Estamos en jaque. Y es indiferente el rival que acuda esta tarde al Donostia Arena, hay que dar un respuesta de carácter cuanto antes. Hay que ponerse las pinturas de guerra y darlo todo en la cancha para reconducir la situación cuanto antes. Pero además de nuestra propia situación, el contexto del partido es altamente motivamente, un derbi que injustamente se juega ahora, porque es un partido que ya se tenía que haber jugado. Nos han tomado un poco el pelo y la mejor manera para quejarnos es que el equipo lo dé todo sobre la cancha y nosotros hagamos lo propio dejándonos la garganta en nuestros asientos.
Éste es sin duda un partido especial. Las circunstancias así lo han querido. Pero además, el contexto es completamente opuesto al que se presentaba la semana en la que se tenía que haber jugado. Entonces, nosotros eramos un equipo en plena progresión ascendente y el Bilbao un conjunto inmerso en un mar de dudas, estancado en la clasificación de la ACB y teniendo que sufrir para meterse en la Eurocup.
Ahora, el GBC viene de perder tres de sus últimos cuatro partidos, mientras nuestros vecinos han ganado cuatro de los últimos cinco entre la competición doméstica y la continental. Son datos a tener muy en cuenta y que influyen decisivamente.
Lo que nos encontramos ahora es un equipo que se ha encontrado a sí mismo, que ha dado con la fórmula para potenciar su estilo y que está jugando muy bien al baloncesto. Defensa y contraataque, ritmo infernal, son las armas que le han dado sus últimos triunfos. Éste sí es el Bizkaia Bilbao Basket se presumía al principio de temporada.
Pero con todo esto, si el GBC es capaz de alcanzar el nivel de juego que le ha colocado en la zona media alta de la tabla, ese mismo juego que le ha permitido ganar a Unicaja o Gran Canaria (y no el de los días de Manresa o Valladolid), la victoria será un posibilidad muy real.
Este partido es una oportunidad de reivindicarse ante un rival de prestigio que llega en una espiral que apunta hacia arriba. Lo que sí debe estar garantizado es un ambiente de fiesta en las gradas, todos los aficionados que vengan desde Bilbao serán más que bienvenidos pero esperemos que sus ánimos queden completamente minimizados por una grada del Donostia Arena comprometida con su equipo de principio a fin. Pero vamos a ver qué jugadores son ahora mismo los que debemos vigilar de cerca:
Javi Rodríguez va encontrando su sitio
En el puesto de base la diferencia respecto al primer partido es clara. Javi Rodríguez ha ganado en importancia y Javi Salgado últimamente no ha gozado de muchos minutos. El base gallego está aportando dirección y agresividad, es un jugador clave para que el equipo corra y juegue con alegría. Ojo a su defensa y sus recuperaciones de balón, así como a su magistral lazamiento del contraataque.
Salgado ha bajado en cuanto a minutos pero no debemos despistarnos con él, desde el banquillo pone mucha cabeza y siue siendo un jugador decisivo en los instantes calientes de un encuentro. Además, el base vizcaíno interpreta el bloqueo directo como pocos y si el que se lo hace es Banic, muchísimo cuidado, se entienden sólo con una mirada.
A Janis Blums lo podríamos meter tanto entre los bases como en los escoltas, porque dobla puesto. Pero lo que sí es seguro es que el letón es otro jugador que colabora a la hora de subir la intensidad del juego. Tirador de larga distancia, lo hace tras bote y también tras bloqueo directo; un especialista en dinamitar partidos en un momento.
Seibutis creciendo, Mumbrú dominando
La línea exterior es una de las razones del salto de calidad bilbaíno. Todos han dado un paso adelante y las amenazas se han multiplicado.
En el puesto de escolta, Ronie Seibutis ha ganado en confianza y se ha convertido en un jugador incisivo, capaz de anotar en penetración, de tiro o a la contra. El lituano inspirado es desequilibrante aunque dentro de un mismo partido tiene muchos altibajos. Sería importante bajar sus porcentajes, pero sobre todo, que no empiece bien, es de los que si meten la primera…
Como escolta suplente aparece Paco Vázquez. Si los tiradores responden a rachas, el balear viene de un partido donde los triples le entraron así que nada de dejarle solo para aprovechar el extra pass porque está fino. A mí en cambio, su defensa a escoltas rápidos y anotadores no me gusta. Con tipos como Bullock u Oleson lo pasa mal, porque está pasando los bloqueos persiguiendo y su pares encuentran ventajas si son agresivos. Barbour debería marcar la diferencia tanto con el de Ibiza como con Seibutis.
En el puesto de tres llega el duelo más apasionante: El que está siendo hasta ahora el mejor tres de la competición, Andy Panko, contra el mejor tres nacional de estas primeras diez jornadas, Álex Mumbrú. Será uno de los puntos de inflexión del partido, si el de Pennsylvania decanta la balanza de su lado, tendremos mucho ganado.
Mumbrú llega como líder y referencia indiscutible de los vizcaínos. Se le fichó para ello y está cumpliendo su papel a la perfección. En el baloncesto de hoy en día, un tres de las características del catalán te da mucho, porque hace daño en todas partes. Mumbrú anota desde muy lejos y también consigue ventajas en el poste bajo (por no hablar del ‘respeto’ que le tienen los árbitros, que le permiten mucho más que a otros, de alguna manera se lo ha ganado, pero seguro que lo sufriremos). No obstante, resulta que con Panko no tiene una superioridad clara en algún aspecto del juego, como le suele pasar con el resto de sus pares, así que veremos quién impone su ley.
Sobre el otro puesto de tres sólo tengo una cosa que decir: Ni Conley ni Warren deberían jugar.Se suspendió un partido en el que ninguno de los dos estaba para participar y se suspendió para que se recuperaran unos enfermos, no un lesionado o un jugador que apenas sí había aterrizado en Bilbao. Si juega cualquiera de los dos, lo que ya es una injusticia mayúscula se convertiría en un escándalo y la ACB no debe auspiciar este tipo de diferenciaciones entre unos equipos y otros. No voy a analizar a dos jugadores no deberían jugar de ninguna manera; eso sí, los dos son muy buenos.
Banic, la amenaza en la zona
Y si el juego exterior ha dado un paso adelante, por dentro, simplemente, se han ajustado las cosas. A la supremcía de Marko Banic se ha unido un mejorado Moiso (Mr. 13 en valoración) y un Markota muy animado y activo.
Como ya dije en la anterior previa, Marko Banic es un lujo para cualquier equipo que no juegue la Euroliga. Es un jugador que a su talento natural ha unido mucho trabajo para lograr una evidente mejora en el plano físico y que cada vez hace más cosas en la cancha (supongo que Vidorreta y su equipo tendrán mucho que ver en eso). Banic es un bestia al poste, pero además ágil, móvil y talentoso. No se le puede dejar suelto cuando pone bloqueos directos porque sus continuaciones suelen ser letales. No veo manera alguna en la que Ignerski en solitario pueda defenderle. Pero veremos, ójala el polaco me haga tragar mis palabras, estaré encantado. El resto de interiores pueden darle guerra, pero también hay que estar a más asuntos en la pintura.
Como por ejemplo, Jerome Moiso, que tras un inicio de ACB dubitativo, viene progresando y firmando últimamente partido apañados. La pasada campaña nos hizo mucho daño con la Penya, pero parece que la defensa del GBC de esta temporada supera sin paliativos a la de la última campaña, así que habrá que ver que hace esta fuerza de la naturaleza en la zona. Ojo a sus palmeos y alley opps, aunque en Bilbao los ha dado a cuentagotas.
Otro que está brillando, aunque sea intermitentemente es Damir Markota. Es el interior que más abierto juega, su buen tiro así lo propicia, pero dentro aunque no es durísimo tiene repertorio. Un jugador tan inconstante como él sólo es peligroso cuando está enchufado y, desgraciadamente, ahora lo está. Sus virtudes se potencian al lado de Banic, pues se conocen desde las categorías inferiores en Croacia y se entienden muy bien.
Por último, Salva Guardia sale para mantener la intensidad. Garantiza pelea, rebote y ante la escasez de talento pone toda la batalla. No duda en tirar de tres, así que nada de dejarle solo.
En resumen, el Bizkaia Bilbao Basket es ahora un equipo mucho más peligroso que hace unas semanas y tendremos que recuperar nuestro mejor nivel para doblegarle. Su juego gira entorno a Banic y Mumbrú, además de basarse en gran parte en la intensidad, el contraataque y en estático el aprovechamiento máximo de los bloqueos directos. No valdrá con lo mostrado el pasado domingo ante Valladolid, ni de lejos. Pero tengo mucha ilusión en que, esta vez sí, aparecerá el Lagun Aro GBC que nos ha dejado con la boca abierta en más de una ocasión esta temporada. Este partido puede ser un punto de inflexión, más allá de ser un derbi, es una cita decisiva que nos exige colocarnos las pinturas de guerra y defender nuestro terreno contra lo que venga.
Hoy más que nunca, el público también juega. Demostremos a nuestro equipo que estamos con él pase lo que pase. Hay que dejarse la garganta. ¡Vamos GBC!