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Puerta atrás

Me basta con saber que sigues vivo

Antes de nada, Javi Salgado es muy grande; una bestia, un animal competitivo. Antes de comenzar a contextualizar nada, no puedo quedarme sin expresarlo. Un faro en la oscuridad, la calma en medio del frenesí, el que disfruta donde otros tiemblan, el que sonríe donde otros se deshacen presa de los nervios. Un ganador nato, un competidor feroz, una especie en extinción: un base de los de toda la vida. En el espacio del director de orquesta sobre la pista, donde otros se vuelven locos buscando físicos exuberantes, centímetros, músculos para llevar equipos a la deriva,  aparece Javi para demostrar una vez más que a esto se juega con la cabeza.

Y es que cuando Salgado entra en estado de flujo sólo cabe ponerse el esmoquin y disfrutar de la obra.

El partido que nos regala nuestro capitán en un momento definitorio de la temporada es el paradigma de que las estadísticas, en general, no sirven para nada a la hora de explicar lo que ha pasado en un partido, es como querer entender una película leyendo sólo los títulos de crédito. Y, en este caso, las sensaciones tuvieron mucho más que decir que los números. La estadística dice que Javi firmó un discreto 4 en valoración, cuando en realidad fue quien decidió el partido, quien decantó la balanza del lado guipuzcoano y el encargado de dinamitar la moral fuenlabreña, el que les obligó a interiorizar que no podían ganar. Cuando el GBC pugnaba por romper la igualdad y el Fuenlabrada se empeñaba en engancharse, después de cada estirón visitante y respuesta local, apareció Javi para acabar con todo. Lo cierto es que el Lagun Aro venía dando muy buena espina durante todo el transcurso del encuentro, las sensaciones invitaban a creer y lo que pasó después en la lucha por el average tuvo del todo que ver que la excelencia grupal del GBC. Pero el choque lo rompe Javi.

Con 63-64 en el marcador y después de que el equipo local abortara varios intentos guipuzcoanos de poner la directa, apareció Salgado en escena. Con dos asistencias de estas de ver el hueco donde nadie más lo encuentra y después de una defensa excelente que acaba en robo y canasta de Paunic; llegó la guinda en forma de las dos jugadas del día: Primero, un truco de magia debajo de la canasta; ahora la veis, ahora no y mientras voláis, no llego al metro ochenta pero la meto sin oposición, y seguido, ese triple asesino desde el jardín de su casa. Y todo el partido saltando por lo aires. Fue un rato casi pornográfico.

Con la valoración que fuere, Javi fue el jugador del partido.

Dicho esto, sin lo que sería imposible explicar lo sucedido; el Lagun Aro GBC firmó su mejor actuación de la temporada, por el baloncesto que practicó, por las decisiones que tomó, por donde llevó el partido y por lo decisivo de la cita, donde supo navegar mientras su rival naufragó. Hay que reconocer que el equipo de Sito Alonso ha aprendido a avanzar bajo el aguacero y de las penurias, de los largos meses de penurias, el grupo ha cimentado una solidez en cuanto a mentalidad y en cuanto a basket que le ha convertido en un equipo muy difícil de batir y prácticamente imposible de derrumbar durante los partidos. Lo que más me vale de todo lo vivido después del parón copero, es comprobar que el espíritu de Gipuzkoa Basket, su identidad de no darse jamás por vencido de ir todos a una y de no dar una bola por perdida, ese equipo que tan bien nos hace sentir sigue vivo, y con eso me basta.

Volvemos a aquello que decía Sito, que si le cambias la camiseta al GBC, sigues reconociendo al equipo, sabes que esos son los tuyos por el baloncesto que practican y por cómo lo practican, dos conceptos que van de la mano.

Quizá no acabamos de darnos cuenta, pero en las últimas cinco semanas hemos ganado seis partidos: Valladolid y average, dos; Manresa y average, dos más y Fuenlabrada y average, otros dos; seis victorias en la tabla. Todo lo obligatorio de esta fase decisiva de la temporada ha caído del lado guipuzcoano con lo que ello significa. Porque seguimos en puestos de descenso y tenemos trabajo de sobra por delante. Pero no es cierto eso de que aún no hemos hecho nada. Hemos cambiado por completo nuestra vida en esta temporada. Simplemente con perder en el Fernando Martín nos quedábamos a cuatro partidos de la luz, ahora en cambio salimos del frío, húmedo y oscuro agujero de los puestos de descenso si somos capaces de ganar a Murcia y el Fuenla cae en Málaga. Hay mundos enteros de diferencia entre un escenario y otro; kilómetros y kilómetros de sufrimiento y días y días temblando. Ya no temblamos.

Y no lo hacemos porque en todo este proceso el equipo ha experimentado una evolución que se ha convertido en revolución y hemos aprendido a vivir sobreviviendo. No estamos fuera del descenso ni mucho menos salvados; las fieras siguen rugiendo pero ya hace un tiempo que nos han dejado de asustar. El equipo va a muerte y ya no se funde, ha encontrado su sitio y lo que busca se cumple sobre el parqué. Restan diez citas más en las que tenemos que seguir dando la talla, pero el caso es que el equipo ya no ofrece promesas, sino más bien garantías. Garantía de funcionamiento eficaz, garantía de todo el sentido en la rotación y en los roles. Garantía de no marcharse jamás del partido.

Y hay que reconocer que las excusas que para otros han valido a Sito no le sirven para nada; ha ido a muerte con sus creencias y con los suyos, con los que han demostrado estar ahí cuando más arreciaba la lluvia y a la larga, ese convencimiento de Sito está encontrando el rumbo para un equipo que a día de hoy puede competir con cualquiera, puede mirar a los ojos a cualquiera. Ganará o perderá, pero está en disposición de prosperar contra cualquier dificultad. Y era lo que hacía falta. Hace meses que escribí que el técnico del GBC está ante el mayor reto de su carrera, porque ha tenido todas las dificultades y más, pero las está sorteando con maestría y ahora nos muestra un equipo sólido y un planteamiento de partido asombroso. Este pasado sábado mismamente se hizo con la manija, con el ritmo que más le interesaba mientras el rival nos cosía a triples. El acierto del Fuenla ocultaba que el GBC se iba poco a poco adueñando de lo que pasaba y que sucedían los eventos tal y como más le convenía al Lagun Aro; el balón no llegaba a las manos que más daño nos podían hacer ni a las posiciones donde más podíamos sufrir. Pagamos un peaje por ello, pero con paciencia y convencimiento en lo que se estaba haciendo, los réditos llegaron  y nada de esto pasó por casualidad sino fruto de un trabajo muy bien pensado y ejecutado.

Ante ese reto tan complicado, Sito y su equipo no sólo están dando la talla sino que están llegando preparados para el salto mortal de las diez últimas jornadas y además, en continuo crecimiento. Su juego cada vez tiene más sentido, cada vez más jugadores se suman en un papel adecuado para ellos. He destacado a Salgado por encima de todos porque creo que era obligatorio y de justicia. Pero el partido de Woods es impresionante, por fin está explotando regularmente ese talento brutal que atesora, está disfrutando, se nota que su cabeza está donde tiene que estar y está explotando su potencial como más necesitamos; una pena que sufriera tanto en defensa con Mainoldi, porque ello le tuvo en el banquillo más minutos de la cuenta en la segunda parte, minutos dicho sea de paso en los que Guille Rubio cumplió con creces. Lo mismo que sucedió en la rotación exterior, en la que los bases se complementaron a la perfección y la tripleta formada por Paunic, Finley y Papamakarios aportó la dosis justa de defensa, talento, puntos, trabajo… están funcionado como una unidad, conjuntada y completa. El equipo va, eso lo estamos notando cada vez con más fuerza.

Es un éxito del club, cuerpo técnico y equipo. Todos tienen su parcela de responsabilidad, pero están triunfando donde otros pierden los nervios y fracasan.

Y ahora se trata de refrendar lo conseguido. Sin duda era una fase decisiva y definitoria de la temporada la que acabamos de superar, porque el peligro de quedarnos desahuciados estaba presente, pero lo hemos sorteado y además con el mejor resultado imaginable. Es un escenario infinitamente más favorable dentro de la necesidad. Queda un mundo de trabajo y sufrimiento por delante, no podemos despistarnos con la euforia y dejarnos llevar. Seguimos en peligro y no se puede aflojar. Hay que seguir cerrando Illumbe para cualquier visitante y no bajar ni un ápice en cuanto a espíritu de lucha y mentalidad. Porque queda un largo y complicado sprint final en el que habrá momentos complicados; a penas nos hemos presentado en la frontera de la salvación, hay que cruzarla y hacerse fuertes ahí, pensar en crecer hacia arriba y no va ser un paseo por el campo. Va a haber que sufrir mucho todavía, muchísmo; pero dentro de todo esto, ver al Lagun Aro GBC que mejor conocemos y más nos gusta, me tranquiliza. Saber que sigue vivo, me basta.

 

Iker Sagasti. @sagastiker

 

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