>

Blogs

ANTECEDENTES (no criminales) DE UN DICTADOR.

Desde la primera vez que apareció en escena me produjo cierto espanto mezclado con repugnancia. La traducción -no hablo inglés—a saltos de rana era mediocre. ¿Qué es esto? No hay coherencia en lo que dice. Pronto me di cuenta. No es el traductor, es él quien deja caer banastas de piezas inconexas. ¿No sabe hablar en público?, ¿no le enseñaron a hilar ideas? Pensé, de entrada, que no tenía nada que hacer en el cuadrilátero político, que sería desbancado rápidamente.
Pasaban los días y él seguía ahí, erre que erre. Figura extraña la suya, sus gestos, su mirada. Sus ojos, medio escondidos tras persianas, hablan tanto como sus labios, o más, ¿son una zorra que acecha en el matorral de sus cejas? Se contradice. ¿Miente? No es de fiar. Bajo su pelambre de paja seca esconde un cerebro medio desquiciado. Qué cuerpo de ideas, qué ideología y qué proyecto piensa ofrecer? Hasta el momento son frases, son burlas, son amenazas, son promesas, son ramas de un árbol sin tronco, fuegos artificiales en que los cohetes suben sin rumbo, con el objetivo único de deslumbrar y hacer ruido. No concebía que pudiera tener base popular, que se le pudiera seguir en serio. Sin embargo, otros caían o se apartaban del camino y él seguía.
No va a llegar a la meta. Es imposible. Sería un desastre. Algún día tendrá que desvelar su plan, si lo tiene, que hasta el momento no se ve ni se adivina, y explicar su poyección en la vida real del país. Pero no llegaba ese soñado día. No había trazados de camino. Una densa oscuridad. Un andar rodeado de niebla por todas partes. Me es inimaginable que cuente con respaldo. Tan voluminosa, esplendente y granítica es su mediocridad. Una mente de niño malcriado en un cuerpo gigantón de setenta años. Una pobreza espiritual que se le escurre por todos los poros, vestida de arrogancias de multimillonario. Una personalidad contrahecha. Un triste guapetón de barrio. Amenaza y miente mucho. Inconcebible, corre la recta final. Espero que tropiece y se dé un morrazo en la meta.
El día 8 de noviembre salió electo Presidente de la nación. Su hinchada aplaude a rabiar. Muchos de los opuestos piensan que ahora cambiará. Yo me inclino a pensar que no. A los setenta años no se dan cambios de personalidad como si se encendiera un fósforo, no hay trucos ni milagros que valgan, ni a corto ni a largo plazo, se es el que se es y punto. Se me encoge el estómago. El ánimo se me desinfla. Siento miedo. ¡Qué noche de zozobras y penalidades nos espera, Dios mío! El sigue impertérrito anunciando amaneceres grandiosos saliendo de un país en quiebra total hacia otro con rostro de nuevo, prometiendo solución a todos los problemas, desterrar fuera de las fronteras a cuanto indeseable halle dentro, aplastar con fuerza a todos los enemigos, donde quiera que se escondan. Me llevo las manos a la cabeza, pero si este hombre es un ignorante en política, en gobierno, en interrelaciones con otros pueblos y sus culturas. ¡Qué va a ser esto! …
Comienzo a entender que la crisis de valores que hoy vive la sociedad aquí y en todas partes, en el planeta entero, es mucho más grave de lo que yo creía. Que la tecnología globalizada va abriendo abismos entre la clase adinerada, acaparadora de la riqueza de la tierra, y la clase trabajadora y la habitualmente marginada, la pobre y la abandonada en su miseria sobre todo. Que no hay quien pueda contener la rebelión contra los sistemas políticos enraizados, contra la burocracia y contra la corrupción que nace en su entraña y va cubriendo sus muros como una enredadera asesina. Que el hombre araña de la pesadilla es producto de esta crisis.
El 20 de enero juró, puesta la mano izquierda sobre dos biblias -¡qué burla atroz!- , su cargo. Los primeros pasos como gobernante los dio entremezclados con quejas de niño caprichoso porque corrían por todo el mundo fotos y cifras que demostraban que los últimos cinco presidentes le superaban en grado de aceptación por parte del pueblo y que el último concretamente le sobredobló el número de asistentes a su investidura. Con rabietas y pataleos dijo que eso era mentira y que los periodistas son la clase más deleznable de la humanidad.
El domingo pasado El País publicó la entrevista que su director le hiciera al Papa Francisco dos días antes, a la hora en que Donald Trump era proclamado Presidente de los Estados Unidos de América. A la pregunta de las alarmas que Trump despertaba respondió que “no le gusta anticiparse a los hechos, veremos lo que hace” y pidió prudencia. Más adelante afirmó “En tiempos de crisis los pueblos buscan un salvador que les devuelva la identidad y les defienda con muros y alambres”, recordando la Alemania convulsa de la postgierra de la Primera Mundial que se dejó embaucar por Adolf Hitler. Hablando de buenos y malos en la Curia Vaticana, más buenos que malos, se inventó la maravillosa “revolución de los santos” que ha mantenido a lo largo de la historia de la Iglesia encendida la antorcha del Evangelio. Refiriéndose a su propio entorno en el que unos le comprenden y otros no, dejó caer que “alguno por ahí no está de acuerdo, y tiene derecho, porque si yo me sintiera mal porque alguien no está de acuerdo habría en mí un germen de dictador”…
El que tenga oídos para oír, que oiga. Y el que tenga entendederas para entender, que entienda.

 —

Mi otro Blog

Documental – A LA MEDIANOCHE ‘Momentos con Javier Arzuaga

Libro – A LA MEDIANOCHE (Autor: Javier Arzuaga)

 

Temas

Sacando agua

Sobre el autor

Exsacerdote, excapellán de condenados a muerte, exmisionero por tierras de América. Vivo retirado con mi familia en Atlanta, EE. UU. El retiro viene a ser para mí algo así como un observatorio y un taller de montaje de palabras.


enero 2017
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
3031