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Puerta atrás

Las dos caras del GBC (I)

Desde que el GBC comenzó a meterse en problemas, ya sean de resultados o de juego, que al fin y al cabo van de la mano, casi siempre nos hemos basado en sensaciones y opiniones subjetivas para encarar la realidad. Ahora, partiendo de este artículo, trataré de explicar con datos objetivos esa misma realidad. Para comenzar, he escogido una mirada sobre las dos caras del GBC; un vistazo que ayuda a reflejar de manera fiel el evidente declive que nos ha llevado desde los puestos de playoff hasta la antesala del descenso. He escogido el partido frente al Fuenlabrada a modo de división, ya que me parece una cita significativa de inicio de la mala racha (a pesar de sumar dos derrotas anteriormente, DKV y Baskonia) y, sobre todo, del bajón anímico.


PARTIDOS: Victorias y derrotas


He delimitado dos grupos de encuentros. En el primero, los 16 partidos iniciales de la temporada, en los que el equipo transmitía sensaciones más que positivas y en el segundo, los ocho siguientes, es decir, desde la visita a Fuenlabrada hasta el último partido frente al Alicante. Comenzamos fijándonos en los resultados para, en primer lugar, identificar la enfermedad y despues, poco a poco, desgranar los síntomas.


En los 16 primeros partidos logramos 7 victorias y 9 derrotas (44% de triunfos). El balance en casa fue de 4-4 y el de fuera de 3-5. La mayor pega de esta fase, en general muy buena, está en el balance como locales, un 50% que podría haber sido mayor si no se dejan escapar las citas ante Valladolid y Xacobeo. A cambio, el despliegue lejos del Donostia Arena fue más que destacado, visitando a cuatro de los cinco primeros clasificados actualmente (Barça, Madrid, Valencia y Cajasol) y logrando 3 victorias en ocho partidos. Nuestro balance entonces nos permitía estar en puestos de playoff y las sensaciones invitaban incluso a soñar con algo más.


Todo lo contrario sucede en los ocho siguentes partidos, con un récord de 2 triunfos y 6 derrotas (25% de victorias). En este caso, el balance en casa de 2-2 (idéntico 50%) y fuera de 0-4, nada que ver con lo que venía mostrando el equipo. A esto hay que añadir que los dos triunfos se logran ante equipos que no conocen lo que es ganar lejos de su cancha, así que el equipo cumple con el -insuficiente- servicio mínimo y como resultado cae del 8º al 15º puesto.


Desde la derrota en Fuenlabrada, tarde o temprano, todo el entorno entra en estado de preocupación. Se alerta de la cuesta abajo del equipo y finalmente se disparan las alarmas. Las sensaciones cambiaron por completo, pero veámos si los números refrendan las opiniones subjetivas:


PUNTOS Y POSESIONES


Uno de los síntomas más acusados que alertan del bajón del GBC es el número de puntos. En los 16 primeros partidos el GBC anotaba 78,4 puntos por partido, pasando de 80 en ocho de ellos (seis de las siete victorias llegan metiendo más de 80 puntos) y bajando de 70 en tres -perdiéndolos todos, ante Madrid (67 pts. del GBC), Barça (54) y Xacobeo (65)-. En esa etapa de la temporada, el GBC dominaba el partido, jugaba a lo que quería, obligaba a sus rivales a jugar a su ritmo y aunque encajaba 79,8 puntos, su número medio de posesiones era superior al de sus rivales (75,5 para el Lagun Aro por 74,3 de sus oponentes).


El equipo se sentía cómodo y con confianza plena en lo que hacía. A pesar de que en todos los partidos encajó 70 o más puntos salvo en uno (que perdió, ante Xacobeo), su porcentaje de victorias era alto, su juego convencía y el estilo funcionaba, en 11 de los 16 partidos los de Laso disfrutaron de más posesiones que su rival, frente a Alicante dispuso de las mismas (84, el partido que más) y sólo en 4 tuvo menos.


Sin embargo, en los últimos ocho partidos sólo ha dispuesto de más posesiones que su oponente en 4 de ellos. Pero esto no es lo peor. El GBC, que antes anotaba 78,4 puntos por encuentro, baja hasta una media de 67,2; mientras que encaja 77,6 por los 79,8 de antes. El diferencial cambia de un aceptable -1,4 que significaba un balance de 7-9, al -10,4 para un 2-6 que nos ha llevado al pozo.


La estadística de posesiones tampoco invita al optimismo: Pasamos de un 75,5 a 71,8 propio , mientras que los rivales pasan de 74,3 a un 73,7. Dejamos de tener más posesiones. Mala señal, indicio de que ya no sea juega a lo que el Lagun Aro quiere.


Se ha hablado mucho de la mala defensa y en cambio, los números dicen que se encajan dos puntos menos por partido. Pero, paradójicamente, lo que la mala defensa ha provacado (unida a la perdida del dominio del rebote) es que el GBC ataque peor, que pierda el control del juego, del ritmo (y por ende la que era su identidad), deje de correr, de conseguir canastas fáciles y anote 10 puntos menos por encuentro.


Pero hablemos del ataque con cifras en la mano.


LOS TIROS DE CAMPO: De dos y triples


Que el Lagun Aro está atacando peor es un hecho. Tiene menos posesiones, por lo que tira menos y, además, ha bajado todos sus porcentajes. Como resultado, mete muchos menos puntos.


En los 16 encuentros iniciales, el GBC lanzaba 55 tiros de campo, anotando en 26 de ellos (47%); logrando en 7 partidos un porcentaje del 50% o superior y sólo baja del 40% en un partido. Por contra, en los 8 siguientes, tira a canasta menos y peor: Intenta 51,5 tiros de campo y encesta 20, seis menos que antes, con un 39% de media.


Desglosando los lanzamientos en tiros de dos y de tres, observamos que un meritorio 56% desde dentro del arco, con 33,5 tiros y 18,8 aciertos desemboca en un 48%, intentando 29,3 y acertando en 14 de ellos.


Con los triples sucede que se tiran más pero se meten menos: Pasamos de intentar 21,5 y meter 7 (33%) a lanzar 22,1 por partido para anotar 6 (27%).


Tiros libres


Como contrapartida, metemos dos tiros libres más por partido, aunque con peor porcentaje. Pasamos del 78% (24,5 intentados y 19 convertidos) al 76% (27,6 intentos para 21 aciertos).


Otro dato relacionado con los tiros libres revela el atasco de nuestro juego. Siempre hemos sido un equipo que recibe muchas faltas, pero ha llegado el punto en el que en los últimos ocho partidos hemos anotado más tiros libres que tiros de campo: 168 t.l. por 161 t.c. (21 t.l. de media anotados por 20 t.c.), mientras que en los 16 anteriores anotamos 306 t.l. (19 de media) por 447 t.c. (26 de promedio). ¿Qué sucede? Los equipos saben que somos peligrosos corriendo y nos hacen faltas, nos obligan a jugar estático, nos convertimos en previsibles y nuestros porcentajes en juego bajan de manera ostensible.


Y las razones para no correr, para meter menos puntos y para tener menos posesiones parten de una premisa fundamental:


EL REBOTE


Una de las razones básicas, fundamentales, del éxito del estilo del GBC en la primera vuelta fue el dominio del rebote. Pero el equipo ha dejado escapar una de sus principales virtudes y con ella, se ha marchado por el sumidero algún que otro punto fuerte.


Cuando el GBC mejor jugaba, mandaba en el rebote y lo hacía con solvencia. En esos 16 partidos a los que vengo refieriéndome, los de Laso capturaban 33 rebotes por partido por 30 de su rival. Pero además, controlaba su aro, con 24 capturas por 9 rebotes ofensivos del rival, dejando escapar el 27% de los rechaces en nuestra propia canasta.


En las últimas 8 citas, el GBC ha atrapado un rebote más, 34 por partido, pero sus rivales capturan 34,6 lo que supone casi 5 rebotes más. Y lo que es peor, en nuestro aro se llevan hasta 11,5 rebotes, lo que supone un 32% ofensivos. Sólo en 3 ocasiones de 16 permitimos más de 35% en nuestro aro (sinónimo de derrota), ahora, en ocho partidos, han alcanzado o superado ese porcentaje en 4 ocasiones. Estamos perdiendo la batalla por el rebote, que para el estilo de juego de este GBC es vital.


LAS PÉRDIDAS


Por último, el que quizá fuera el mayor defecto en los partidos iniciales, que no se ha logrado corregir y eso que el equipo dispone de unas cuatro posesiones menos por partido. Antes se perdían 16,7 balones en 75,5 posesiones. Bien, ahora el número de pérdidas ha bajado a 15,7 pero en 71,8 posesiones de media. No es un dato halagüeño.


En conclusión, aquí están las dos caras del este GBC. La inicial, más lustrosa, y la actual, que se ha oscurecido. Ambas explican porqué dejamos de pelear por los puestos de playoff para luchar por la permanencia. Hay que recuperar el reverso más brillante cuanto antes y Santiago es una buena ocasión para ello. Nos hace mucha falta.

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