“Mi mente inconsciente tiende a dominar mis actos incluso cuando estoy despierto, luego es lógico que durante las noches el mundo de los sueños se apodere por completo de mí”. Julián Sánchez, La Voz de los Muertos.

La lógica dicta que ésta va a ser un temporada complicada, dura, incómoda; condenada a la desazón. Es lógico. Igualar las cotas de la pasada campaña tiene aspecto de quimera, nos han privado del dulce sabor de una merecida presencia europea, el presupuesto ha sido recortado y además de manera traumática, muchas de las estrellas protagonistas del mejor año de nuestras vidas han tomado caminos diferentes y de los que han llegado la mayoría, por hache o por be, generan algún tipo de duda; eso, sin contar que estamos a la espera de fichar un escolta a dos días de que todo eche a andar. Esto parece abocado al naufragio. Pero claro, la lógica del sueño es otra bien distinta. Una, en la que a pesar de todos los problemas habidos y por haber, mantiene intacta la ilusión. No sólo intacta, disparada. Una lógica que nos invita a querer ser grandes, a sentirnos grandes. Ha llegado un punto en el que el cómo es netamente más importante que el qué. Un punto en el que divertirnos viendo jugar a baloncesto a nuestro equipo es más importante que un puesto en una tabla de clasificación. En Gipuzkoa, el basket nos ha enseñado a soñar. Hemos aprendido a soñar.Y lo bueno de eso, es que en los sueños todo es posible.

Y mira que golpes de realidad nos hemos llevado unos cuantos desde caímos en Valencia con las botas puestas hasta el día de hoy en el que estamos a punto de comenzar de cero otra vez. Problemas de toda índole, desde un conato de marcha del entrenador hasta una reducción drástica del presupuesto; desde la pérdida del MVP y el jugador nacional mejor valorado a las primeras de cambio, hasta la marcha del mejor triplista de la liga el primer día de la pretemporada y la grave lesión de su sustituto a menos de dos semanas de comenzar la competición. Eso, por poner algún ejemplo. Llegó un punto en el que cuando pensábamos que ya no podían sucedernos más cosas malas, ocurría una peor. Y es que también pensábamos que no podría haber un verano más accidentado que el anterior y éste lo ha superado con creces, estableciendo nuevas e impensables cotas de desgracia. Pero visto de otro modo, seguimos aquí, con las mismas ganas que el primer día -o incluso más-, estamos bastante más curtidos, nuestra piel es un poco más gruesa y por lo tanto, estamos bastante mejor preparados para la batalla. Todos estos problemas nos han puestos los pies en la tierra, nos han despertado de una bofetada y, afortunadamente, nos dan la oportunidad de empezar a soñar de cero.

Y para ello, tenemos al mejor entrenador posible. Sinceramente opino que Sito Alonso es, por un lado el técnico adecuado -el ideal- para entrenar al Lagun Aro GBC y por otro, que es de los mejores de la ACB sino el mejor. Dicho esto y dejando claro que no tengo ni una duda de él como entrenador, sí opino que este verano se ha equivocado. Él y el club. Lo hicieron después de rarísimo episodio vivido a finales de junio. Y digo después, porque pasara lo que pasara, se resolvió con la continuidad de Sito en Donosti y todos contentos. Pero se equivocaron empecinándose en querer ofrecer una imagen de normalidad, de “aquí no ha pasado nada” que significa, en mi opinión, desperdiciar una ocasión ideal para ganar en credibilidad. Es evidente que hubo un desencuentro. Y no pasa nada. Pero tampoco sucede nada en absoluto por decir que el problema existió y se resolvió. Con la imagen de aquí no ha pasado nada, para mí lo que de verdad sale afectado es el discurso de Sito. Su labor y valía como entrenador no pierde ni un ápice de credibilidad, pero su mensaje -que tan importante fue durante la temporada pasada- ha perdido algo de fuerza. Y no es algo grave, todos cometemos errores y estos no tienen por qué influir en el presente ni en la marcha del equipo. Pero desde mi punto de vista Sito tiene trabajo en este aspecto, al menos a mí tiene que volver a ganarme para la causa. De su pericia para sacar el máximo rendimiento a la plantilla en todos los sentidos no tengo el menor género de duda, celebro que sea nuestro entrenador y no lo cambiaría por ningún otro en la faz de la tierra. Eso seguro.

Y mirando a los jugadores, lo primero por lo que alegrarse es la continuidad de una parte importante de la plantilla de la temporada pasada. Es un hecho que va a facilitar que las cosas funcionen más rápido y mejor, y por otro lado, va a ayudar en la adaptación de las nuevas incorporaciones. Personalmente, espero un paso adelante de de Raúl Neto en cuanto a peso específico y liderazgo, amén de un progreso en facetas del juego como la dirección, el juego sin balón y el tiro. Si lo consigue, a corto-medio plazo estamos ante uno de los mejores bases de la competición. De Salgado no espero otra cosa que esa solidez maravillosa que nos ofreció el año pasado, un seguro de vida de menos de metro ochenta, una bendición con la batuta en la mano. Cero inquietudes respecto a Javi. Como cero me genera también la versión más determinada y constante de David Doblas. Ni mucho menos le pido que firme una temporada igual que la pasada -que sería brutal-; no, le pido que de un paso más, porque puede. Que ejerza de líder porque lo es. Y si hablamos de liderzgo, no hay mejor manera de hacerlo que desde el ejemplo y ahí por supuesto aparece Manolis Papamakarios. Lo primero que hay que hacer con Pakman es darle las gracias y es que si alguien ha demostrado compromiso y fidelidad con este club, ése ha sido Mac; esperando a una oferta desde San Sebastián teniendo otras, aceptando una inicial y después otra a la baja si temblarle el pulso… Si ya nos tenía ganados, ahora ya ni te cuento. Y si su filosofía de dar lo que el equipo requiera de él ya era importante, en este inicio de temporada lo va a ser aún más; porque al trabajo sucio y referencia defensiva hay que añadirle de momento una presencia mayor en la pista por necesidades del guión y una mayor aportación anotadora, que en ambos casos ha aceptado sin rubor durante la pretemporada. Esperemos que en el arranque de la ACB le sigan saliendo las cosas bien. Nuestra confianza se la ha ganado a pulso.

El caso de Korolev es quizá el más diferente a todos los que siguen, su incógnita es física en principio y mental en segundo lugar. Prácticamente dos años sin jugar requieren una adaptación, comprobar que todo funciona correctamente y ganar en confianza para volver a atreverse poco a poco a ser el jugador que puede ser, que de mucha calidad. Pero como decía, poco a poco, los síntomas en pretemporada han ido por el buen camino. Y luego nos quedan los dos jovencitos. En Julen Olaizola es evidente el cambio físico, que debe ir acompañado de un progreso baloncestístico -no debe parar de crecer en ese sentido-, eso sí, el trabajo en verano está ahí. Y por la misma línea, Mikel Motos, que aunque alternará ACB con LEB Plata, casi a la fuerza va a tener que jugar en las primeras citas. Con la actitud que ha mostrado en la preparación sin duda ayudará al equipo.

Y ahora vamos con los nuevos, es decir, con incognitas de todos los colores, pero un potencial extraordinario en todos los casos. Al GBC no le ha quedado otra que apostar y eso es lo que ha hecho. El envite más importante quizá sea el del el alero llamado a soportar buena parte del peso de este equipo en lo que a protagonismo y absorción de juego se refiere. Qyntel Woods será probablemente el jugador de mayor talento que ha pasado por el Lagun Aro. La incógnita reside en si va ser capaz de explotarlo adecuada y regularmente. Calidad para jugar minutos en NBA tiene -o tenía- de sobra; para destacar en Euroliga también, de hecho lo llegó a hacer. Es un pedazo de jugador al que su mala cabeza le ha privado de una carrera brillante. Son muchos los incidentes que arrasta Q y que provocan que absolutamente nadie confíe en él lejos de Gipuzkoa. Pero el caso es que aquí se ha confiado y apostado por él y como bien ha dicho ya en varias ocasiones Sito Alonso, no condenar a una persona por su pasado y valorarle por lo que haga ahora y a partir de ahora es lo que marca la diferente para un club, una afición y una sociedad. Lo que yo he visto hasta el momento es un jugador ilusionado, motivado y con ganas de agradar y demostrar lo que vale. Es verdad que no ha llegado en el mejor tono físico posible pero también es cierto que se está poniendo las pilas y que está serio. Si las cosas le salen bien, podemos estar ante una de las sensaciones de la temporada en ACB. Yo digo que hay que darle una oportunidad y un voto de confianza.

Como voto de confianza merece Guillem Rubio. Tres años complicados para él; lejos, muy lejos del nivel real que puede ofrecer sobre una cancha de baloncesto. Creo que está en el sitio adecuado, con el entrenador, lo compañeros y la afición adecuados para que vuelva a parecerse más a jugador que arrasaba en Manresa que al que vimos vagar por Málaga y Sevilla. En Azpeitia, en la segunda parte frente a Gran Canaria fuimos testigos del primer chispazo de resurección. Los casos de Dani Díez y Ekene Ibekwe los quiero relacionar porque durante toda la pretemporada ha dado la sensación de que de el cantero del Real Madrid había que esperar grandes cosas desde el día uno y que el nigeriano apuntaba a fiasco. Siento no compartir ninguna de las dos percepciones. Ibewke es un jugador que va a adaptarse muy bien al estilo de juego que postula Sito Alonso y que además de hacernos ganar en intimidación y juego por encima de aro, su presencia en la zona va a permitirnos defender mucho más agresivo en el perímetro, por lo que de él espero una aportación importante y no una decepción. Con Dani Díez me estaba en cambio invitando a ser más prudente. El salto de Liga EBA a ACB es abismal y aunque haya destacado como uno de los mejores de Europa de su generación no es lo mismo echarse a la cara jugadores veteranos que se las saben todas y te ponen en situaciones comprometidas. Digo que la prudencia me invita a ser paciente pero su pretemporada ha sido convincente e ilusionante, la impresión es que está preparado para aceptar el reto. A ver cómo va de nervios en este arranque pero creo que estamos ante un valor seguro con el que no hay que tener prisa.

Y en este repaso falta el escolta llamado a asumir la responsabilidad de la anotación exterior, no tardaremos mucho en saber su nombre y si se confirma que es Luther Head, más allá del año en blanco que ha pasado, estaríamos ante otro motivo para convencernos de que vamos a seguir divirtiéndonos mucho con el Lagun Aro GBC y su baloncesto. El sábado empezamos en Badalona sin ese puesto cubierto y con el equipo más verde que la camiseta de la Penya; pero si alguien da ya por muerto al GBC en esta primera cita que se vaya olvidando, aunque nunca hayamos ganado un primer partido, aunque las circunstancias y la preparación no hayan sido las idóneas, el Lagun Aro GBC saldrá a darlo todo, eso es una certeza. Y es que lo más importante es eso, yo lo tengo claro, más que repetir el quinto puesto, la Copa y los playoffs, lo que quiero que sea capaz de reproducir este equipo respecto a de la temporada pasada es esa voluntad de no darse jamás por vencido, de luchar por cada bola sin importante el momento del partido, el contexto o el rival. Esa actitud de no sentirse inferior a nadie y de demostrar que aunque le tumben cien veces se levantará ciento una. Es lo que marca la diferencia, lo que nos ha vuelto diferentes y lo que no podemos perder. Desde ahí, hasta donde queremos. No hay cotas, no hay techos; los que nosotros establezcamos. Así que a soñar, a soñar hasta que el sueño se haga realidad.

Iker Sagasti @sagastiker

Fotografía: Ortzi Omeñaka @ortziomeñaka y Arrizabalaga