No hablo del resultado, para nada. No me refiero a que hemos ganado y que ya todo es muy bonito y muy sencillo. No, nada de eso. Seguimos teniendo problemas y mucho trabajo por delante, estamos 1-5 en la tabla. Pero la manera de ganar el partido en Manresa, tanto en lo que a baloncesto como a carácter se refiere, el Lagun Aro GBC me convenció por completo. Y por este camino le va a ir muy bien. El colectivo estuvo por encima de todo, tanto en ataque como en defensa y cuando las cosas se pusieron feas, el equipo creyó en sí mismo y en la victoria hasta las últimas consecuencias. Evidentemente no hicimos un partido perfecto, hubo lagunas y hay mucho que corregir; sólo faltaba… Pero hicimos lo que había que hacer y mi sensación durante el partido y también al acabar era muy clara, yo creo en este equipo.
Tampoco voy a engañar a nadie, la pasada jornada salí muy preocupado. Lo que pasó contra Fuenlabrada fue terrorífico, pero después, comprobar el estado anímico de los jugadores durante la semana, verles entrenar y escuchar a Sito creyendo más que nunca en su equipo y en lo que están haciendo, me fue tranquilizando poco a poco. Me convencí de que este partido iba a ser totalmente distinto, mucho más parecido a lo que queremos y necesitamos. Y por suerte, las sospechas se plasmaron en una realidad que habla de un juego mucho más sólido, paciente y colectivo. En ataque, el balón se movió alegre pero sin prisas, sin ansia, encontrando posiciones libradas, que no siempre fueron aprovechadas pero que enviaron los porcentajes de tiro a guarismos mucho más efectivos y acordes con la capacidad de este equipo. Y no es que de la noche a la mañana seamos buenísimos, mucho mejores que hace dos días; es que el baloncesto que practicamos en Manresa sacó o permitió aprovechar sus mejores virtudes a nuestros jugadores. Fue precisamente cuando lo hicimos como un equipo. Es lo que marcó la diferencia. Y en defensa exactamente lo mismo, de repente, el porcentaje de tiro de dos de nuestro rival bajó drásticamente y lo hizo el día que mejor nos cerramos, que mejor defendimos juntos, unidos. Cada vez que un jugador rival se aventuraba hacia nuestra zona, se veía rodeado de dos y tres jugadores, se encuentraba con una buena defensa delante. A cambio, nos castigaron mucho más desde la línea de tres, pero supimos aguantar el tirón, no dejamos de creer en una fórmula que estaba funcionando, no perdimos los nervios y todo eso se tradujo en la primera victoria y en un camino que conviene seguir recorriendo.
A nadie se le escapa que el factor emotivo tuvo mucho peso en un partido con tantas urgencias por ganar, con tanta necesidad de sumar el triunfo. Por eso, es inevitable -lo contrario sería injusto- destacar a la vieja guardia, a los soldados curtidos en mil batallas, a los que tienen grabado a fuego de qué va esto. Salgado, Papamakarios, Doblas y Guille Rubio sostuvieron el destino de un equipo que sabe dónde quiere ir, pero que necesitaba apretar los dientes y conseguir que funcionara de una vez por todas. Los veteranos se dejaron de florituras e hicieron lo que había que hacer. Los puntos de Kuksiks sin duda fueron vitales también, de hecho tengo la sensación de que el letón rentabilizó en forma de puntos el rendimiento de los que se mancharon la cara en el barro. Ejecutó lo que los otros produjeron. Y lo hizo de maravilla, dicho sea de paso. Su renovación me parece un acierto.
Pero si se lee un poco entre líneas el partido, es fácil descubrir la importancia de un Javi Salgado rotundamente decisivo. Javi estaba preparado para un día largo en la oficina y determinado para resolver si se daba una situación de desenlace crepuscular. Y los hechos sucedieron exactamente así. Javi Rodríguez le forzó hasta el límite en un duelo de bases vital durante todo el partido. Y el base local parecía estar ganando la partida, pero Salgado supo en todo momento mantenerse sobrio en la pujanza, perseverar para que llegara su momento y cuando éste se presentó… un tres más uno y un robo con antideportiva que resolvieron el partido en favor del GBC. Para mí Javi fue el mejor jugador del partido. Sufrió, pero supo hacerlo; llevó al equipo como el equipo necesitaba, asumió la responsabilidad sin perder los nervios -sobre todo cuando cometió errores, algo importantísimo en un base-. Su actuación no es fácil de apreciar a primera vista o en la superfie del juego, pero en las entrañas del partido, su despliegue es de los que marcan la diferencia entre ganar o perder. Una actitud ganadora cocinada a fuego lento, sin apresurarse ni descomponerse y auténtica clave para entender la primera victoria del GBC.
Pero si de todo lo referente a lo que no reflejan los números hablamos, la actuación de Manos Papamakarios fue otro de los pilares en los que sostener la eficacia del Lagun Aro cuando el partido se puso cuesta arriba. Cuando Mak volvió al campo en los momentos decisivos, el partido cambió. Se acabó para siempre cualquier comodidad ofensiva para Manresa. Directa o indirectamente, Pmak indujo a ss rivales a malos tiros, pérdidas de balón y obligó a que tomaran malas decisiones. Eso, más dos triples completamente determinantes para firmar una actuación que no brilla pero pone en evidencia lo que las estadísticas representan realmente en el juego. Pakman fue un baluarte en el peor momento y encontró soluciones a problemas colectivos, se remangó e hizo el trabajo que había que hacer. Para mí, dando una lección sobre cómo se defiende, como para ponérsela en vídeo a los niños o a cualquiera que quiera aprender de qué va esto. Y toda esa dureza e inteligencia, todo este saber estar sobre la pista, lo remató entendiendo cuándo debía buscar el aro en ataque. Esta es la versión de Papamakarios que ofrece un salto de calidad al GBC.
Exactamente igual que la versión de Guille Rubio. El de Tarrassa ya venía avisando, dando pinceladas de lo que puede aportar, pero con intermitencia, a sorbitos. Sin embargo, en esta ocasión, su partido fue rotundo. Éste es el Guille Rubio que marca las diferencias en la ACB. Reboteando, defendiendo y percutiendo. Y en todo ello, imponiendo su poderío y logrando la ventaja. Partido impecable el suyo. Y para terminar con la vieja guardia, un David Doblas del que hay un adjetivo que resume lo mejor que le puede dar al equipo: Útil. Provechoso, productivo, al servicio de lo que el grupo necesita. Sin hacer ruido, dando empaque, sumando sin llamar la atención pero dotando al equipo de lo que le hace falta. Y al final, resolviendo. David leyó el partido a la perfección, se sacrificó y en la prórroga puso la puntilla con un par de canastas al poste que dan un calorcito tremendo cuando hace frío, que ni te enteras que las ha metido, pero que valen su peso en oro.
Los veteranos se quitaron las ataduras, se olvidaron de cualquier presión y se responsabilizaron de la mejor manera. Y el equipo ganó. Es cierto, era lo que hacía falta y además jugando bien. Pero no todo fue coser y cantar, ni todo lo que hicimos positivo. Cualquier palo a la temporada de Raúl Neto me parece cuando menos osado, pero no puedo evitar pensar dos cosas: Se ha convertido en uno de los mejores jugadores de la ACB y por tanto hay que exigirle como tal y por tanto, no puede abandonar al equipo por sus faltas. Bien es cierto que alguna señalización fue ridícula y alguna falta inexistente a falta de un termino mejor, pero aún así, Raúl tiene que saber lo importante que es para el equipo y debe gestionar mejor un problema que no es habitual pero que le ha pasado en más de una ocasión. Por supuesto, que este asunto con Neto me preocupa poco o nada, sigue creciendo, sigue progresando y en ese aprendizaje van cosas como ésta.
Lo que sí me preocupa más es la actuación de Qyntel Woods en los momentos decisivos. Con el partido tan apañado que llevaba, con intensidad, con buenos tiros y ganando en confianza… Llega el momento de la verdad y uno error detrás de otro, lejos de ayudar mete al Lagun Aro en serios problemas cuando el reloj consume el partido. No puede ser, realmente no puede ser. Es lo único que de verdad me dejó mal sabor de boca, un poso de preocupación. Si Sito confía en él, tiene un trabajo importante por delante para que su apuesta ofrezca réditos. Porque lo de ayer no puede ser y casi nos cuesta el partido. Es un tema serio y creo que hay que estar ciego para no verlo. Que vaya a funcionar o no, que vaya o no a marcar las diferencias no lo sé; pero la realidad es que ahora mismo no lo está consiguiendo. Y necesitamos ese salto de calidad. Igualmente que necesitamos que el problema con las faltas de Ibekwe se vaya aplacando, es un peaje que se suele pagar cuando llegas a esta liga, pero le está lastrando y es una pena porque realmente Ekene tiene virtudes muy positivas que aportar a este equipo… y necesitamos que las ofrezca más minutos que los que sus faltas le están permitiendo.
Dicho esto y sin mirar para otro lado ni con ello ni con el 1-5 que refleja la clasificación, son muchos los argumentos que me invitan a ser optimista con el Lagun Aro, que me ofrecen razones para confiar en que va a ser el equipo que queremos que sea. No sólo la victoria, sino toda la semana pasada me resultan un paso adelante muy importante que no debe quedarse ahí, ni en carácter, actitud o espíritu, ni en baloncesto. Porque me gustó el baloncesto que practicó el GBC en Manresa, me convenció en equipo que vi jugando unido y sabiendo lo que quiere y lo que hace. Y me gustó su estado mental. Después de una actuación como ésta, sólo puedo decir que yo creo en este equipo. Yo creo en el Lagun Aro GBC.
Iker Sagasti. @sagastiker
Fotografía: Alberch / ACB Photo