Hasta aquí una de las aventuras más especiales que he vivido. Como he repetido en varias ocasiones, me despido con el corazón lleno de vida por todo el amor incondicional recibido. Con un montón de momentos, personas y vivencias que a partir de ahora serán mis compañeras de viaje en la mayor de las aventuras, que es la vida.

Tengo que decir, que uno de mis mayores pudores era el dormir en casas desconocidas. Finalmente, me encontré luchando día a día para tener el privilegio de poder estar una noche más. Conocer una familia más. Aprender de una familia más. Ese es el verdadero premio con el que nos brinda Pekín Express, y yo puedo decir que he disfrutado hasta el último día.

Como en cualquier partido, se dan los goles a destiempo, mal pitados fuera de juego, penaltis, tarjetas rojas, dobles tarjetas injustas… Pero también cuentan. Lo que hay que entender es que estas injusticias entran dentro de la justicia.

Por lo tanto, yo decido quedarme con las cosas buenas y bonitas. Las infinitas lecciones de vida, la generosidad recibida, el reconocimiento de todos mis compañeros… Las cosas que me emocionan y me motivan a ser mejor cada día.

Por último, agradecer a mi compañero por haberme dado esta oportunidad. El me eligió a mi como compañera de viaje, y juntos hemos llegado hasta el final, como lo que somos, un equipo. Ahora toca buscar nuevos objetivos, nuevas vivencias para seguir creciendo. He perdido este ultimo partido, pero he ganado en vida.

Ya lista para jugar muchos más partidos, muchas más ligas, y competir en todas ellas como si fuera la primera. Con respeto e ilusión.

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