Hay dos maneras de tomarse este partido, esta derrota. La primera es abatirse, derrumbarse por el hecho de que seguimos sin conocer la victoria. Y la segunda, observar y entender que el Lagun Aro GBC está en la antesala del éxito, en el estadio previo a que las cosas comiencen a funcionar de verdad. Tengo la sensación de que la segunda opción se impone claramente sobre la primera; a pesar de lo doloroso de perder cuando lo tocas con los dedos, la conclusión más importante tiene que ser positiva. El equipo jugó su partido más completo, más sólido y consistente, logró el objetivo de llegar a los instantes finales con opciones de ganar, a la última posesión con la oportunidad de ganar o empatar y esta vez la marró. Pero el progreso es importante y llamativo. Por primera vez el GBC fue dueño del partido, encontró una y otra vez las manos correctas para jugar el balón y sólo otro apagón -éste en el tercer cuarto- no le permitió firmar un partido redondo. Creo que prácticamente todos los que vimos el partido tenemos la sensación de rabia por la derrota, pero el convencimiento de que así sí. De que ahora sí.
Que el equipo está dando pasos hacia una versión próspera, que progresa adecuadamente es un hecho. Por fin se jugó al son que más le gusta al Lagun Aro, por fin el balón se movía con fluidez y se tenía claro quién tenía que tirar en cada momento. Fue en defensa donde la inconsistencia o inconstancia se hizo más acusada, con lagunas colectivas y deficiencias en el rebote. Pero así y con todo, llegamos al final con la posibilidad de victoria, jugando como visitantes y frente a un rival que está demostrando ser muy sólido. El UCAM Murcia es un buen equipo y el pusimos en jaque. La última posesión fue para un Neto que había demostrado ser casi infalible del cara al aro, encontró un espacio y la falló. Perdimos. Pero no pasa nada, estamos invirtiendo en un jugador cada vez más decisivo; eso a veces se paga con una derrota, pero los réditos van a ser enorme, el base brasileño lo demuestra día a día.
Y es que ha dejado de ser una casualidad o una sorpresa o algo llamativo que Raúl Neto firme partidos magníficos, que se haga dueño de los mismos, que supere a sus pares una y otra vez para discernir seguidamente cuál es la opción adecuada, si penetrar o asistir, dos facetas del juego que cada día domina un poco más. Sus actuaciones llaman poderosamente al optimismo, hablan de un jugador fuera de serie que si sigue asumiendo esa responsabilidad y ese liderazgo con tanta naturalidad y madurez, en breve nos va a dar un salto de calidad enorme que operará en beneficio del colectivo.
Me gustó Raúl, lo mismo que me convenció el paso adelante de Guille Rubio. Su versión más poderosa, su despliegue más completo, empieza a asomar la patita. Confianza, es lo mejor que puede desprender su juego, su actitud; lo que antes era un constante chocarse contra un muro, ahora comienza a ser un desequilibrar a sus pares e imponer sus virtudes. Una confianza que nace de la que Sito le da y el ala-pívot de Tarrasa empieza a agradecerlo pareciéndose cada día más al jugador que puede ser. Nuevamente, estamos adquiriendo boletos para una versión fructuosa del nuestro equipo; estamos pagando el precio en forma de derrotas, pero también estamos llamando a la puerta de un lugar donde todo funciona.
Otra de las patas que va a sostener ese Lagun Aro ganador pasa por los pívot. La secuencia de ambos, su conjunción y lo complementarios que son Doblas e Ibekwe habla bien quien pensó en traer al nigeriano. Ekene es un prodigio taponador, ágil e intuitivo para las ayudas, con brazos eternos, buen timing y capaz de llegar muy arriba. Se intuye en él un excelente defensor, que dota al GBC de argumentos para ser más valiente y agresivo defendiendo. Cuatro tapones en Murcia, nueve en los dos últimos partidos. Es una barbaridad. Aunque es cierto que debe progresar en ataque y aportar más cosas -o más que más cosas, más en las cosas que él es capaz-. Después, los diez tiros de David, el aprovechamiento de su superioridad en la pintura, orquestando unos contra uno en los que tenía libertad para utilizar sus recursos -a pesar de ese desgraciado balón que se escapa de las manos-, es un síntoma más de que el juego empieza a funcionar como debe. Kuksiks tira librado prácticamente siempre, Woods tiene el balón en sus manos cuando y cómo debe. Juega porque tiene jugar y ya sólo falta que sea capaz de elevar sus porcentajes para empezar a marcar las diferencias de manera efectiva.
En resumen, que al acabar el partido he encontrado argumentos de sobra para sentirme reconfortado a pesar del duro golpe de la derrota, para convencerme cada vez más de que esto va a funcionar como queremos y que el equipo cree en lo que hace y que siguiendo este camino va a acabar prosperando. Esto no tiene nada que ver con los primeros partidos, lo mismo que el derbi tampoco, y lo mejor, lo más positivo es que el avance en el juego es palpable, que estamos llamando a la puerta y lo que lo siguiente va a ser derribarla. Que aunque no se pueda cuantificar en victorias, esta fórmula es la que nos interesa. Me supo muy mal perder, pero el LagunAro GBC y su juego me dejaron un muy buen sabor de boca. Yo ya estoy convencido, vamos a lograrlo, vamos a jugar un baloncesto que nos guste y, a la vez, efectivo. Falta ese golpe de efecto… si ya estamos llamando a la puerta, dejar de hacerlo y cruzarla de una vez. Es la hora de hacerlo y el equipo está preparado. Esta semana, a por dos victorias. Euskal Copa y después Fuenlabrada… y a cambiar la dinámica de una vez y a creérnoslo del todo de una vez por todas. Un paso más y esto va a funcionar.
Iker Sagasti. @sagastiker
Fotografía: Javier Bernal/ACB Photo