Se hizo la luz. Tanto en el partido ante Murcia, como en el global de temporada. Queda mucho camino por delante y mucho que pelear, pero después de larguísimas semanas, de unos cuantos meses en puestos de descenso, sienta muy bien vernos fuera del pozo, sentir que el equipo mira para arriba y no tanto para abajo. Aunque circunstancialmente podríamos volver a pasar por los dos últimos puestos, no pasa nada, ni tendría que preocuparnos mucho, porque la dinámica del GBC -de juego y también mental- es magnífica. En las últimas cinco semanas hemos ganado más partidos que en todo el resto de temporada y de no haber sido capaces de encadenar una victoria detrás de otra, a sumar ahora tres seguidas. La cosa pinta mejor, eso es evidente, es palpable, tangible, se huele en el ambiente. Y ésta renovada energía positiva con la que avanza el Lagun Aro es sin duda la mejor noticia para las últimas nueve jornadas, porque nos hemos ganado el derecho a depender de nosotros mismos, pero no podemos obviar que aún hay que ganar muchos partidos y que el margen de error es mínimo. Aunque mínimos son también los tropiezos que está sumando nuestro equipo, sólo uno en las últimas cinco jornadas, donde sus cuatro victorias y su nivel de baloncesto le colocan a la altura de los mejores en esta fase. Puede sonar exagerado pero no creo que para nada lo sea. Por suerte, ahora podemos competir con cualquiera y los códigos que nos habían guiado a decir que hay que sacarlo todo en casa porque fuera va a ser muy difícil; realmente sí, difícil va a ser, pero estamos en disposición de mirar a los ojos a cualquiera y ganar donde sea. No me extrañaría que el conjunto que entrena Sito Alonso, tal y cómo está ahora mismo, dé algún susto y protagonice alguna sorpresa que otra.
Y eso que parece que nos hemos abonado al drama, a los nervios y a las batallas épicas. No vamos a engañarnos, de aquí en adelante ya no quedan partidos fáciles ni citas de esas que vayamos a ganar tranquilamente; pero precisamente por cómo está el GBC en cuanto a mentalidad y la manera en la que ha blindado su confianza a prueba de bombas, mirar al futuro no produce miedo sino ilusión. Y por mucho que la temporada pasada fuera un sueño y nos llevara a las cotas que tanto disfrutamos, el hecho de que esta campaña los problemas se hayan acumulado y nos veamos en un situación complicada, no nos tiene que restar ni un ápice de disfrute con el juego que ahora mismo muestra el equipo ni con la personalidad que está sacando, ni mucho menos quitarnos la ilusión, porque la batalla de este año es mucho más importante que la del pasado y si se piensa bien, más ilusionante, porque ahora mismo, tal y como está configurado el mundo del baloncesto de élite, sostenerse, sobrevivir en la máxima categoría haciendo las cosas bien es un éxito más importante que jugar los playoffs -que se lo digan a nuestros amigos de Alicante-. Seguir donde estamos es un tesoro que quizá no estamos valorando en su medida. Lo que necesitamos es continuidad, lo que nos hace falta es seguir avanzando y crecer como club. Y a pesar del sufrimiento de esta temporada, Gipuzkoa Basket está haciendo las cosas muy bien en ese sentido, destacando en la toma de decisiones en los momentos más complicados. Y digo sufrimiento por lo que hemos pasado, porque lo que es ahora mismo, al menos yo estoy disfrutando una barbaridad viendo al Lagun Aro sobre la pista.
Decía al antes que lo de ver la luz también tiene mucho que ver con el partido ante UCAM Murcia y es que tuvimos que remar mucho para salir del túnel en el que nos habíamos metido cuando llegamos a pensar que el mediodía que teníamos por delante iba a ser un plácido paseo, De eso nada. Pero en el global del partido, no sólo demostramos ser mejores -que ahora mismo creo que a todas luces somos superiores a los pimentoneros- sino que además demostramos una vez más ser capaces de remar contracorriente y salir airosos. Que somos mejor equipo lo demuestra en mi opinión el hecho de que cuando el partido se jugó con las espadas en todo lo alto, con los dos equipos utilizaban su Plan A, el GBC era netamente superior; de hecho, no daba margen de maniobra o reacción al Murcia, no tenían armas para contrarrestar nuestro juego. Y de ahí la zona, la guerra de guerrillas, el basket de las trampas y de la incomodidad. Ojo, que es algo totalmente legítimo, que esto se trata de ganar; pero, personalmente prefiero ver dos equipos dispuestos a sacar lo mejor de sí mismos y ver quién tiene más calidad, talento, baloncesto. Yo me lo pasé mejor viendo el partido ante Manresa que esta última cita, pero claro esto es ya una opinión muy personal.
Además, a Quintana le salió muy bien la apuesta. Jugó a ver si fallábamos y durante muchos minutos le salió bien. Sobre todo porque de la otra manera se habrían llevado una buena paliza. No podían aguantar ni no les quedó más remedio que tirar de algo que -como reconoció el técnico rival en sala de prensa- sacar antes de tiempo un arma que tenían pensada para un momento de partido más avanzado. El caso es que sacaron el autobús y optaron por ver si sonaba la flauta y sacándonos de nuestro confort nuestro juego se atascaba. Y realmente no fue así, no fue el juego lo que se vio afectado, fue el acierto. Teníamos buenos tiros y los tirábamos. Y no dejamos de hacerlo, Sito no quiso. No quiso decir a nadie que sabe que puede meter esos tiros que renuncie a ellos. Y durante muchos minutos esa circunstancia nos tuvo incómodos, Murcia nos ofrecía el tiro y nosotros lo tomábamos. Por eso se perdió el balance en nuestro juego, pero a la vez compramos acciones en confianza por parte del entrenador hacía sus jugadores que dieron réditos desde la recta final del último cuarto hasta la bocina final.
Y por eso Javi Salgado paso de estar en valoración negativa a acabar con 20, por eso Papamakarios pudo destrozar a los murcianos desde la línea de tres. Bueno, por eso y también por el equilibrio que ofreció Doblas, no sería justo explicarlo de otra manera. Cuando conseguimos hacerle llegar el balón dentro y aprovechar su superioridad, nuestro ataque volvió a subir revoluciones, los jugadores de perímetro se encontraron más cómodos y a Quintana no le quedó más remedio que renunciar a las alternativas zonales porque comenzaban a ser un recurso estéril. Claro que cuando volvieron a individual, la superioridad del GBC volvió a ser manifiesta. Luego el técnico visitante le echó la culpa a los árbitros, sinceramente, hay que tener valor. Te ganan por la mano, siendo mejor tú y evitando todas las argucias que sacas porque te sabes o te sientes inferior y todavía vas a culpar al arbitraje… en fin, el propio partido le quita todas las razones. Nosotros a lo nuestro que es seguir por este camino.
Y ese camino lo están marcando los líderes, los veteranos, los jugadores con capacidad de liderazgo y mentalidad de ganador. Es cierto, y además es la mejor noticia de todas, que es el equipo, el grupo en general y el hecho de que la máquina demuestre estar ahora perfectamente engrasada y funcionando con cirujana precisión, lo que está cambiado el aspecto del GBC y su situación clasificatoria. Pero dentro de una rotación con todo el sentido del mundo, la presencia y el influjo de jugadores como Salgado, Papamakarios y Doblas marca el camino para los demás. De Javi hay poco más que decir que lo escrito la semana pasada, simplemente, que dio otra lección de personalidad y carácter cuando no le estaba saliendo nada y siendo capaz de sobreponerse y nuevamente matar el a golpe de talento. Con Papamak a uno se le empiezan a agotar los adjetivos y los halagos, no se puede ser más útil para un equipo, no se puede aportar más moral y baloncestísticamente hablando, porque su valor cuando las cosas se tuercen le hace tomar tiros que requieren mucha personalidad y su acierto no hace más que subir y subir. Aparece cuando se le necesita y ya sea dentro de un mismo partido o en el momento de la temporada que lo requería, su paso adelante es algo con lo que podemos contar, es una certeza. Un dato de nada, su porcentaje de triples en los últimos cinco partidos en los que le hemos dado la vuelta a la tortilla es del 50% (14/28). Al nivel de un gran tirador cuando más falta hace.
Pero no podemos olvidarnos ya del trabajo de Guille Rubio, de la recuperación de Ibekwe, de la lucha constante de Paunic, de un Finley que siempre está ahí y no sólo para anotar… de todo el grupo en general que provoca que dé un poco menos de miedo la posible baja de Qyntel Woods. Es obvio que con el de Memphis al nivel que está últimamente siempre se le va a echar de menos, porque Q está alcanzando cotas al nivel de su calidad y talento y eso es mucho decir. Está centrado y motivado y ese tobillo lesionado nos puede privar de un arma que desde hace tiempo no encuentra respuesta en los rivales. Veremos el alcance de esa lesión, esperemos que no sea gran cosa, pero el grupo parece preparado para paliar una ausencia tan importante. Es un gran contratiempo, pero ya no podemos poner excusas. Nuestra cuota de mala suerte me parece que está cubierta para unas cuantas temporadas y aun así estamos siendo capaces de prosperar. El algo para sentirnos muy orgullosos.
Y ahora a seguir para adelante, porque se está mejor fuera de los puestos de descenso pero aquí no se puede relajar nadie porque queda mucho por hacer. Lo bueno es que el equipo transmite buenas sensaciones por doquier y convence a rabiar, incluso cuando los partidos se presentan intrincados. Facilidades a partir de ahora, ninguna, pero un equipo de garantías, preparado y mentalizado, desde luego que tenemos. Baskonia es un piedra grande en el camino, veremos si podemos moverla. Nunca hemos ganado en Vitoria y éste sería el mejor momento para conseguirlo. Nosotros nos jugamos mucho más, con ellos pensando en el Top16 y con la segunda plaza de la ACB muy encarrilada, pero claro, en casa tienen prohibido fallar. El GBC tiene que demostrar más hambre y ser capaz de jugarle de tú a tú. Estamos en disposición de hacerlo, que luego eso nos lleve a la victoria es otra historia. Pero sería tremendo, no daría vida. Si hemos conseguido que se haga la luz, un triunfo la próxima semana la haría brillar con mucha fuerza. ¿Por qué no vamos a conseguirlo?
Iker Sagasti. @sagastiker
Fotografía: Ortzi Omeñaka. @ortziomenaka