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Puerta atrás

Doce hombres sin piedad

Se dice que querer es poder. Yo añadiría que creer es poder. Y hoy en día el mayor problema que tiene el Lagun Aro GBC es una cuestión de fe. O de su falta de fe. La mayor lacra de este equipo es ahora mismo moral. No se lo cree. No se ve capaz. Y pierde. Y lo peor es que demuestra que tiene argumentos para prosperar, pero no acaba de hacerlo; en cambio, el equipo firma su peor arranque en su corta historia dentro de la Liga ACB y nos encontramos con doce hombres -once de corto y otro de traje- sin ningún tipo de piedad con nuestras ilusiones. En Madrid fueron capaces de firmar una primera parte de matrícula en la que la defensa sometía a Estudiantes y el ataque convencía, con momentos en lo que incluso llevaba a enamorar. Recuerdo una circulación de balón deliciosa a dos minutos y medio de acabar el primer cuarto en la que la bola llega a la esquina derecha, viaja por todo el perímetro siendo una amenaza en las manos de cada jugador que la toca y acaba llegando a la pintura donde David Doblas saca un dos más uno que me hace pensar que el equipo por fin está siendo él mismo o lo que pretende ser.


Pero sólo lo fue durante 25 minutos de partido; en los restantes desapareció, se desdibujo y volvió a hincar la rodilla, siendo nuevamente más víctima de sí mismo y sus problemas de fe que de un Estudiantes justito y apremiado por una afición que lo llevó en volandas. Jugamos probablemente los mejores minutos de baloncesto de la temporada, pero no fueron suficientes y seguimos sin conocer otro sabor más que el amargo de la derrota.


Aunque este revés es al fin y al cabo otra piedra de un camino terrible que le lleva al GBC a sumar 58 derrotas en los 69 partidos que ha jugado en la carretera. 69 partidos y solamente 11 victorias lejos del Donostia Arena en las cuatro temporadas completas que llevamos en ACB más este inicio; un balance pírrico y desolador que habla a las claras de nuestro lugar en la ACB por el momento y que es nuestra asignatura pendiente perpetua. Si en las canchas ACB hicieran como en Fenway Park cada vez que los Red Sox van a ganar el partido y cantaran Sweet Caroline, nuestro equipo estaría harto de escuchar la canción de Neil Diamond.


Ahora centrémonos en este partido en particular. Para empezar, fue sin duda un duelo de contrastes para los nuestros. El primero y más evidente el que surge de la sólida imagen del equipo hasta llega a ponerse 21 puntos arriba (25-46) y el garabato en el que se convierte desde entonces para encajar un parcial de 37-12 y acabar entregando la cuchara. Pero yendo al análisis personalizado, tenemos buenas y malas noticias. La mejor quizá es la aparición de Andy Betts. El pívot británico dejó muestras de lo que puede aportar al equipo con minutos más que interesantes en los que ayudó en el equilibrio del juego y sumó mucho en lo que a defensa y rebote se refiere. Su actuación a pesar de estar aún lejos de una buena forma física tiene esperanzadora como la mejor palabra para definirla. No olvidemos que Betts no lleva ni un mes en Donostia.


Por contra, los dos minutos y medio de Kenny Adeleke fueron un esperpento. Se le vió nervioso y perdido; lento física y mentalmente. No ofreció razones para observar una mejora y creo que ahora mismo es su tarea demostrar que tiene un sitio en este equipo y en esta liga. De momento no lo ha conseguido.


Vamos con los asuntos que comienzan a ser perennes. La cara de la moneda son Panko y Vidal que cita tras cita, encuentro tras encuentro, se destapan como los mejores elementos de este grupo. Nunca faltan a su responsabilidad, tiran del carro y aportan mucho empaque al equipo. Y eso que esta tampoco fue la mejor actuación de ninguno de los dos. Pero el caso es que siempre están ahí, preparados. La otra cara de la moneda es Jimmy Baron, que nos tiene a todos de los nervios. Para un equipo del corte y del patrón que tiene el Lagun Aro GBC es un problema mayúsculo que tu anotador estrella esté desaparecido en combate; o peor, en plena batalla pero con una escopeta de feria entre sus manos. Y es que un 7 de 38 triples no es propio del mejor tirador de la competición. Y el diagnóstico parece claro, no es un problema en su mecánica ni tampoco que no goce de buenas posiciones de tiro, libradas y cómodas para él. Ni mucho menos. Es un problema mental. Duda, vacila. Y falla. Y los balones se salen de dentro, no es que ni se acerque, en absoluto; pero resulta que lo más importante para tirar no es la muñeca, es la cabeza. Y a Jimmy desgraciadamente no le funciona ahora como es debido para meterlas. Todos estamos convencidos de que saldrá de ésta y volverá a enchufarlas. Pero necesitamos que sea cuanto antes porque las jornadas pasan y seguimos con un cero en el casillero de victorias.


En lo que al resto ataña, David empieza a encontrar su espacio y su papel, aunque lo está haciendo poco a poco; Papamakarios debe seguir creciendo en peso específico y regularidad aunque su rol, siendo secundario, se antoja importante y Lorant es un referencia en pelea aunque no en efectividad. Por su parte, el Joven Raúl Neto en esta ocasión tuvo un día realmente flojo, pero supongo que es lógico con su edad y experiencia y creo que no podemos exigirle que esté siempre al mejor nivel. Tiene que ir creciendo pero el caso es que le necesitamos. Le necesitamos casi tanto como al que es la referencia en el puesto de base, Javi Salgado que no supo brillar en un partido en el que los directores de juego no estuvieron brillantes en ningún caso. Le echamos mucho en falta. 


Podemos estar preocupados, como es lógico; pero no creo que sea el momento de perder la calma. El equipo necesita ahora mismo confianza, compresión y seguridad en sí mismo. Lástima que no juguemos en casa el próximo partido porque ahora este grupo requiere todo nuestro apoyo. Y se lo vamos a dar; por peores circunstancias hemos pasado, así que ahora a olvidar este desastre de arranque de temporada y a mirar al frente. Es una realidad que el Lagun Aro cada día juega mejor, cada jornada se le nota más acoplado y afianzado en su juego. Realmente solo falta ganar para comenzar a ver las cosas de otro color. Por mucho que nos doliera la derrota en Madrid, por mucho que nos desolara al final del partido, hay que pensarlo con frialdad y extraer las cosas positivas, que no fueron pocas. El equipo fue capaz de dominar el partido gracias al baloncesto que quiere prácticar; por supuesto que eso luego desapareció de la faz del Palacio de los Deportes; pero estoy convencido de que tuvo mucho que ver con el estado moral y la falta de fe. Es un problema subsanable, mucho peor sería que el equipo no mostrara ni un síntoma en su juego de eficacia y prosperidad; pero el caso es que sí que lo hace.


Por tanto, en lo que a baloncesto se refiere el GBC está en el buen camino, simplemente hace falta que se lo crea, que se vea de una vez capaz de ganar, que se rearme moralmente y logre que todo el trabajo que está haciendo se traduzca en resultados. Y que lo haga pronto porque con partidos como el del sábado los hombres del Lagun Aro están demostrando tener muy poca piedad con los que sufrimos a su lado. Vimos el partido ganado, no sólo eso, comprobamos que el GBC lo estaba mereciendo y por eso y por el hecho de no haber ganado, la derrota fue si cabe más cruel y dolorosa. Es una cuestión de fe,  hay que empezar a creer, el Lagun Aro tiene que recuperar de alguna manera la seguridad en sí mismo. Estoy convencido de que si lo logra las cosas van a empezar a ir bien. Nada podemos hacer ya con los partidos que hemos perdido; vamos a por el siguiente con todo lo bueno que hemos construido hasta ahora y a seguir creciendo. Pero no nos engañemos, necesitamos una victoria. La necesitamos como el comer. Y para lograrla hay que creer.


@sagastiker

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