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Puerta atrás

Un corazón a prueba de bombas

Que los dos últimos clasificados de la ACB sean capaces de firmar un partido como el del sábado, dice mucho de la ACB o más bien habla de que son circunstancias especiales las que mantienen a estos dos equipos ahí abajo. Porque el baloncesto que practican GBC y Manresa es efectivo, divertido y digno de puestos mucho más holgados en la tabla. También es cierto que la mejora baloncestística del Lagun Aro en los últimos tiempos es inmensa y a la vez, que la impresión general de esta última cita no es suficiente, va a hacer falta más para seguir ganando partidos con regularidad. Al GBC le faltó consistencia durante los cuarenta minutos, no fue constante y tuvo momentos de desconcierto; la sensación durante buena parte del partido no era agradable, no ofrecía signos de solidez y sólo con fogonazos no nos va a valer. Jugamos a tirones, alternando momentos brillantes con otros de apagón, algo que hace dos semanas ya ocurrió ante Valladolid, pero que este sábado se produjo de manera más acusada. Hemos encontrado una dinámica positiva, una eficiencia en el reparto de roles que ofrece nociones de equipo entero y cómodo con lo que hace, que sabe lo que tiene que hacer y lo ejecuta con solvencia. Pero, no sé si  por la responsabilidad del momento -algo compresible-, el equipo se paraliza en ciertos periodos de los partidos. De hecho, durante la mayor parte del choque ante Manresa, observamos un grupo con principios de congelación, aunque bien es cierto que entró en calor cuando más falta hacía. Entre tanto, casi nos da algo a las cerca de siete mil almas que sufrimos con el GBC hasta que llegó la resurrección. El Lagun Aro puso a prueba el corazón de su parroquia, pero afición y equipo demostraron tenerlo a prueba de bombas y precisamente a base de corazón y de una irrompible simbiosis entre jugadores y aficionados, saltó la chispa adecuada a la hora de la verdad.

Los adjetivos para calificar la victoria están ya todos escritos, a nadie se le escapa que necesitábamos ganar como a un hambriento le urge el alimento. Sin embargo no debemos olvidar que esto es una carrera de fondo y que más allá de las urgencias, lo que importa por encima de todo es el juego. Va a ser nuestro baloncesto el que nos salve o nos condene. Y el sábado en Illumbe mostramos carencias, la percepción que obtuvimos del equipo fue ciertamente más pobre que en citas recientes y no nos podemos despistar. Si esta victoria no viene acompañada o sirve como toque de atención al equipo para que no se relaje, mal vamos. En muchas ocasiones fuimos a remolque, no el marcador sino en el juego y la mejor gestión de las emociones y las decisiones en la recta final del partido nos dio la victoria. Ganamos pero no se nos puede olvidar que íbamos trece abajo en el tercer cuarto. Y pensar que los altísimos porcentajes de los manresanos fueron únicamente fruto de la inspiración sería muy inocente; hay que mejorar en defensa, hay que ajustar mejor para no permitir que los rivales encuentren con comodidad sus superioridades, porque Manresa -que dicho sea de paso es un gran equipo de baloncesto- castigó con destreza nuestros puntos débiles y logró desarbolarnos en defensa durante buena parte el partido.

Hasta el minuto 37 no logramos mandar en el marcador salvo en el periodo de inspiración de Paunic desde la línea de tres. El resto de partido, sufriendo por detrás. Finley y Papamakarios no sólo nos mantuvieron vivos en el partido, sino que nos metieron de lleno en él y no únicamente por sus canastas; atrás, ambos estuvieron en muy buena línea. La resurrección postrera se antoja imposible sin la aportación de los dos jugadores que más peso específico están soportando en el juego de perímetro del GBC desde que las cosas han cambiado para bien. Mo Finley se ha convertido en una de las razones principales para entender el equilibrio alcanzado por el equipo, era lo que hacía falta, lo que llevaba advirtiendo Sito desde que salió Lofton en verano; carecíamos del tipo al que buscar en el perímetro, en el que desembocaran ciertos sistemas y fuera capaz de marcar las diferencias y definir, resolver. Ahora ya lo tenemos y vaya si lo agradece el juego en su globalidad. Le da mucho sentido al equipo y mejora el colectivo. De Papamakarios, humildemente, me sigue sorprendiendo que haya quien cuestione la necesidad, importancia y preponderancia de Manos para el GBC. No es casualidad que siempre que el partido se aprieta, asume tiros decisivos y su porcentaje sube cuando más calienta el sol. Son unas cuantas jornadas en las que el rival está con cierta ventaja en el marcador y sus triples funden los plomos de la escapada oponente e insuflan energía en el GBC. Para mí, Pmak es un tesoro que se escapa a lo que se comprueba en la primera capa del juego, a lo que se ve a simple vista, pero que brilla con toda la fuerza del mundo en lo que subyace a lo evidente. Manos es un jugador que siempre querría tener en mi equipo.

Y si Finley y Papamak nos practicaban la maniobra de Haimlich cuando nos quedábamos sin aire, la vuelta a la vida definitiva llegaba de mano de la resurrección de Ibekwe y, por encima de cualquier otra cosa, la de Raúl Neto. Porque la colaboración de un hasta entonces gris Ibekwe, con seis puntos, buenas defensas con tapón incluido y cambio de la cara a la que nos venía costumbrando, fue una peldaño más subido, pero la entrada de lleno a la lucha por la victoria coincidió con la entrada de lleno del base brasileño en el partido. La influencia de Neto en el juego del GBC es decisiva, el equipo suele vivir al ritmo en el que se mueve Neto, su talante se traslada al colectivo y su estado de ánimo afecta enormemente al del equipo. No es casualidad que durante todos los minutos en los que el joven base deambuló taciturno por el campo el Lagun Aro estuviera a la sombra de Manresa y cuando el de Belo Horizonte despertó y entró en el partido como un rayo, el GBC comenzara a marcar la pauta. Otra cosa no, pero la confianza y el empeño de Sito no la perdió nunca y al final encontró el rédito necesario. Porque Raúl no estaba firmando un buen partido, pero su recta final fue soberbia. Premio a la templanza y fe de su entrenador. Cuando el partido se estaba decidiendo Sito fabricó un base que se sabía con la calma de que su entrenador no iba a sacarle del campo, con la confianza que eso supone y unido a un David Doblas que tuvo una tarde muy larga pero supo esperar su momento, el GBC sacó adelante una cita que se antoja determinante para el devenir de la temporada.

En descargo del Lagun Aro es necesario decir que en un partido en el que no estaba funcionando el plan A y tuvo que permanecer a la expectativa durante casi la totalidad de los minutos, el equipo supo recurrir a otras armas, como la subida del plano físico, logrando contrarrestar las acometidas de un motor turbo con el que estaba funcionando el Manresa a base de un acierto implacable, con un motor diesel que se mantuvo potente durante todo el choque y llegó más entero al momento de resolver. Así también se sacan adelante victorias, no siempre mediante el brillo y el talento, a veces hay que sacar la maquinaria pesada y el GBC supo hacerlo sin perder los nervios. Eso también tiene un mérito enorme. Aunque nos fuéramos todos a casa con el corazón en un puño…

La siguiente parada va a ser aún más exigente y va a requerir toda esa serenidad y mentalidad, pero a la vez un paso al frente en el juego, porque visitar el Fernando Martín de Fuenlabrada y salir victorioso exige a cualquiera un nivel mental, físico y baloncestístico, especialmente en lo que a la faceta de la constancia se refiere, muy alto; altísimo. Tenemos que mejorar. Tenemos que crecer respecto a este último choque porque no podemos permitirnos aflojar en los cuarenta minutos si queremos dinamitar el fortín fuenlabreño y progresar más aún en la búsqueda de la salvación. Va a ser una prueba más complicada todavía para el corazón a prueba de bombas del GBC y su afición; ahora que comenzamos a mostrar una esperanzadora solidez en Illumbe, el siguiente paso es ganar fuera y mejor si es en un duelo directo como el de Fuenlabrada. Por lo que supondría en la clasificación es otro duelo decisivo, pero también por el refrendo moral que significaría para el equipo. Si ahora somos capaces de ganar al Fuenla, realmente, vamos a ser capaces de grandes gestas de aquí a final de temporada. Pero vamos paso a paso, el siguiente es fundamental y tan complicado como conquistar el feudo que tenemos en el horizonte en un duelo directo por la permanencia. No será sencillo, pero este GBC siempre se ha alimentado de retos. Éste es uno de los más sustanciales a los que nos hemos enfrentado. Superarlo sería un regalo para todos los que están apretando para sacar esto adelante. Otra muesca más en un corazón a prueba de bombas.

 

Iker Sagasti. @sagastiker

Fotografía: Ortzi Omeñaka. @ortziomenaka

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