La sanción que la IAAF ha interpuesto a Rusia afecta a todos sus atletas. A todos sin excepción. Con estas líneas no pretendo valorar si es o no justo el castigo. Que el atletismo ruso olía mal estaba claro. Pero también es cierto que esta sanción afectará por igual tanto a tramposos como a aquellos que han luchado por un atletismo limpio en su país, en Rusia, que seguro que también los hay.

Rusia se quedará fuera de las próximas grandes competiciones internacionales. Tal vez incluso fuera de los Juegos Olímpicos de Río. Una de las superpotencias atléticas a nivel mundial (aunque en los recientes Campeonatos del Mundo de Pekín se despidió con un pobre bagaje de cuatro medallas, señal de que algo pasaba; en 2013, por ejemplo, Rusia obtuvo 17 metales) no podrá enviar, salvo que la IAAF cambie su decisión, a ningún atleta al próximo Mundial Indoor, Europeo… Algo había que hacer. La IAAF tenía que actuar ante tal burla hacia el mundo del deporte, del atletismo. Pero también es verdad que de este modo serán muchos los atletas limpios que se queden sin poder competir. Porque en Rusia estoy convencido de que también los hay.

Precisamente respecto a este asunto se manifestaba la pertiguista Yelena Isinbayeva mediante una carta abierta. Esto es lo que la saltadora rusa, que tiene intención de regresar esta temporada a la competición, decía: “Durante toda mi carrera deportiva, yo he he realizado mi trabajo de forma honesta. Todas mis victorias han sido limpias y he cumplido con las reglas antidopaje. Sé que la situación del equipo nacional ruso es triste, pero pido que no sean todos los atletas tratados por igual, del mismo modo negativo. No es justo sancionar a todos. Aquellos que son culpables tendrán que pagar, pero los inocentes deberían tener la oportunidad de competir y representar a su país”. Ella puede ser una de las grandes damnificadas con la decisión (provisional) de la IAAF. ¿Pagan justos por pecadores en el atletismo ruso? ¿Debería la IAAF replantearse la decisión? Desde luego, será un tema al que tendrán que darle muchas vueltas, puesto que también está en juego la ilusión de muchos y muchas atletas que siempre han luchado por un deporte limpio. Está claro que con este castigo, todos, tramposos y limpios, se meten en el mismo saco.