>

Blogs

BAdmin_dvasco

Puerta atrás

El peor

Efectivamente, el peor. El peor partido de la temporada y también el peor momento. El bache comienza a ser acusado y la cuarta derrota consecutiva coincide con el juego más ramplón y plano del equipo en esta campaña. No vale de nada mirar para otro lado, el GBC atraviesa su primer momento realmente complicado del año, en el que aún no sabía no que era perder más de dos partidos seguidos y ahora, de repente, llegan cuatro derrotas del tirón, cinco en los últimos seis  compromisos y ahora espera la visita del Real Madrid. Digo que no vale mirar para otro lado porque ante situaciones como ésta es decisivo gestionar la ansiedad y recobrar cuanto antes la confianza. Una confianza que en Manresa brilló por su ausencia y provocó que el Lagun Aro fuera incapaz de encontrarse a sí mismo, ofreciendo una aspecto irreconocible, siendo incapaz de llegar a los 20 puntos en ningún cuarto.


Fue un partido calamitoso para nuestros intereses. Demostramos ser todo lo que no queremos ser y estuvimos en manos de un rival que demostró infinita mayor conjunción y espíritu colectivo. Lo que en el Manresa era un conocimiento claro por parte de cada jugador de su rol y función en el equipo, en el GBC era una deriva constante que privó al equipo de Laso de encontrar ventajas y soluciones frente a las alternativas defensivas de su oponente. Si esta imagen refleja la realidad del equipo hay graves problemas que resolver. Si por contra no es así y el pobre despliegue traducido en una pésima sensación de inconsistencia se debe a la pérdida de confianza originada por más de un mes sin ganar, Laso tiene trabajo que hacer. En cualquiera de los casos lo tiene.


Hay que encarar esta situación y buscar soluciones. Ése es el trabajo del entrenador en este momento. Lejos están los mejores días del GBC, a años luz de lo mostrado en Manresa. Los porcentajes de tiro, un 36% en el de dos y un 19% en el de tres, unidos a la pérdida del rebote y sumados a la habitual sangría de pérdidas (16 por 17 del Manresa, pero eso no excusa para un problema endémico en nuestras filas) son la traducción en números de un endeble conjunto que comienza a no funcionar.


Si nos damos cuenta a tiempo, quizá el equipo no acabe de estancarse. La enorme igualdad de la liga esconde dinámicas, equipos que crecen -como Valladolid o Estudiantes- y otros que van de más a menos, como nos sucede a nosotros. Hay que reaccionar cuanto antes porque son los detalles los que marcan la diferencia y si lo que ahora es una brecha se convierte en una herida profunda quizá cueste mucho cerrarla.


Ahora, cuando parece que las cosas comienzan a torcerse, es cuando creo firmemente que Pablo Laso merece un voto de confianza absoluto para invertir una situación que comienza a ponerse delicada. No hay que olvidar que él ha conseguido que el equipo funcione, incluso que lo haga brillando -parece mentira viendo los dos últimos partidos que hace apenas un mes se sometiera con solvencia a un Estudiantes que está en la situación inversa-.


Laso debe volver a inculcar en sus hombres la filosofía que llevó al éxito hace no tanto. Metiendo 57 puntos no vamos a ganar a nadie. Sin carácter, sin identidad, es muy difícil prosperar. Y el equipo ha perdido ambos las últimas semanas. No puede ser que Panko robe el balón y sea el primero en llegar al contraataque. No puede ser que las zonas se nos atraganten de esa manera. Pero lo más importante, ya lo recalcábamos en la previa, no se puede dejar escapar el partido en los primeros compases tan alegremente.


Dentro de lo malo, hubo cosas que llamaron la atención. Doblas y Miralles compartiendo minutos, pero haciéndolo de manera descoordinada, no sé si es algo puntual o perdurará; si es lo segundo, hay mucho que pulir. Detrick afianzándose en la rotación. Barbour volviendo a borrarse, Ignerski desafortunado; ya sabemos que si estos dos nos fallan tenemos todas las de perder. Panko desesperado, sabiéndose más metido en el partido y abandonado a su suerte. Dirección, extraña por las circunstancias, pero aun así errática y claramente superada por la del rival, hay que empezar a afianzar papeles, a dejar las cosas claras con los que llevan el timón porque el equipo entero se ve afectado por las dudas. Y si la preponderancia de Andy Panko había logrado ocultar que la rotación exterior es corta, la marcha de San Epifanio -crónica de un error anunciado- pone de relieve la falta de alternativas, de un plan B, cuando las cosas no salen como nos gustaría.


En definitiva, una palabra que unir a confianza es equilibrio. Hace falta una reacción, algo, un signo claro por parte del equipo antes de que esto que ahora todavía no es grave ni ninguna situación en la que salten todas las alarmas, se convierta de verdad en un problema serio. Porque el equipo está ahora mismo en esa calma que pregona la tormenta y vienen dos partidos complicados en casa ante dos rivales duros de roer, Real Madrid y Cajasol, de los cuales, si no sacamos nada positivo podemos ir a Málaga lloviendo a cántaros y con el barco haciendo agua. No es plato de buen gusto para mí decir que hay vías abiertas antes de comenzar a achicar el agua, pero creo que es así y si logramos tapar esos agujeros, cuando empiece a llover igual no se nos inunda la nave.


Es curioso que hace dos días estabamos con la ilusión de la Copa y ahora, en un momento, de repente, pintan bastos. Y es que la ACB es así, te despistas un momento y lo pagas caro. Aún estamos a tiempo, aún los rayos están a lo lejos, pero se acercan y su llegada puede ser inminente.


Precisamente por eso, es en este instante cuando más hay que apoyar al equipo, cuando hay que ayudarle a recuperar la confianza. Repito que el GBC ya ha demostrado que puede jugar bien, tiene que recordarlo, recuperar las buenas sensaciones que ahora le faltan. Se me puede tachar de agorero, pero prefiero ponerme en lo peor ahora, que si -ojalá que no- perdemos los tres siguientes y entonces sí que hablamos de crisis pura y dura. La ACB no perdona a nadie, por eso, hay que creer en el equipo, apoyarlo, apoyarlo con fuerza en los próximos compromisos en casa y ayudarle animando sin fisuras. También hay que tener confianza en que equipo y entrenador pueden revertir la situación. Pero no hay que mirar para otro lado, sería contraproducente. Se está jugando mal, en las últimas jornadas muy mal y hay que corregir los problemas cuanto antes.


Es el momento de cerrar filas y reaccionar con personalidad. Porque tras el peor partido, afrontamos el peor momento y si no se reacciona puede ser mucho peor. Es ahora, cuando las cosas se ponen difíciles, cuando un equipo demuestra de qué pasta está hecho. Hay que levantarse.

Temas


enero 2010
MTWTFSS
    123
45678910
11121314151617
18192021222324
25262728293031