ha avanzado y que ha dejado KO
a su último Papa, el más intelectual, dicen, y está claro que el más escandalizado
por lo que ha visto y vivido en el Vaticano.
Debe ser día de recuerdos, hibernando en el ordenador mientras cuido a una Nuka a la que la anestesia le ha dejado ojos tristones, casi tanto como los que muestra Ratzinger.Y
ahora me toca acordarme de ese compañero de Bules, de
Iñaki Izquierdo, buscando su bici de alquiler. No, no están, Iñaki. Pero él, curioso
siempre con la actualidad, seguro que me dice que vió obras en febrero en las que
que se abrían pequeñas zanjas junto al Ayuntamiento. Y me dirá que calculó que eran aptos para los nuevos anclajes. Y a Iñaki no basta con decirle que no, no crean. Y eso que
algunos vimos con nuestros propios ojos cómo volvían a reponer las baldosas.
Anda, pregunta a Aingeru Munguía y a Álvaro Vicente, que también se quedaron
pelín sorprendidos .
No hay ni rastro, y eso que el concejal de Movilidad, Jon Albizu, aseguró que
el nuevo servicio de alquiler estaría en marcha en febrero. No parece la puesta en
marcha vaya a ser inminente, ni parece tampoco, que la mejor fórmula para potenciar la bicicleta sea universalizar el modelo eléctrico. Vale, para los barrios altos puede ser una solución. Pero hay opciones más valientes para que las gentes de esas zonas utilice los vehículos de alquiler, más allá de que todas sean eléctricas. Si es que son, que todavía
no se han visto.
Menudo día. Ortega Cano dice que no tiene nada que ver con un accidente de coche
en el que murió Carlos Parra, un hombre que volvía a casa y que ahora parece que
surgió de la nada. La soberbia de este tipo la reconozco en muy pocas personas.