Frente a las sierra de Izarraitz y expuesta al mar Cantábrico, las olas castigan con fuerza una joya geológica que desde el año 2010 forma parte del conjunto de parques geológicos de toda Europa. Se trata del Geoparque de la Costa Vasca, popular y a la vez científicamente conocido como Flysch, un paraíso para geólogos y fotógrafos.
La extinción de los dinosaurios marcada en el Flysch
Por capricho de la naturaleza se decidió dejar escrita la historia de los últimos 60 millones de años de la tierra. La desaparición de los dinosaurios, los cambios climáticos o la evolución de las especies están redactadas en las capas geológicas, con la suerte de que fue la costa de Euskadi la elegida para redactarla. Así lo describen los guías del mayor y más importante Geoparkea de Europa. Un libro abierto al mar donde, quien sabe si en prosa o en verso, podemos leer y estudiar los últimos 60 millones de años de nuestro planeta.
Aunque Zumaia es la gran protagonista de esta novela, no debemos olvidar que el Geoparque de la Costa Vasca abarca 10 kilómetros de la misma, desde el puerto de Mutriku hasta los acantilados de Zumaia, pasando por la playa de Deba. La definición del Geoparkea sólo se entiende con la unión de las 3 localidades.
Un paisaje geométrico digno de ser fotografiado
Desde finales del siglo XX científicos del mundo entero han viajado hasta nuestro Flysch con el objetivo de estudiarlo a fondo. Pero desde hace unos años hasta aquí, se acerca todo tipo de visitantes. Turistas, curiosos o amantes de la fotografía se trasladan hasta el Geoparkea sin conocer realmente lo que va a encontrarse. Aunque os aseguramos que lo que aquí se encuentra no deja indiferente a nadie.
Sorprenden la geometría y el paralelismo de las líneas creadas por los extractos que caen perpendiculares desde lo alto de los acantilados hasta adentrarse en el mar. Este fenómeno conocido como rasa mareal, está formado por varias capas intercaladas de rocas dura y roca blanda que crean este curioso fenómeno. Cuando el mar se retira, deja a la vista esta especie de pastel formado por cientos de capas de hojaldre dispuestas en paralelo para 6 horas más tarde volver a esconderse bajo las olas.
A pie, en bici o sobre las olas
Desde el centro de interpretación Algorri, localizado en Zumaia, se ofrece un gran abanico de posibilidades para poder conocer de primera mano todos los escondites de este rincón. No hay una única manera de visitar el Geoparke. A pie, en bici, en barco, sobre una tabla de surf, bajo los acantilados o sobre ellos, aquí todo vale para descubrir esta joya de la naturaleza castigada y a la vez moldeada por el mar.
Aunque la vista desde la playa de Itzurun, en Zumaia, es la ideal para conocer de primera mano el fenómeno estratigráfico del Flysch, os animamos a subir hasta la ermita de San Telmo y continuar el sendero hasta llegar al final del acantilado, desde donde podremos obtener una espectacular panorámica del Geoparkea. Eso sí, aseguraos de que la marea este baja, sino tocará volver otro día hasta aquí.
Fotografías: Jon Reyes