“Sé bien de qué huyo, pero ignoro lo que busco”. Michel de Montagne (escritor francés del siglo XVI).

Esta cita siempre me recuerda al GBC. Algo está muy claro, queremos escapar del descenso como de la peste, en cambio no tenemos tan claro a dónde vamos. Para resolver dudas existencialistas aplicadas al baloncesto me encantaría que Pablo Laso o Gorka Ramoneda, como cabezas visibles del club y del proyecto, salieran a decir cuál es el objetivo de este equipo. No es fácil decidir hacia donde tendríamos que mirar, si hacia el frente o bajar la mirada hacia el pozo.

Opino que coquetear con el descenso, pasar serios apuros sería una tremenda decepción. Supondría estancarse, dejar de crecer. Eso es lo último que queremos. El fracaso absoluto sería descender, incluso la antesala de ello. Dentro del vagón de los humildes, el GBC tiene que ocupar un puesto de privilegio, debemos respirar de manera holgada, no asustarnos ni tensarnos con un inicio de temporada algo comprometido pero ser ambiciosos.

Ahora bien, si los periodistas acertaramos pronosticando estaríamos ‘forrados’ gracias a las apuestas y me temo que no es así. Yo tampoco tengo una bola de cristal y no se puede ver entrenar al equipo; pero sí sé lo que me gustaría dentro de una coherencia. Es decir, a todos nos gustaría ver al equipo en las primeras plazas, pero eso este año parece reservado para Barça, Madrid y Baskonia. Pero olvidando una lucha que no es la nuestra, sí podemos hablar de dónde debería, o mejor, debería de estar nuestro equipo.

Si las mieles de la gloria quedan para otros, los fuegos del infierno (esperemos) que también. El Xacobeo tiene un peaje que pagar, al igual que otros, la estadística condena a uno de los recién ascendidos y si nos paramos a pensar, hay más equipos que meter debajo. Por tanto, la lógica invita a ubicarnos en la zona templada. Y una vez más, la pregunta: mirar para arriba o para abajo.

El dinero dice lo siguiente: somos el presupuesto deportivo número once. Pero el deporte no es dinero ni matemáticas. Influyen otros muchos factores; por ejemplo, la cantera de la Penya no tiene precio, Manresa no tenía un duro y casi se mete en play-off, el Cajasol se gastó una pasta y lo pasó muy mal… En la pasada LEB Oro el equipo de menor presupuesto, el Vic de Xavi García (un viejo amigo del GBC) terminó en el puesto 12; pero en ACB ese mismo lugar fue para un Bruesa cuyo presupuesto lo colocaba más arriba.

Tras las anteriores temporadas donde la ilusión vendida por parte del club fue desmedida y se pagó con decepción de gran parte de la afición, la experiencia ha dejado un compás de espera donde por una vez la prudencia se ha impuesto y la ilusión existe, pero de manera controlada.

En Solobasket, la segunda web especializada más prestigiosa del Estado tras acb.com, Carlos Belio otorga un generoso 7 sobre 10 a la confección de la plantilla del GBC. Carlos destaca la explosividad de los exteriores y la polivalencia del juego interior; pero echa de menos un cinco poderoso y un base director. No puedo estar más de acuerdo. Veremos cómo sale la apuesta.

Pero, repito, me gustaría que Laso nos hablara de intenciones, de objetivos, de metas. Ya no vale con eludir el descenso. Yo le pido algo más a este equipo. El objetivo debe ser siempre ganar el próximo partido, pensar primero en eso, pero sin olvidarnos de plazos mayores.

Es evidente que el hábitat del Lagun Aro GBC será la zona templada y su actuación, su juego, su carácter, su determinación dictarán si su acomodo estará un escalón por encima o por debajo del 12º puesto de la pasada temporada. Queremos crecer, en todos los sentidos, queremos ser ambiciosos y ante la disyuntiva sobre si mirar al frente o hacia el pozo, si hacia arriba o hacia abajo, todos y cada uno de los aficionados de Gipuzkoa Basket lo tenemos claro.

Ahora bien, el GBC sabe de qué huye pero, ¿sabe lo que busca o lo ignora?

Queremos sentirnos orgullosos de nuestro equipo. Queremos divertirnos.

“Para ser un gran campeón, tienes que creer que eres el mejor. Si no lo eres, lucha como si lo fueras”. Mohamed Ali.