Tenemos problemas. La primera jornada mostramos oficio y seriedad, la segunda encajamos una paliza en Valencia casi intrascendente, pero en esta tercera cita el GBC naufragó irremisiblemente y mostró trazas de equipo con graves carencias, algunas que comienzan a convertirse en un hábito y otras que van poco a poco aflorando pero todas ellas asustan bastante. Habrá quien se aferre, a modo de venda en los ojos, a que tuvimos un tiro para ganar, pero dentro de que la victoria era muy importante, no es el qué sino el cómo lo que de verdad me hace echarme a temblar. Sinceramente, al Joventut le bastó con lo justo para ganar, no necesitó hacer maravillas y esto es así porque el partido de GBC fue malo de solemnidad, fue un partido para tirar directamente a la basura, diría que para olvidar pero eso sí que me parecería error, mirar para otro lado, tomarlo como un accidente que incluso se pudo ganar, olvidarlo y seguir adelante. De eso nada, de accidente nada, un toque de atención en toda regla y en mi opinión, todas las alarmas tienen que estar encendidas porque por este camino nos va a costar mucho volver a ganar. Así a botepronto vamos a Barcelona, nos visita Bilbao y viajamos a Murcia… jugando de esta manera no tenemos opción de ganar ninguno de estos partidos. Así que ya podemos espabilar.
No se me ocurre cómo un equipo puede ganar como visitante en ACB con un 17% en triples y sin hacer niguna otra cosa de manera excepcional. Tengo la sensación de que el Joventut se marchó de San Sebastián con una victoria casi de regalo, desde luego que no les hizo falta dar lo mejor de sí mismos para sumar el triunfo; sin restar méritos a la Penya, que desde luego lo mereció mucho más que el GBC, pero muchísimo más, en este caso el resultado es mucho más demérito de Gipuzkoa Basket.
No creo que absolutamente nadie disfrutara del juego que ofreció el GBC. Se está hablando mucho del desacierto de cara al aro, sobre todo de ciertos jugadores y claro que sí, pero esto va mucho más allá. Empecemos por lo que comienza a ser un elefante en el salón: el fracaso en el rebote. Partido tras partido estamos suspendiendo la asignatura reboteadora, un mal que por desgracia contagia otros muchos aspectos del juego y entre otras cosas nos priva de la posibilidad de imprimir cualquier tipo de ritmo al partido más allá del que le interesa a nuestro rival. No es que perdamos la batalla por el rebote, es que nos están dando auténticos baños, nos dominan, nos anulan, nos esquilman. Contra Cajasol fue el mayor lunar y nos quedamos con la sensación de ojo con esto. Contra Valencia el problema fue incluso mayor pero como nos aplastaron prácticamente en todo pues como que tampoco acabamos de encender la luz roja… pero es que después de otro roto más, en este caso de la Penya, tenemos que empezar a calificar el rebote como un grave problema de este GBC. Grave y decisivo, porque como decía, mediatiza por completo nuestro juego y condiciona nuestras opciones.
Y siendo el rebote un problema grave y evidente, lamentablemente no es el único. Cuando veo el ataque de nuestro equipo no dejo de atisbar que nos cuesta anotar. Estamos consiguiendo alrededor de 65 puntos por partido, exiguos 65, escasos y a todas luces insuficientes. No es un diagnóstico complicado afirmar que necesitamos meter más puntos y coger más rebotes para poder ganar partidos. Se dice muy fácil, pero ahora mismo parece difícil de conseguir. Centrándonos en la poca producción anotadora, acudir al desacierto es el camino corto, claro que estamos fallando más de la cuenta, ¿pero cuáles son los motivos? Para empezar estamos siendo previsibles. Lo somos cuando solamente tenemos un jugador capaz de generar puntos en la pintura, no sólo porque se vigila más en este caso a Doblas, sino porque a la vez el rival está considerando poco peligrosos a otros jugadores en ciertas situaciones y las defensas oponentes pueden doblar marcajes, mandar ayudas o cargar la atención en otros jugadores -además de David, otros referentes anotadores- sin que esto les suponga un riesgo excesivo para su aro-. El resultado de esto es que nuestro jugadores llamados a tirar y por tanto a anotar más, se ven con muchas más dificultades para encontrar posiciones libradas y a la vez mucho más incómodos cada vez que buscan la canasta, mientras que a la vez encontramos otras posiciones claras pero no suelen ser las manos más apropiadas en el lugar más propicio. Es decir, hay jugadores a los que les dejan tirar, hay jugadores a los que les dejan recibir en ciertas posiciones y el rival prefiere tener a los referentes atados en corto a costa de sacrificar otras situaciones de las que no estamos sacando ventajas. Esto nos desequilibra y nos atasca en ataque. Tenemos trabajo en este aspecto porque realmente nos está costando sumar puntos con fluidez.
Pero no es el único problema ofensivo. El ritmo está siendo un problema, nos está costando mucho imponer el tempo que más nos interesa, por no decir que no lo estamos consiguiendo. Y es aquí cuando quiero sacar a la palestra las prestaciones que está ofreciendo Raúl Neto. Entiendo que todos esperamos mucho del brasileño esta temporada, yo al menos sí que lo hago. Y de momento me encuentro muy decepcionado por lo que está mostrando, Neto está muy lejos del nivel que puede dar, no marca la diferencia ni genera juego para él ni para sus compañeros. Ya le superó Satoransky, pero es que Guillem Vives se lo comió con patatas. Contra la Penya nunca fue dueño de lo que estaba pasando, incluso (y esto me preocupa mucho más) durante la segunda parte, cuando el partido estaba decantándose, se le vio poco centrado, obcecado, diría casi desquiciado. Me costó mucho reconocer al jugador que nos viene enseñando durante los dos últimos años, de momento, está lejos del jugador que puede llegar a ser. Sigo pensando que es capaz de marcar las diferencias y liderar este equipo, sin embargo por ahora no lo está consiguiendo. Se espera mucho de él y no está respondiendo.
La verdad, da la sensación de que el que se va a ir a los Utah Jazz es Javi Salgado, porque el capitán está dando absolutamente la talla, es muy responsable de que tengamos una victoria en el casillero y volvió a ser decisivo ante la Penya para mantenernos en el partido y darnos opciones de victoria. De hecho, estuvo a punto de conseguirlo y falló, pero si nos volvemos a ver en una situación similar yo no dudaría ni lo más mínimo en volver a darle la bola y la responsabilidad. No creo que haya una sola cosa que achacar a Salgado, en mi opinión estuvo soberbio guiando al equipo y tirando del carro… personalidad en dirección, carácter para tomar tiros importantes y anotarlos y tomando además buenas decisiones. Pero estamos en lo de siempre, no podemos permitirnos que Javi esté tan solo, porque fueron el y Robinson los que sustentaron al equipo, si queremos prosperar necesitamos a más gente sumando y tirando del carro.
Por último, vamos con los dos jugadores a los que están apuntando todos los dedos acusadores. Anthony Winchester y Charles Ramsdell. Voy a decirlo el día que hace 0/8 en tiros, a mi Winchester es un jugador que me gusta y al que creo totalmente válido para el GBC y para cumplir ese papel de responsabilidad anotadora en el GBC. Es completamente cierto que su partido ante la Penya fue horrible (exactamente igual que el que hizo en Valencia), estuvo ansioso, acelerado; no encontraba su sitio en el ataque y se precipitó varias veces y después, cuando tuvo tiros cómodos su cabeza ya no estaba en su sitio. Pero con un poco de confianza nos va a aportar lo que de él necesitamos: puntos. Y lo va a hacer con solidez y regularidad. No pronostico que vaya a ser ya mismo, pero con un poco de paciencia nos va a dar mucho. Con Ramsdell tengo más dudas. Por lo visto hasta ahora, está lejos de lo necesario para un puesto tan importante como el de cuatro titular, está siendo superado una y otra vez y no está colaborando en casi nada más allá del rebote. No está acertado en el tiro y no es capaz de sumar puntos desde el ala-pívot, generando un agujero anotador en el puesto que Julen Olaizola no puede tapar y Will Hanley no lo sabemos porque en los dos últimos partidos ha jugado seis minutos en total.
En resumen, si en el primer partido encontré razones para ser moderadamente optimista, ahora mismo se me están quitando a la fuerza. Diría ahora que estoy moderadamente preocupado, pero no es así, estoy preocupado de verdad y me da que o mucho cambian las cosas en cuanto al juego o no vamos a saber lo que es ganar un partido mínimo en un mes. Ojalá me equivoque y el equipo sea capaz de perseverar, de progresar y de jugar de otra manera, porque desde luego que así nuestras posibilidades son escasas. Aún es pronto para realizar valoraciones absolutas y para poder emitir sentencias; pero, guste o no, contra el Joventut jugamos una basura de partido y por lo visto hasta la fecha, una certeza sí tengo: Tenemos problemas.
Iker Sagasti. @sagastiker
Fotografía: Ortzi Omeñaka. @ortziomenaka / Imquality