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Puerta atrás

Luces de Navidad

En el centro de la cuidad no estarán puestas, pero en el Donostia Arena 2016 ayer brillaron en todo su esplendor. Y el encargado de instalar el alumbrado fue el Lagun Aro GBC, una de las mejores versiones del mismo que hemos visto hasta la fecha. El partido aplazado fue uno de esos por los que merece la pena pagar la entrada, fue divertido, intenso, igualado, emocionante y, además, ganó el Gipuzkoa Basket. Un GBC muy distinto al que vimos el pasado domingo, las luces que en esta ocasión resplandecían no debían de estar instaladas el otro día frente al Valladolid, porque jugando así ese equipo no puede ganarnos de ninguna manera. Pero ese partido ya pasó, lo que nos ocupa ahora mismo es el derbi.


Se habla mucho de que Txus Vidorreta es uno de los mejores entrenadores de la ACB (que lo es) y de que los bases del Bilbao son mejores que los del GBC. Pues bien, para empezar, Laso le ganó la partida a su rival en los banquillos tanto en el planteamiento del partido como en la toma de decisiones durante el mismo. El técnico gasteiztarra no hizo más que acertar una y otra vez, en ataque, en defensa, con los cambios… No puedo más que descubrirme ante su gestión, especialmente en los minutos decisivos, donde encontró las ventajas que a la postre dieron la victoria.


Y con los bases pasa algo parecido. Éste Sergio Sánchez es el que necesita el GBC, comprometido y sacrificado en defensa (aunque aún puede hacerlo mejor), además de mostrar personalidad y valentía en ataque. Los tiros que falló vienen de buenas decisiones, que es precisamente lo que se espera de él, que asuma responsabilidades y que además acierte. Y Rai López, aunque los números digan lo contrario (-2 de valoración), todo lo que aportó fue en beneficio del equipo. Me gustó mucho cómo incomodó la dirección rival y el ritmo que impuso. Muy bien ambos.


Tengo que reconocerlo, el primer cuarto de este partido ha sido de los momentos en los que más me he divertido de la temporada, la defensa de todo el partido de las más serias y efectivas que le he visto ha este equipo y la gestión de los minutos decisivos de las más inteligentes en el GBC desde que juega en la ACB. El partido se decidió en los cuatro últimos minutos y ahí, el Lagun Aro no se precipitó, ni fue presa de los nervios cuando la triple bé empató e incluso se puso por delante y lo que es más importante, supo qué hacer en ataque y en defensa para decantar la balanza de su lado.


Y si el equipo tiene una nota muy alta, lo del público fue de sobresaliente. Los más de 7.000 aficionados que acudieron a apoyar al GBC se hicieron notar, sujetaron al equipo en los peores momentos y le llevaron en volandas cuando llegaron los aciertos (que fue casi siempre). Mención especial para la peña Andy Handia, un verdadero gusto verles animar, siempre inmunes al desaliento (¿sería por las mascarillas que portaban?).


Lo que menos me gustó y eso que por norma no acostumbro a hablar de ellos, fueron los árbitros. Creo que no estuvieron a la altura de un partido muy exigente para ellos, estuvieron mal para los dos e interfirieron en el desarrollo del partido negativamente, una pena la verdad, pero así lo creo. Me llamó la antención que una de las premisas básicas de la defensa del GBC, la presión y el agobio sobre el base rival (que en esta ocasión se cumplió) no pudo ser tan efectiva como merecía debido a la utilización ilegal de los brazos por parte del atacante, sacándole de encima y logrando una ventaja injusta en forma de espacio ante la connivencia arbitral, que no señaló ni una sola vez falta de ataque, y ante el estupor del público, que una y otra vez reclamó esta acción a los colegiados.


El sheriff de la ciudad impone su ley


Ya de antemano sabíamos que la batalla entre dos de los mejores treses de la ACB (los mejores con Mickeal) iba a marcar buena parte del devenir de este encuentro. Niguno de los dos defraudó, tanto Panko como Mumbrú destacaron como los líderes de su equipo, sumando mucho y demostrando que en defensa flaquean más que en ataque. Pero cuando el duelo estaba en todo lo alto, con ambos jugadores alcanzando la veintena de puntos y la media docena de rebotes, llegó el momento clave del partido.


Sendos fallos desde más allá del 6,25 dejaban la línea de tiros libres como juez final del duelo y mientras Mumbrú se dejaba dos tiros vitales, Panko acertaba y certificaba un 9/9 en tiros libres. Sus 29 puntos de valoración rubricaron que la ley del sheriff de la ciudad seguía vigente y el de Pannsylvania se convertía en una de las razones principales de la victoria local.


Una victoria que aunque ajustada en el resultado (84-78) no lo fue tanto en el global del juego (107-72 en valoración). El GBC fue mejor, no perdió ninguno de los cuatro cuartos y logró que el partido se jugara por los derroteros que más le interesaban. Los rebotes favorecieron a los donostiarras, que aunque volvieron a errar en los triples (6/26, 23%), lo compensaron y con creces en los tiros de dos (22/27 para un impresionante 81%) exactamente lo mismo que hizo desde los tiros libres. Es remarcable que de los 28 rebotes que se produjeron en el aro bilbaíno, el GBC logró llevarse 9, un porcentaje verdaderamente alto.


Destacar a Panko y no hacer lo propio con Doblas y Miralles serían injusto, ambos pivots están logrando dotar de una solidez a la pintura del GBC en ambos lados de la cancha que se agradece mucho, pero además, David estuvo excelso en las últimas posesiones, con puntos, rebotes y defensa que dispararon a su equipo.


Una abismal diferencia


Por supuesto, toca hablar de los dos jugadores a los que más critiqué en el último partido. Mi opinión sigue siendo la misma, Ignerski y Barbour pueden acertar o fallar, pero las ganas deben ser algo inherente a su actuación, cuando llega la actitud llega el aporte y para muestra un botón: Parece que las prestaciones de Michal (¿porqué le llama Michael el speaker?) Ignerski son abismalmente superiores a las del domingo pero… ante Valladolid firmó 1/6 triples y 5 rebotes, mientras en el derbi 2/6 triples y 5 rebotes. Ah, pero qué inmesa diferencia en su actitud, en sus ganas, en su manera de ofrecerse, de intentarlo una y otra vez, de convertirse en un jugador referencia para el equipo. Y así su influjo en el partido abarcó muchos otros aspectos del juego. Éste debe ser el camino, las meta o no, pero siempre con esta predisposición.


Con Barbour, aunque no estuvo tan acertado, sobre todo por los 6 balones perdidos, pasa lo mismo. Debe corregir despistes en defensa -si Paco Vázquez viene de hacer 5/5 el martes, no puedes dejarle meter otros cinco seguidos, porque los tiradores responden a la ley de recencia y no estuvo adecuadamente vigilado-, pero ese tapón que puso casi en el techo fue tan importante que practicamente selló la victoria.


Tanto el estadounidense como el polaco son piezas decisivas para que funcione la maquinaria, no pueden quedarse paradas o funcionar a menor velocidad, el equipo lo paga. En esta ocasión brillaron pero hay que trabajar para que su luz no sea intermitente.


Ya estamos a la par del resto de la ACB y nuestro puesto es el séptimo. La sensación que tengo no es en absoluto de estar logrando un resultado por encima de nuestras posibilidades o de ir al límite; más bien al contrario, el equipo tiene margen de mejora y progresión y su juego demuestra una solidez que invita a pensar en cualquier cosa menos en la casualidad. Pero antes de hablar de situación y objetivos dejemos que acabe esta semana y entonces enunciaremos teorías y opciones reales y palpables. De momento el GBC ha puesto las luces de Navidad, si gana el domingo igual nos planteamos pedirle algún regalo de reyes.


Pero ahora lo que prodece es dar la enhorabuena a Laso y su equipo por el trabajo bien hecho y darles las gracias por el divertido baloncesto que nos ofrecieron en el derbi. Lo de ayer fue algo grande. Un gusto haberlo visto y sentido en directo. Ahora hay que rematar el domingo ante el Xacobeo.

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