La Reina, doña Letizia y la infanta Elena, junto a los pequeños de la Familia Real.

Aquí lo tienen. Es el posado de la Familia Real de este verano. No esperen otro, porque no lo habrá. Quizás en los próximos días nos encontremos con el de los Príncipes de Asturias y sus hijas las infantas Leonor y Sofía. Pero esto que ven es todo lo que hay. Doña Sofía, doña Letizia, doña Elena y los pequeños de la casa. La Reina, por fin, no tiene que recurrir a un bolso seregrafiado para ver reunidos a sus ocho nietos. Aquí están todos. Los dos hijos del extinto matrimonio que formaban los duques de Lugo, los cuatro de la unión (entre interrogantes) de los duques de Palma y las niñas que ocupan el segundo y tercer puesto en la línea de sucesión al trono y ante las que, llegado el día, tendrán que rendir pleitesía sus tías las infantas Elena y Cristina y descendencia. Son asuntos de palacio, de protocolo, que aún no entienden (o, mejor dicho, de los que pueden desentenderse) los que no han cumplido la mayoría de edad. Pero esa es otra historia. Lejos quedan, demasiado, aquellas imágenes en las escalitanas de Marivent, con todos mirando al objetivo, todos sonrientes. Y cuando digo todos, digo todos. Y entonces nos hacían ver que eran una familia unida y feliz. Primero vino la separación de la infanta Elena, después los problemas de Iñaki Urdangarin con la Justicia, más tarde el tropezón del Rey en Botsuana… Y nada volvió a ser como era. De aquello queda esto. Que no es poco.