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Puerta atrás

La hora del lobo

Dicen que siempre está más oscuro justo antes de amanecer. Ese momento, cuando la noche se vuelve más lóbrega y fría que nunca, es conocido como La hora del lobo;. Dicen que es cuando lo débiles caen, las pesadillas son más reales y los fantasmas y los demonios se vuelven más poderosos. Es el instante donde más sencillo es perder la esperanza, pero a la vez, el punto más cercano a la aurora, el momento previo a que vuelva a brillar la luz.

El Lagun Aro vivió ayer su particular hora del lobo, en el segundo cuarto, cuando se fue por completo electricidad, cuando los temores y los problemas fueron más fuertes que la voluntad del equipo, cuando la deriva gobernó el destino del equipo y cuando estaba perdiendo toda esperanza. Las caras de los aficionados eran un poema en el descanso, el berrinche general, mayúsculo. La desconfianza estaba ganando terreno; pero cuando más tenebroso se mostraba el panorama, todos y cada uno de los miembros que configuran lo que el Lagun Aro GBC significa, lucharon hasta alcanzar la luz del día.

Porque lo que sucedió en ese infame segundo cuarto y el brillante renacer posterior, escenifican un punto de inflexión vital para la realidad presente y futura de este equipo.

Y sí, es cierto. Volvimos a perder. Pero me temo que las conclusiones que podemos sacar este partido van mucho más allá del resultado en el marcador, y más tal y cómo transcurrieron los acontecimientos sobre el parqué. Existen dos asuntos importantes a los que mirar de frente: Por un lado, hay que seguir forjando el carácter y construirlo fuerte, porque no puede pasar que por una serie de estímulos externos negativos -en este caso en forma de decisiones arbitrales- nos marchemos del partido como hicimos en el segundo cuarto; y por otra parte, la reacción en los actos tercero y cuarto, la voluntad de jamás rendirse y sobre todo, la evidente mejora en el juego (cuando más complicado estaba todo) son razones de peso para reforzar el optimismo. No puedo estar más en desacuerdo con todos los que opinan que este equipo no tiene recorrido y da para más; a los hechos me remito, Bilbao Basket es un equipo de la élite de la ACB y le miramos a la cara hasta el final de partido. Ciertamente llegaron a ganarnos por 18 puntos y fue exclusivamente responsabilidad nuestra, pero después supimos rehacernos y estar en disposición de ganar.

Un resultado, que dicho sea de paso, tuvo una influencia más decisiva de lo deseable en la labor arbitral. Sin entrar a valorar si acertaron o erraron en tal o cual decisión -y hay un buen puñado de ellas en las que fijarse- opino que no estuvieron a la altura de la intensidad del duelo, que se les fue de las manos, que no supieron contrarlo y que acusaron una importante diferencia de criterio con un equipo y otro. Espero que no fueran muy contentos a casa porque sus decisiones no fueron buenas para ninguno de los contendientes, pero creo sinceramente que perjudicaron gravemente al Lagun Aro y no le dejaron optar a una victoria que el GBC mereció disputar hasta el final por derecho propio. Me quedé con muy mal sabor de boca porque el partido era más que digno de ser resultado exclusivamente por los jugadores.

Yo fracciono el partido en tres actos: el primer cuarto, donde el equipo estuvo a la altura y dejó buenas sensaciones sin tener todavía que lanzar cohetes, un segundo cuarto para olvidar donde el equipo se fue a la deriva demasiado influenciado porque las cosas se estaban poniendo difíciles y después, una reacción que permitió al equipo por fin jugar un baloncesto de alto nivel que supuso el despliegue más sólido y constante en lo que vamos de temporada. Fue como ver la luz.

Y son muchos los motivos que conspiran para la progresión en el equipo de Sito Alonso. Todos ellos, individuales o no, están dispuestos en servicio del colectivo, en favor del grupo. Lo de Neto, sólo tiene de anécdota el hecho de que sea su mejor partido en lo numérico desde que está en la ACB; el resto, es el resultado de un paso adelante por su parte en cuanto a liderazgo y crecimiento como jugador y como base. No podemos esperar que todos los partidos sea el máximo anotador, reboteador y asistente del equipo; pero sí podemos esperar que sigue asumiendo responsabilidad y guié la nave cada vez con más firmeza y determinación. Raúl es el jugador que esperábamos que fuera, pero no se nos puede olvidar que está construyéndose como baloncestista, que tiene mucho recorrido por delante y que cuando falle o se equivoque no debemos llevarnos las manos a la cabeza.

Hay otro punto en el que fijarse y es la defensa. La de la segunda mitad del derbi, rica y sólida, constante y unida; muy potenciada por la capacidad de ayuda de Ibekwe en la zona, la presión sobre el hombre de balón y líneas de pase firmes. Cuando se utilizó defensa zonal, la sensación de coordinación e intensidad transmitió mucha seguridad. Hay destacar el buen trabajo en ese aspecto, por encima de todo en el grupo, pero especialmente en hombre que no consiguieron brillar en ataque como el mismo Ibekwe o un Papamakarios desacertado y en ocasiones precipitado en ataque, pero atinado y firme en labores defensivas.

Después, el juego del equipo agradece una barbaridad la mera presencia de un escolta capaz de amenazar desde la larga distancia; su mera presencia ya genera facilidades en abundancia en diferentes situaciones, si además aparece la efectividad, comenzamos a ver en el Lagun Aro un juego profuso y mucho más difícil de neutralizar. Kuksiks salió confundido a la hora de querer resolver demasiado él sólo; cuando se calmó y se integró en la maquinaria del equipo, su aportación fue mucho más eficaz, colaborando decisivamente de la reacción del equipo.

Y quiero terminar con otros dos nombres propios. Qyntel Woods y Guille Rubio. El estadounidense está repitiendo un patrón muy sencillo de entender por su estado físico. Woods no está aún en el 100% de su físico, por eso, partido tras partido, empieza como un tiro, superando con facilidad a su pares, anotando fluido, parándose en dos tiempos como los ángeles y poco a poco, se va diluyendo y afloja en su aportación. En este sentido, él debe seguir trabajando para ponerse a punto y que esa impresión que deja durante los primeros minutos se dilate lo máximo posible y nosotros debemos arroparle lo mejor que podamos para que es camino para sacar lo mejor de sí mismo sea lo más cómodo y positivo posible; eso sería facilitarle las cosas y colaborar con el beneficio del equipo, porque su talento está fuera de toda duda y con confianza le será mucho más sencillo sacarlo. Misma confianza que hay que ofrecer a Guille Rubio, cuyo problema no es físico sino de volver a creerse de lo que es capaz; al contrario que Q, Rubio comenzó chocando contra un muro y cuando por fin encontró la fórmula, se convirtió en un arma muy rentable para el equipo. Tiene que recuperar sensaciones que le permitan tomar decisiones correctas, porque cuando lo hace es desequilibrante. Cuestión de confianza y de perseverancia. Las cosas le van a salir.

Y a pesar de la derrota y la frustración por haber tocado con los dedos el premio del triunfo, creo que hay que estar muy satisfechos por lo que hizo el GBC en el derbi. Vivió su particular hora del lobo, la superó y salió reforzado de la misma. Su experiencia ha ganado una enseñanza importante y su trabajo le ha brindado un nuevo comienzo desde el que construir con la seguridad de que las cosas va a acabar funcionando. Este partido, su momento de oscuridad y su batalla hacia la luz pueden suponer un punto de inflexión que tarde o temprano va a dar sus frutos, porque un equipo ganador se empieza a forjar en instante como éste, cuando la victoria da la espalda; es entonces cuando más determinado hay que estar y más convencido hay que trabajar en un baloncesto que va a funcionar. En este derbi no hemos sumado una victoria en la tabla, pero sí hemos conseguido imponernos a dificultades, a medios y a ansiedades que no no estaban dejando ser del todo nosotros. El GBC se está convirtiendo en ese equipo que nunca se rinde y eso, va a dar réditos más pronto que tarde.

 

Iker Sagasti. @sagastiker

Fotografía: Luis García / Ortzi Omeñaka @ortziomenaka

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