Nostalgia. La RAE define esta palabra en su segunda acepción como “tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida”, o dicho de otra manera, añorar algo que tuviste y ya no tienes. Podría decir que echo de menos algo, algo que… viví con cierto retraso. Una historia que, a raíz de ver la final femenina de 60 metros del Campeonato de España Absoluto y las marcas realizadas en el mismo, me ha venido a la cabeza. La velocidad guipuzcoana tuvo grandes nombres, los tiene y parece seguro que en el futuro también los tendrá, al menos en mujeres.
Pero ahora voy al grano, a lo que os quiero contar. Me voy a centrar en uno de los casos de la velocidad guipuzcoana y para eso me tengo que remontar al año 2004. Por aquel entonces mi presente se llamaba ignorancia atlética. El atletismo solamente era un deporte que en el colegio se me daba un poquito mejor que a muchos otros. Lo mismo le debía pasar a Marian Garrantxo, a quien en el mismo cole que yo, curiosamente, no se le daba un poquito mejor, simplemente corría más que los niños más mayores que ella. Sí, ¡niños!
El 21 de febrero del año 2004 una joven de 14 años hizo historia en Valencia. Historia que a día de hoy aún sigue escrita, y me atrevo a decir que seguirá estándolo durante mucho tiempo. Marian Garrantxo quedó tercera de España Absoluta con una impresionante marca de 7´53, lo que supuso la mejor marca española cadete y juvenil de la historia y Récord de Guipúzcoa Absoluto (aún vigentes).
No pude vivir ese maravilloso presente en primera persona. De hecho, debo reconocer que no tengo ningún recuerdo de aquel momento. Lo único que tengo son artículos que desde que le conozco he ido encontrando por Internet, recortes de periódicos que avalan el “boom” que supuso que una niñita de 14 años volara de aquella manera. Artículos de poco antes del récord y de poco después, pero todos de 2004. Creo que ha llegado el momento de compartirlos:
Conocí a Marian años más tarde de ese 2004, cuando no todo le sonreía en la vida. Tuve el placer de entrenar con ella durante varios años. Y creedme, me duele no haber vivido junto a ella, junto a los que le querían, los mejores momentos atléticos de su vida. Sin embargo, las personas te demuestras quiénes son, cómo son verdaderamente, cuando no atraviesan sus mejores momentos. Marian lo hizo, y gracias a ella hoy hablo de atletismo, disfruto con este deporte… ¡Esos son los valores que me enseñó! Marian sigue entrenando. Estudió magisterio y psicopedagogía y está trabajando. 2004 fue un año en el que el talento se impuso a los entrenamientos.
Ayer, cuando veía ganar el 60 femenino del Campeonato de España con 7´52 a una chica de 23 años, alucinaba aún más con cómo una chiquilla de 14 años pudo hacer 7´53. Me da pena no haber estado en Valencia aquel día, aquel 21 de febrero del año 2004, pero si hubiera estado allí, quizás hubiera aprendido que la vida siempre es genial, y todos sabemos que no es así. Me quedó con todo lo que he aprendido de ella más adelante. Este es mi particular homenaje a esta maravillosa atleta y persona que me enseño a volar.