Uno lleva muchos años en esto del periodismo, pero sigue produciéndose cosas que a uno le sorprenden. Por ejemplo, leer en un diario que el equipo que hoy visita San Mamés (y que podría ser campeón liguero matemáticamente a última hora de hoy) cerró un ciclo al caer goleado en el Allianz Arena. Un Bayern de Múnich poderoso, con Javi Martínez enorme en el medio y dirigido por el elegante Jupp Heynckes tumbó al equipo que mejor fútbol he visto jugar desde que nací.
Esas prisas por enterrar proyectos son muy de la Liga española, demasiado crecida y acostumbrada a mirar por encima del hombro al vecino. Seguramente con razón en algunos casos, la Europa League de Bucarest o la de Glasgow la capitalizaron distintos equipos de este torneo que antes o temprano ganaron los de Tito Vilanova. Alemania se ha convertido en el lugar que, justo un año después, se ha repetido la decepción de Barcelona y el Real Madrid. Se había vendido, por segundo año la idea de una final española pero parece que el cambio de ciclo continental torna hacia Alemania. La sensación de cura de humildad tras los repasos en el Allianz y el Signal Iduna Park es la misma que vivieron ante Bayern y Chelsea.
No es fácil superar el trance de una derrota dolorosa,
como le sucedió en Bucarest al Athletic
En lo que sí estoy de acuerdo es que determinadas derrotas duelen, no sólo por lo abultadas. Estas dos de Alemania seguro que hacen recapacitar a los clubes, sobre todo al Barcelona que deberá replantearse su política de fichajes. Es algo que debió hacer el Athletic tras la dolorosa derrota del 9 de mayo en Bucarest. Una herida que se mantuvo abierta hasta la final del Vicente Calderón, donde se hizo más grande. Se pensó que dejar pasar el verano la cicatrizaría, pero la decisión de mantener una aparente normalidad al regreso al trabajo pareció ser sal en la zona afectada.
Casi un año después, todo apunta a que el fin de ciclo se dará en Bilbao. Marcelo Bielsa se irá, es lo más lógico y también lo esperado pero nadie debería olvidar que hace justo un año y un día San Mamés tocó la gloria contra el Sporting de Lisboa. Y que consiguió cambiar la idea de juego de un equipo.