Podrán decir lo que quieran de Gipuzkoa y los guipuzcoanos. Pero a mí me encanta nuestro carácter. No sé cómo se vivirá en otros lugares, pero aquí, no sé si por ser un territorio tan pequeño, me ofrece una sensación de cercanía que me reconforta una barbaridad. Y me refiero al ejemplo claro del Lagun Aro GBC y todo su entorno. Es una verdadera gozada, pero enorme además, sentir que esto es como una pequeña gran familia. Ayer lo comentaba con un amigo al que llamé, no conozco un club profesional en el que equipo, patrocinador, prensa y afición se relacionen de una manera tan natural, tan próxima; sin crear estamentos o jerarquías, sin mirar nadie por encima del hombro a los demás… darme cuenta de esa realidad me invita a una sensación de unión que a mi modo de ver nos convierte en mucho más fuertes.

Ayer me tocó hacer muchas llamadas, a ex entrenadores y ex jugadores, a aficionados y periodistas; en cada caso recibí siempre las mismas ganas y la misma ilusión por lo que estamos viviendo esta semana. No os hacéis a la idea de cómo está siguiendo, por ejemplo, Carlos Andrade desde Ángola al GBC de cara a la Copa. Y la ilusión que le hace y los grandes recuerdos que tiene y el apoyo enorme que nos manda desde África. El portugués está allí jugando un torneo con su equipo pero me confesó que va a hacer lo que sea para estar el jueves delante del ordenador para no perderse el partido. Desde Valladolid también nos llegan muchos ánimos, por partida triple, nuestro eterno capitán Ricardo Uriz, además de Isaac López y Nacho Martín. Y desde Melilla Salva Arco y desde Madrid Pablo Laso y Hugo López. Y quizá uno de los que más contento me demostró estar, un Porfi Fisac al que le encanta que el GBC y él se encuentren en este punto del camino siguiendo sendas diferentes. Todos coincidían en algo, Sito, es el que no ha traído hasta aquí. José Luis Galilea hablaba maravillas de nuestro entrenador y de nuestro equipo. Y nadie, absolutamente nadie, ni siquiera con el micrófono cerrado, me dijo “no tenéis nada que hacer”. Al revés, desde “Baskonia va a tener que sufrir mucho” a “esto está más parejo de lo que parece”, pasando por las palabras con las que yo me quiero quedar, “si jugáis como sabéis y os entran los tiros va a ser muy difícil para cualquiera mandaros para casa”. Y una última cosa, un consejo de Porfi, “disfrutad, vividlo con ilusión, aprovechad cada segundo y tened claro que los jugadores y Sito se van a dejar la piel”. Y tiene razón, así que pienso hacerle caso. Voy a seguir aprovechando cada instante de esta semana y el jueves, desde un buen rato antes del partido, simplemente haremos realidad un sueño que tenemos desde hace mucho. Hasta hace nada parecía imposible. Pero es real.

Pero no fue lo mejor, que en realidad pasó por la ilusión que desprendían las palabras de los aficionados con los que tuve la suerte de charlar. En Gari, incluso emoción. En Juanma calmada y certera fe en el equipo. Y en todos, esos nervios tan agradables de que llegué un examen para el que has estudiado y te sabes preparado, como decía el lunes David Doblas. Cada llamada me dejaba mejor cuerpo del que ya tenía.

Y a todo esto, ayer hablaba Sito Alonso. Ya os dije que tenía la hora marcada y ni mucho menos defraudó. Si los jugadores el lunes ya me habían transmitido muy buenas vibraciones, la comparecencia de Sito, si cabe, aún más. Normalidad ante un hecho tan extraordinario como éste. Empeñarse en seguir siendo el Lagun Aro, ni más ni menos, sin cosas raras ni juegos de artificio, ser fieles a nosotros mismos y que ello nos lleve hasta donde lleguemos. Y no me parece mala idea. ¿Para qué vamos a dejar de hacer lo que estamos haciendo y a perder nuestras señas de identidad? Si son las que nos han traído hasta aquí. Y estoy convencido de que por ese camino podemos seguir creciendo.

Sito trató muchos temas, tantos como preguntas hubo, sin esquivar nada, como es habitual. Y me llamó la atención la admiración con la habló de sus jugadores, del grupo. Su descripción de cohesión, de la rotunda unión de los jugadores me regaló una tranquilidad y un convencimiento de que el jueves vamos a ganar, que nada me va a poder convencer de lo contrario.

Y después de muchos meses nombrándolas, por fin reveló cuatro normas fundamentales dentro del equipo. Evidentemente, su juego tiene muchas más, concretas y específicas para tanto el ataque como la defensa, por lo visto a los jugadores les lleva meses interiorizarlas, hacerlas suyas, mecanizarlas y, sobre todo, colaborar para que entre todos se traduzcan en el baloncesto que vemos. Pero de entre lo complejo, Sito desmenuzó las reglas más básicas: Reacción ante un error, transición defensiva, rebote y defensa. Y esto, sin decir una palabra de un ataque que funciona como un reloj gracias al trabajo colectivo. Sobre ese ataque nos reveló la simple intención de tomar siempre la decisión correcta, llevar la bola a las manos adecuadas en la mejor situación posible. Si eso se consigue, nuestro acierto suele ser brutal. Pero yo me quedo con la primera de las cuatro normas, reacción ante el error, inmediata, impidiendo que ese fallo propicie el siguiente, ahorrándotelo y cambiándolo por un acierto. Una filosofía fantástica si te empeñas en ella. Después, la transición defensiva la estamos bordando, no dejamos que nadie nos corra y eso el jueves va a ser fundamental, no regalar canastas fáciles a un equipo que nos va a querer frenar el ritmo a nosotros. Que no tengan ni una bandeja gratis. Y después, el rebote ya sabemos lo importante que es para nosotros, en Valencia tuvimos una buena muestra de lo que lo podemos echar de menos. Por último, en cuanto a la defensa, que es desde donde queremos partir todo, nuestra mejora ha sido palpable esta temporada y una de las clave del éxito.

Realmente, estas cuatro reglas, si somos capaces de cumplirlas, son un síntoma inequívoco de que vamos a imponernos. Más que nada, porque en ataque demostramos un día tras otro que tenemos la combinación ganadora. Nuestro juego mete miedo a los rivales, de eso no debemos tener ni una duda, porque saben que como estemos acertados les vamos a hacer pasar una tarde muy larga. Y Baskonia, que se vaya preparando.

Ahora, ya sólo nos queda comenzar a contar las horas, porque el partido está a la vuelta de la esquina. Por mi parte, a preparar la maleta y a vivir intensamente un día que puede ser inolvidable. Espero no dejarme nada, pero lo que importa me lo llevo a Barcelona. En cualquier caso, ya os contaré. Mañana os espero por aquí con las sensaciones previas al partido; con cada pulsación que vaya subiendo y cada hora que cayendo, que me temo, serán proporcionalmente contrarias. Cuando me acueste hoy tendré la sensación de un niño en la noche de reyes, porque todo lo que venga mañana va a ser un regalo. Pero mañana os cuento. Eso sí, estoy seguro, vamos a ganar…