Qué respiro. Qué alivio. Qué peso nos hemos quitado de encima. Las caras en Illumbe al terminar el partido eran un poema, pero en este caso, ninguno triste. Sonrisas por doquier. Manos estrechadas por aquí, abrazos por allá y caras felices, muchas caras felices. Todas. La sensación de habernos despertado de una pesadilla, de hecho, todo apuntaba a una pesadilla antes de Navidad, pero el equipo despertó y con él, todos nosotros. La verdad es que este partido se analiza solo. Un equipo determinado, un equipo intenso, un equipo creyente volteó por completo una dinámica que se estaba enquistando, una dinámica peligrosa. Y ni mucho menos esto resuelve todos los problemas, queda mucho trabajo por delante. Pero, por un lado, llueve menos y por otro, nos quitamos de encima esa horrible sensación de que el equipo no es capaz. Eso por no hablar de que lo que consiguieron, lo hicieron además poniendo espectáculo del bueno, que nunca sienta mal. Unas cuantas veces nos dejaron boquiabiertos los jugadores, poniendo la guinda con acciones estratosféricas a lo que de verdad importa: un baloncesto convincente, eficaz y sólido.
De hecho, es que este camino tiene el aspecto de ser el correcto. No es casualidad que el día que el equipo se muestra como un verdadero bloque, que da más sensación de grupo unido que nunca, el juego lo note de una manera tan evidente. El Lagun Aro por fin tuvo vocación de controlar el partido y a la vez, empeño en que así fuera, en que se jugara a lo que ellos querían. Por fin se juntó el hambre con las ganas de comer. Por fin fue evidente, palpable, que el GBC tenía más ganas de ganar que su rival. Que seguro que otros días pretéritos también las tuvieron, pero por alguna razón no las mostraron, al menos no de manera consistente. Frente al Cai fue una cuestión de deseo absoluto de ganar, de convencimiento integral en que podía hacerse.
Y eso luego se ve intensamente reflejado en el juego. El equipo quiere, el equipo puede. Este acción-consecuencia hasta ahora no se venía dando. Pero es muy edificante comprobar que el GBC puede. Que no está muerto, estaba de parranda. Porque el mayor miedo venía de la idea de que por mucho que hiciera, no había manera. Eso, lo vamos borrando. Porque ante el Cai pudo, vaya que sí pudo. Tengo la sensación de que todo empezó desde atrás y se materializó adelante. En defensa, el esfuerzo, el hambre por cada balón perdido, la actitud… lo cambiaron todo. Y en ataque, el equipo tuvo la costumbre durante todo el partido de compartir el balón, de creer los unos en los otros y cada uno en sí mismo. Y el restado fue resplandeciente.
Sucede que cuando todos están así de centrados, así de generosos -en la entrega y en el propio juego- se nota una barbaridad. Que los jugadores llamados a marcar la diferencia realmente lo hagan, un equipo como el GBC no es que lo agradezca, es que hace que todas las piezas encajen, que los que se estaban multiplicando para llegar a todo y llegar donde otros no, ahora puedan cumplir con su papel y lógicamente lo hagan mejor y se sientan más cómodos.
Lo que le estaba pasando a este equipo hasta su despliegue ante el Cai me recuerda mucho a lo que me dijo acerca de un jugador, una persona que aprecio mucho y que sabe una barbaridad de esto del basket, me dijo algo así como este jugador en cuestión al venir a Europa es como si hubiera perdido sus poderes. Y al Lagun Aro GBC como grupo le estaba pasando algo parecido, era como un superhéroe con una serie de superpoderes, pero que al no ser capaz de asociarse, de unir los unos con los otros, los tenía totalmente bloqueados. Esta vez el GBC a vuelto a volar y tenía también visión de rayos x y algún que otro más.
Pero me parece fundamental que revisemos el significado de esta victoria. Es un bálsamo, eso sin duda; para todos ha sido una inyección de alegría que demandábamos y necesitábamos urgentemente. La hemos disfrutado mucho. La hemos paladeado, desgustado y saboreado con calma y gozo. Pero no significa más que la demostración de que este equipo es capaz de competir con cualquiera y ganar a cualquiera, que no es poco. Esto tiene que ser el punto de partida para el crecimiento continuado del equipo. No puede quedar en anécdota. No puede ser un oasis en el desierto, tiene que ser la puerta de salida hacia algo que puede y que va a funcionar. Es muy importante darse cuenta de ello, para que lo conseguido no sea pírrico. A disfrutarlo un momento, a cargarnos de energía, pero después de tener una noche de paz, toca seguir trabajando por este camino, porque esta fórmula sí que funciona.
Una cosa más, lo de este público, lo de la parroquia de Illumbe es una cosa para empezar a elogiar y no parar. Qué lección. Y eso el día que no estabamos ni cinco mil en el grada… Pero eso no quiere decir otra cosa más que no estaban todos los que son, pero sin duda sí que son todos los que estaban. Hubo momentos que sonaba como si hubiera 8.000 en lugar de 4.720; de verdad, me quito el sombrero con esta gente. Son un tesoro, todos y cada uno.
Y ahora así, durante un segundo antes de poner el modo batalla otra vez, pensando ya en el domingo. Qué alegrón, que gozada, que gusto, que disfrute ver al GBC así, con ese aspecto, con esa cara tan reconocible, tan capaz de involucrar, de permitir identificarte con ellos. Más allá de los porcentajes de acierto, que fueron excelentes; el despliegue, la declaración de intenciones que hizo el Lagun Aro GBC nos hizo muy felices. Una noche de paz. Pero ahora, a por más. El Real Madrid aún no ha perdido, por lo tanto nadie espera que podamos con ellos y eso significa que no tenemos nada que perder. Vamos a ver si les damos un susto… aunque yo, con ver al GBC tal y como lo he visto ante el Cai, me vale y me sobra. Y si lo hace, puede ganar a cualquiera. A cualquiera, incluido el Real Madrid. Gracias a todos por este partido, al equipo y a la afición. Un segundito más para disfrutar y vuelta a la carga. ¡Aupa GBC!
Iker Sagasti. @sagastiker
Fotografía: Luis García. @lgarcia_69