Este Lagun Aro GBC tiene algo diferente. Y no me refiero a buen juego, que de sobra, es otra cosa de lo que hablo; no sé si llamarlo coraje, determinación, voluntad… no sé muy bien cómo definirlo, pero tiene algo que lo diferencia del resto de los equipos de la ACB y que le está haciendo triunfar más allá de cualquier género de duda. Recién llegado a casa desde Manresa, por encima de todo, me siento orgulloso de mi equipo y esta vez no es por una exhibición de poderío como las de los últimos partidos en casa ante Estudiantes, Baskonia y Real Madrid, es precisamente porque ante las adversidades, que no fueron pocas y que le pusieron todas las trabas y más, fue capaz de prosperar y sacar una victoria vital en un cancha en la que para ganar tienes que tenerlos bien puestos. No todos los días van a venir las cosas de cara, pero qué importante es saber adaptarte cuando la situación es complicada. Este GBC sabe hacerlo y su premio es mucho más que un cuarto puesto, es vivir lo que está viviendo. Lo que estamos viviendo.
Porque creo que no debemos confundirnos. El auténtico sueño es la realidad que tenemos ahora mismo; la ilusión, la esperanza, las ganas… El playoff va a ser la consecuencia de todo esto, pero lo verdaderamente grande es el camino, porque lo estamos disfrutando como enanos.
Esta jornada ha caído otro de esos feudos tradicionalmente malditos para nosotros, pero este GBC no entiende de maldiciones, ni de gafes, ni de imposibles. Una tras otra, han ido cayendo todas esas pistas inexpugnables para nosotros hasta ahora: Badalona, Gran Canaria, Bilbao, le hemos ganado al Real Madrid y ahora Manresa. Es lo que tiene quitarse los complejos… y lo que nos queda. Pero si algo ha quedado claro en el Nou Congost es que el Lagun Aro GBC que entrena Sito Alonso se siente capaz de salir adelante ante cualquier situación y lo hace a base de confianza en sí mismo. La primera parte en Manresa daba la sensación de no ir del todo bien para los nuestros, pero el caso es que ganamos los dos primeros cuartos. Nos quitaban los rebotes, estábamos atascados en ataque, Panko se sentaba a las primeras de cambio con dos faltas y lo peor, se nos lesionaba Papamakarios… pero nos pusimos a defender y salimos adelante en una situación que en absoluto era cómoda.
Y lejos de relajarnos por tener ventaja al descanso a pesar de la incomodidad, el GBC salió a la pista en la segunda parte dispuesto a cambiar el partido a su favor. Y vaya si lo hizo. De jugar los dos primeros cuartos a apenas 16 puntos, a cambio de escenario y jugar por encima de 20 los dos siguientes, con el consiguiente cambio de ritmo y mejores vibraciones. Con Pakman out, con un problema en la rodilla, que se torció cuando estaba siendo el líder del equipo; fue Jimmy el que tomó el testigo. No me quedo sin decir que el griego, a pesar de la lesión y el dolor volvió a pista echándole lo que había que echarle, pero tuvo que volver al banco porque no podía seguir. Pero como decía, cuando el GBC fue capaz de cambiar el partido a su favor y el viento soplaba a nuestra espalda, llegaron los problemas. Entre los árbitros, el público apretando y Manresa tratando de recuperar el partido que más les interesaba, el partido se apretó mucho. Entonces apareció Jimmy, que en apenas doce segundos sumó seis puntos con dos cañonazos de tres y sin necesitar acercarse a menos de nueve metros del aro… esos dos triples fueron como una bofetada en la cara del Nou Congost. Jimmy dejó helado el ambiente.
Y cuando todos miraban al de Rhode Island y le perguían hasta tres defensores como locos, Jimmy se la dio a Vidal, que no falló ni uno de los cuatro triples que intentó. Y cuando todos en Manresa estaban preocupados por nuestro perímetro y salían hasta el infinito y más allá a perseguir a nuestros tiradores, Sito salió de un tiempo muerto decisivo urdiendo una trampa en la que llevar a la defensa rival lejos de la zona y darle el balón a Betts dentro para que resolviera. Movimiento maestro que terminó de desarbolar a los catalanes. Eso más una defensa que nunca cejó en su empeño -con un enorme Doblas, que ante un ambiente muy hostil contra él supo mantener la calma y dar mucho al equipo- y desde ahí a correr y a cerrar el partido. Sólo los triples de Gladyr y una tontería de Betts traducida en antideportiva complicaron un poco el final. Pero este equipo, además de mantenerse siempre vivo, siempre intenso, sabe cerrar los partidos. Aprendió de manera traumática… y ahora parece estar empeñado en no dejar marchar ni uno más.
No fue un partido ni un juego brillante, pero la victoria sí que lo fue. Con Vidal a lo suyo, en plan asesino silencioso, haciendo de todo y todo bien, Panko ayudando cuando no le toca brillar y el equipo matándose en defensa pero siendo capaz de firmar un 65% en triples; no es poca cosa. Y en estas, nos vemos con 16 victorias y esa sensación de inconformismo que Sito y sus jugadores nos han metido en la venas. Queremos seguir, nadie piensa en parar, la intención sigue siendo crecer, progresar. Y no perdernos ni un instante de este sueño que es una realidad. Una realidad que nos hace sentir muy orgullosos de ser del Lagun Aro GBC, de ser parte de esta historia, a la que le quedan siete capítulos en los que vamos a luchar porque no termine ahí y tengamos unos cuantos más… Porque vamos a jugar el playoff. No lo duden. Vamos a jugar el playoff. Estoy convencido, algo me lo dice y no son sólo las 16 victorias que tenemos, se trata de otra cosa. Y es que este Lagun Aro GBC tiene algo diferente.