En ACB, con el Lagun Aro GBC, sin duda. Este es el mejor año que jamás hemos vivido; pase lo que pase ya y teniendo en cuenta que no tenemos intención de parar y queremos más, ¿cómo no vamos a ilusionarnos con este equipo? Si es que nos obligan. Más allá del número de victorias, que son doce a estas alturas, a tan solo una de nuestro tope histórico, con otros doce partidos por jugar… lo que de verdad maravilla es lo que transmiten, la imagen, las sensaciones… Mejor, imposible. La identificación equipo afición es brutal, a la fuerza, porque se retroalimentan; en la cancha dan razones de sobra para que la grada lo pase como nunca y el respetable se deja la piel (las manos y la garganta) para demostrarle al equipo que está con él de manera incondicional. Ese grito unánime de ¡GBC, GBC! que sonó al final del partido fue demoledor… Aquí vamos todos a una.
Y diría que ya no hay presión porque la salvación está hecha, pero es que no pienso así. Lo de la salvación, por supuesto, esa peli, por méritos propios, no va con nosotros ni de lejos; pero eso de que ya no hay tensión o presión alguna, ni hablar. A partir de ahora -bueno, en realidad desde hace tiempo- podemos aspirar a lo que nosotros decidamos; la presión que queremos tener, la decidimos nosotros; este grupo de jugadores comandados por Sito Alonso se ha empeñado en demostrarnos que el límite es el cielo. Y, sin duda, no vamos a parar ni un segundo de luchar hasta la última bocina final de la temporada, sea cuando fuere. Y no hay nada más ilusionante que eso. Sinceramente, jugamos un gran baloncesto y somos un gran equipo. No voy a entrar a valorar indivualmente, porque lo que me importa es que somos un equipo en mayúsculas, que el colectivo es la clave de todo y que este grupo es un ejemplo de unión y cohesión y que precisamente por eso, es complicadísimo doblegarlo. Porque como reza El Libro de la Selva, “la fuerza del lobo reside en la manada y la de la manada, en el lobo“. Unidos somos mucho más fuertes.
Y la exhibición ofrecida ante Estudiantes, habla por sí misma de muchos asuntos y habla claro además. Por ejemplo de cómo ha progresado este GBC, de su unión, su convicción, su determinación y su mentalidad. Cuarenta minutos de partido y cuarenta minutos dándolo absolutamente todo. Vidal, jugador de la semana; Panko, máximo anotador; Salgado, máximo asistente y aunque no se vea en las estadísticas, Manos Papamakarios, si existiera un premio al mejor defensor, se lo llevaría de calle. El griego se comió con patatas a toda una máquina anotadora como es Chris Lofton, lo anuló por completo. Y como el trabajo de Papamakarios, el de todos, porque ya hace tiempo que me he convencido de que el brillo de algunos es el mérito de todos; que el verdadero MVP para nosotros es el equipo.
Realmente, pensar que llevamos 12 victorias a estas alturas es alucionante, pero en mi opinión lo es más la progresión del equipo, porque ésta no para, no deja de ir a más, no se ha estancado en ningún momento. La voluntad es seguir creciendo. Y la confianza adquirida con una demostración como ésta ante el Estu debe servir para afrontar los siguientes compromisos, todos ellos de dificultad máxima, sin ningún tipo de complejos. Unicaja, Baskonia, Alicante y Real Madrid, todos por encima nuestro en la tabla, se presentan en nuestro horizonte. Y sabiendo que es complicado no dudo que, uno por uno, podemos afrontarlos con la garantía de que seremos capaces de competir. Nuevamente, no hay que olvidar quiénes somos y cómo hemos llegado a esta situación maravillosa. Lo hemos hecho siendo conscientes de que para ganar, hay que pelear cada bola, cada segundo del partido. Así, está demostrado que podemos ganar a cualquiera. Los retos que tenemos ante nosotros son un dura prueba, me parece evidente que el equipo está preparado y muy motivado para afrontarla.
Panko, mandando un mensaje de que está a tope; Vidal llamando a las puertas de la selección de cara a los Juegos y llamando con un mazo además; los vetaranos, Doblas, Salgado, Papamakarios, Betts… asumiendo ese trabajo vital en todas las facetas del juego y dando un empaque magnífico que ofrece solidez al equipo. A ver cómo está el tobillo de Neto, después de ver las imágenes pienso que quizá haya suerte y no sea tan grave… ojalá llegue a Málaga, aunque parece difícil. Lo que sí es seguro resulta de la disposición de todos para ayudar al éxito colectivo. Y así nos va.
Málaga se presenta como otra frontera de exigencia. Una barrera que superar para dar otro paso más al frente y ya no sabemos cuántos es capaz de dar este equipo. Pero yo ya no veo un techo, éste estará donde el equipo quiera ponerlo. Sin duda es uno de los fortines de la ACB, a nuestro favor, nuestro momento anímico que supera claramente al de los andaluces; en nuestra contra pensarnos que esto está ganado sin bajar del autobus o siquiera pensar que somos favoritos. No es nuestro estilo y dudo que caigamos en ese error. Pero la ilusión de conseguir la decimotercera este mismo miércoles es máxima. Y por lo pronto, nadie, absolutamente nadie nos quita el disfrute, la rotunda gozada que fue subir a Illumbe el domingo al mediodía. Cada vez son más los que se han dado cuenta que yendo al basket te lo pasas bomba, que el Lagun Aro te garantiza, como mínimo 40 minutos de entrega y baloncesto de mucha calidad… y tener eso en nuestra casa es un auténtico lujo.
Por eso, la grada de Illumbe cada vez está más poblada. Lógicamente. Porque se ha corrido la voz. Porque ver a este equipo es divertirte y querer repetir. Porque este Lagun Aro GBC se ha encargado de revertir, él solito con su basket y su entrega, esa tendencia negativa que nos hizo pasar de más 7.000 espectadores de media hace tres años, a 6.700 hace dos, a 6.049 la temporada pasada y a menos de 5.400 en los cuatro primeros partidos de esta temporada. La ilusión se estaba perdiendo, es un hecho; pero se ha vuelto a disparar y lo ha hecho como nunca… la regresión en cuanto a espectadores se refiere se ha invertido de manera radical, porque la media de la pasada campaña, a pesar de las flojas primeras entradas, se está superando con un promedio actual de 6.279 y lo que es mejor, va a mucho más, porque desde que estamos en 2012, nunca se ha bajado de 6.000 y la media es de 7.053… un dato que evidencia que el basket está enganchando y mucho. Y es que realmente, es para no perdérselo. Lo que nos resta de temporada es ilusión pura y dura. Hay que disfrutar cada segundo, porque como decía, éste es, en ACB, el mejor año de nuestras vidas. Y lo que nos queda… Ahora, a por Unicaja. Queremos más y no vamos a parar ahora.