Entusiasmada. Así me siento mientras devoro las entrevistas de Iñaki Gabilondo en mi pequeña pantalla. Podría pasarme el día entero escuchando, admirando, aprendiendo. Descubrí el programa la semana pasada, cuando salió en los medios por una jugosa entrevista a Iker Casillas. ¿Cómo? ¿Que Gabilondo tiene un programa de entrevistas en Canal +? ¿Y puedo verlo desde EEUU? Es lo que tiene vivir en otro país, que aunque lo intentes, cosas que antes serían imprescindibles para ti se pierden entre tanto ruido. Enseguida me puse a buscar el programa. No he visto la entrevista a Casillas, pero sí he recuperado muchas de las antiguas.
Qué gran experiencia tiene que ser que Iñaki quiera charlar un rato contigo en esa mesa y con ese fondo negro, íntimo, pero que nada tiene que ver con aquella luna de Pedro Ruiz y sus preguntas pomposas y vacías. Como periodista no me atrevería ni a pretender ponerme a su altura. Ya lo dice uno de sus invitados, Jordi Évole: “Yo de pequeño quería ser Iñaki Gabilondo”. (He de admitir que yo de chavala quería ser la sustituta de Gemma Nierga cuando se cogiese la baja de maternidad). Me gusta escuchar –sé que soy una buena “escuchadora”-, pero esa forma que tiene Iñaki de quedarse con los aspectos mínimos dentro del discurso y continuar ahondando en ellos, esa manera de asombrar a sus entrevistados, es admirable. Uno puede ver en las caras de los invitados lo mucho que se sorprenden de los derroteros por los que discurre su conversación y de su naturalidad para desnudarse ante ese hombre de ojos tiernos.
Así que mi ilusión no sería ya ser como Iñaki, sino ser entrevistada por Iñaki. Lo sé, no pido nada. En tiempos como los que vivimos, poder asomarnos a esta ventana y ver la calidad humana, artística, política, social, de algunos de nuestros más ilustres paisanos y personalidades internacionales nos da un poco de tregua, nos permite respirar por un rato y tener ilusión. Programas como estos son una inspiración, y deberían formar parte de la oferta de nuestras cadenas públicas. Paradójicamente, nunca podrían formar parte de ellas.
Una recomendación: la entrevista a Antonio López –uno de los hombres de mi vida- es un tesoro brillante que he encontrado en medio de toda la oscuridad que nos rodea.