La brillante victoria de la Real sobre el Barcelona ha abierto los ojos de la muchedumbre. Que un club modesto y humilde pase por encima del rico y poderoso es la mejor catarsis para el fútbol, necesitado de purgas esporádicas para divulgar una imagen menos venenosa. El campeón de todo no pudo contra un adversario cargado de canteranos, que alzó la voz con rotundidad para recordar que la prepotencia nunca es bienvenida. Y considero que el encuentro perfecto de uno de los realistas fue el mejor ejemplo. Secó al fichaje más comentado del pasado verano, ahuyentó a Pedro e Iniesta y enamoró a Anoeta con su pundonor y efectividad. Habemus lateral. Es Joseba Zaldua. El fruto de la paciencia.
Me preguntaron ayer si el lateral txuri urdin destacaba en el Sanse. Querían saber si tenía un papel protagonista. Y la verdad es que, pese a que su perfil nunca ha respondido al de jugador estrella, su progresión era constante. Cada año jugaba mejor. Cada temporada mejoraba su rendimiento. Con unos fundamentos clásicos, en su llegada al Sanse se topó con Plaza y Arkaitz Pérez, que le cerraron el paso. Pero Zaldua no se arredró y poco a poco se fue abriendo paso hasta ser indiscutible en la zaga del filial bien como lateral (sobre todo) e incluso como central diestro (con menor frecuencia).
Recuerdo que fue Juan Antonio Larrañaga la primera persona a la que escuché que estaba bien situado para llegar al primer equipo. Más tarde, Javi Olaizola (Eibar, Mallorca) le transmitió un mensaje parecido a mi compañero Jon Trueba. Pero ambos insistían en la paciencia. Había que esperar. El defensa de Aiete ha sido el clásico ejemplo de que sin hacer ruido también puedes ser protagonista en un deporte en el que en ocasiones el entorno quiere correr más deprisa que los propios futbolistas.
El sábado acabé emocionado del espectáculo presenciado. Emocionado y sorprendido. Un lateral de 21 años había cerrado su puerta con triple candado y no se amedrentó ante las habilidades regateadoras de Neymar, Pedro e Iniesta. Con apenas tres encuentros de experiencia en Primera División, ha exhibido contundencia en el choque, anticipación y colocación, riqueza táctica e inteligencia para correr hasta la línea de fondo. Además, sus centros son atinados y una virtud más en su repertorio. Carlos Martínez ya tiene competencia en la banda derecha y Zaldua será uno de los preferidos para los amantes de la sobriedad. No llamará la atención. No se pintará el pelo ni armará escándalos. No será el actor principal pero sí un secundario imprescindible. De los que dejan huella. Cuántas veces me acuerdo de las conversaciones con sus padres en Zubieta: “Poliki, poliki”. La paciencia es amarga, pero su fruto es dulce.