El enemigo de la verdad no es la mentira, sino el mito. Jagoba Arrasate mandó a sus hombres a jugar en uno de los campos más difíciles del mundo, pero lo que no sabía es que, además, tenía que luchar contra los elementos. Si ya es difícil anular el caudal ofensivo de los catalanes, más lo es encajar decisiones injustas y arbitrarias que condicionan en exceso la eliminatoria. La Real compitió con dignidad. Atascó al Barça. Le puso trabas en las bandas con las coberturas de los volantes a los laterales. Y le obligó a jugar por el centro, un bosque lleno de maleza. Moldeó el acordeón con precisión y buscó las cosquillas del rival desnudo con verticalidad, un planteamiento que repiten muchos grandes en el Camp Nou.
Para algunos el sistema fue demasiado conservador, pero yo he visto a equipos con muchísimo más presupuesto hacer lo mismo en Barcelona. Mourinho ha salido vencedor jugando así. Ferguson repitió el esquema. Y Wenger. Y Capello. Chelsea, Inter, Manchester United, Juventus… Todos jugaron a lo mismo con plantillas repletas de futbolistas internacionales. ¿Qué iba a hacer la Real? ¿Debía salir al ataque dejando espacios atrás? ¿Debía jugar de tú a tú? La decisión de Arrasate fue arriesgada, sí. Convenció a sus jugadores para adoptar un papel al que no están muy acostumbrados, sí. Pero la gran actitud de todos, que se multiplicaron en las ayudas, hizo que la estrategia funcionara. ¿Por qué no tiene glamour bloquear al equipo que más ataca del mundo? El enemigo de la verdad no es la mentira, sino el mito.
Pero lo más duro de la noche, con diferencia, fue el último minuto del primer tiempo. Un despeje aparentemente inofensivo de Elustondo (¿se acuerdan del gol de Griezmann en Zaragoza?) se convirtió un par de segundos después en el momento que toda una afición llevaba esperando desde hace 26 años. González González sabe -ayer lo dejó claro- que los que llegan más arriba no son los árbitros que menos fallan, sino los que cuando fallan lo hacen como mejor le viene al sistema. Esos son los que arbitran los últimos tramos de de las grandes competiciones, los grandes partidos de las ligas, los que llegan a internacionales, a fases finales de Eurocopas o Mundiales. No, González González no se equivocó. Sabía muy bien lo que hacía. ¿Pero el estamento arbitral no estaba para impartir justicia? El enemigo de la verdad no es la mentira, sino el mito.
Hoy es un día duro pero más duro fue jugar en Segunda y estar al borde de la desaparición. Más duro fue sufrir hasta la última jornada por la permanencia. Más duro fue salir goleado del Bernabéu o del mismo Camp Nou. Si esta generación ha conseguido superar todos estos retos, también aspira a conseguir el más difícil. Decía Arrasate en la previa que esta generación quiere jugar una final. Tiene razón. Pero a estos jugadores que tanto nos han hecho soñar sólo les falta una cosa para ser leyenda. A esta generación sólo le falta una remontada. ¿Difícil? ¿Imposible? Ya lo dijo Martin Luther King: “Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol”.