Drazen comenzó el partido metiéndolo absolutamente todo. Como siempre. Lo hacía hasta parecer sencillo. Sumaba puntos a golpe de talento. Veinte, treinta… nadie era capaz de pararle. Esa sensación de superioridad, como si el tiempo transcurriera más despacio para él, llevaba años sintiéndola. Primero, con el equipo de su Sibenik natal, al que llevó a dos […]