Llega la hora de la verdad. Durante las dos próximas semanas el panorama del Lagun Aro se puede clarificar enormemente u oscurecerse gravemente. Es el tiempo de los valientes, de los que cortan el bakalao, de los que marcan las diferencias. Y el Lagun Aro GBC llega preparado para dar la talla, lo que no quiere decir que vaya a ser fácil, pero sí que el equipo está en disposición de sacar adelante la misión que tiene por delante: recibir a Manresa y visitar Fuenlabrada, sacando dos victorias que nos saquen del pozo. Hace falta, no sé si son finales, pero desde luego son dos partidos más importantes de la temporada hasta el momento. Y el hecho de haber perdido en Bilbao no nos tiene que restar ilusión, ni esperanza, ni convencimiento. Nada de eso, el GBC perdió y lo hizo de manera abultada, pero el resultado no sólo es engañoso, sino que supone un castigo excesivo para los méritos del equipo de Sito Alonso. Más allá de la derrota, el derbi sirvió para reafirmar ciertas dinámicas grupales y tendencias individuales del equipo.
Para empezar, la solidez del juego colectivo es un hecho. Se ha equilibrado, se ha encontrado un balance, se están definiendo roles de manera clara y eso ofrece comodidad y efectividad a la mayoría de miembros de la plantilla. Los dos grandes beneficiados son David Doblas y Qyntel Woods, algo que tiene todo el sentido del mundo porque ambos ejercen como principales puntas de laza, como los encargados de definir, de concretar, el juego converge en ellos y su subida en número de posesiones a su disposición (Doblas lanza 10 tiros de campo y Woods 18), además de su mayor eficiencia es una realidad que habla muy bien su pase al frente individual y a la vez de la enorme mejora colectiva. De hecho, lo primero sin lo segundo sería mucho más complicado. El balón se está moviendo mejor, más fluido, entra y sale de la zona, cruza el perímetro y llega cada vez más a las manos adecuadas en una situación librada. Eso es mucho decir y a pesar de la derrota, es algo que sucedió también en Bilbao y que tiene que dar al equipo confianza a pesar de no haber sido capaz de ganar. A mí me gustó mucho el Lagun Aro en ataque, por segundo partido consecutivo tenemos cuatro hombres por encima de los 10 puntos -un signo revelador-; en defensa en cambio sólo me gustó a ratos.
La inconstancia y la inconsistencia fueron los males de nuestra defensa. Cerramos bien el poste bajo de Mumbrú, al que Papamakarios le ganó la partida, pero permitimos demasiados tiros librados, comodísimas y demasiadas penetraciones casi sin oposición. Fallamos individualmente y esos desajustes nos mataron. De hecho creo que nuestra mala defensa la pagamos en ataque, nos hizo perder ritmo y confianza y nos impidió correr, ahogando nuestro juego dinámico. Tenemos que ponernos serios atrás para ganar partidos, más si cabe fuera de casa, nos va a dar empaque ahora que en ataque las cosas funcionan.
En cualquier caso, creo que todo lo que tiene que ver con el colectivo va a funcionar y va a ir a mejor. Más quebraderos de cabeza me dan ciertas situaciones individuales. Con Doblas, Woods, Finley y Papamakarios ofreciendo un nivel extraordinario y otros como Salgado y Panic haciendo su trabajo sin hacer ruido; otros dos jugadores clave en la rotación y en ciertas funciones del equipo están preocupantemente apagados. Lo comenté la pasada semana e insisto con más fuerza en ésta: Neto e Ibekwe están lejos de lo que deberían dar a este equipo. Para empezar, el rendimiento defensivo en Miribilla no es casualidad, porque dos puntales del GBC en este aspecto como ellos, se vieron superados, incluso desbordados. Pero no es sólo una cuestión de defensa, ni tampoco de ataque, es una cuestión más integral, de comodidad, de confianza… no es que las desprendan precisamente; no es que se les vea disfrutar ni sonreír mucho. Y hace falta que lo recuperen porque para lo que nos viene por delante necesitamos la aportación de todos, no sólo de unos pocos.
Reconozco que son dos casos que veo de manera diferente, a Neto se le espera, preocupa su bache pero me lo tomo sólo como eso y una recuperación de su confianza, autoestima o no sé como llamarlo, puede darle la vuelta a su circunstancia. Espero que lo consiga pronto porque su presencia tiene mucho influjo sobre el colectivo, tiene que ganar en dirección y tiene que recuperarse de cara al aro; pero sobre todo tiene que empezar a sentirse más confortable y transmitirlo, porque cuando él se divierte sobre la cancha y es el que marca la pauta -tanto en ataque como en defensa- el GBC lo agradece y mejora. Lo de Ibekwe me resulta más una tendencia, algo continuado de más a menos, sus números en los últimos ocho partidos son de 3.6 puntos, 2.6 rebotes y 3.2 de valoración; guarismos insuficientes para lo que tiene que aportar a este equipo y para su demostrada capacidad. No está. Y más allá de los números se le intuye apático por momentos, superado en el aspecto físico como pasó en Miribilla con Rakovic. Ocho partidos son más que suficientes para hablar de una tendencia y de un problema, porque cuando no está Doblas en cancha se nota y necesitamos un recambio de garantías que el pívot con pasaporte nigeriano no está siendo.
Si sumáramos estos dos elementos en su versión más positiva a una rotación cada vez más sólida, no sólo ganaríamos en profundidad sino que las armas sobre el parqué se multiplicarían y unas amenazas facilitarían la labor de otras. El ejemplo es Papamakarios en ataque -porque en defensa es un escándalo día sí, día también-, la recuperación para la causa del griego desde las línea de 6,75 está dando réditos al resto de la ofensiva, abre el campo, estira las rutas en las ayudas rivales y cuando le llegan, distribuye el balón con criterio y si tira solo, la mete. Resulta que el papel del tirador que abra el campo ya lo teníamos en el equipo y ha aparecido cuando Manos ha recuperado la confianza. Ahora mismo Pmak es un jugador clave en este Lagun Aro, pero clave de primer nivel.
Antes citaba a Doblas y no quiero dejar de desarrollar mejor su caso particular. El cántabro está rayando al mejor nivel de su carrera, está alcanzando un nivel que le coloca el cartel de desequilibrante y asume un peso y una responsabilidad que son una de las explicaciones de la reciente mejora del Gipuzkoa Basket. Ha tomado el liderazgo, está templado y decidido, está haciendo valer una de sus mejores virtudes: su juego de pies, al poste bajo hay muy pocos jugadores como David en toda la ACB y lo está aprovechando muy bien. Pero si explota sus virtudes, también está destacando en apartados que no son su fuerte, como ya hiciera la temporada pasada, cuando el equipo ha necesitado que diera un paso al frente en rebote lo ha hecho de forma radical, liderando al equipo en deseo y en capturas. Y lo mejor es que se le ve muy maduro sobre la pista, antes ciertos errores le sacaban del partido, ahora, ni mucho menos. El ejemplo es este último partido: dos faltas en medio campo que un jugador como él no se debe permitir, en tiempo pretéritos eran un adiós al partido, pero en vez de eso el de Pedreña se templó y no sólo aguantó el resto del partido sino que siguió marcando las diferencias manteniendo el factor mental donde debe estar. Bien por él, no se le puede pedir nada más, está fantástico; lo que hay que perdirle es más, es que siga así porque nos da la vida.
Lo mismo pasa con Woods, del que no hay mucho que decir, parece otro jugador, está centrado, motivado, ejerciendo su papel, tomando la responsabilidad, haciéndose visible para el equipo, valiente, pleno de confianza y sumando de manera constante. Éste es justo el jugador que necesitamos. Esto es lo que nos hace falta de él y así, puede jugarse 18 tiros de campo o lo que hagan falta, porque está superlativo.
Y en lo que a la lucha por la salvación en la que estamos inmersos, ni un paso atrás, esta derrota no tiene que frenarnos, no tiene que sacar nuestra vista del objetivo. Hemos perdido y también lo han hecho nuestros rivales directos, hemos perdido pero seguimos progresando. A pesar de los errores cometidos, pudimos competir de tú a tú con uno de los mejores equipos de la ACB durante muchos minutos y desde mi punto de vista, a pesar del resultado final, el partido se decidió por pequeños detalles. Lo que sí hay que hacer es endurecerse. Porque Manresa va a venir a la desesperada con sus lesiones y su necesidad, van a venir dispuestos a morir en Donosti y nosotros tenemos que soportar ese nivel. Va a ser un partido cargado de emotividad por la situación de ambos, pero va a ser nuestro. Vamos a dar otro paso decisivo, vamos a seguir creciendo. Lo hicimos ante Valladolid -que no se despiste porque el equipo pucelano puede estar en el lío- y lo vamos a hacer el próximo sábado ante Manresa. Jugando a nuestro nivel y explotando nuestra capacidad vamos a ganar este partido. Un paso cada vez, pero las dos próximas semanas tenemos que salir de las tinieblas. Primero a por Manresa y luego a por Fuenlabrada. Estamos preparados y lo vamos a conseguir. Llega la hora de la verdad.
Iker Sagasti. @sagastiker
Fotografía: Ortzi Omeñaka. @ortziomenaka