Sorprende la colección de Tatistas que se han reproducido estos días. Hace unas semanas, cuando Gerardo Martino, dijo no a la Real Sociedad me costaba encontrar diez personas que me contaran algo interesante del técnico de Newell’s Old Boys más allá de los datos estadísticos y lo que uno pueda encontrar en la red. Diría varios periodistas especializados en mi TL de twitter (nuestro blogger en Argentina Borja de Matías, los dos Ruiz más cracks de esto como son David y Gaby, Fernando Evangelio, Guille Uzquiano y algún otro nocturno más), el mítico restaurador e hincha de los leprosos Juan Gudino, algún miembro de la familia Heinze y el agente Roberto La Tota Rodríguez. Ahora, uno puede saber tanto que les recomiendo leer todo lo que hay sobre él en grada360.com y aquí os dejo.
Con Martino, tras documentarse con toda esa información, me queda la misma duda (quizá basada en prejuicios de los precedentes) que tuve con otros grandes técnicos no europeos en su primera experiencia en Europa. Asumo que poco tienen que ver entre ellos Tabárez, Bilardo, Menotti, Scolari, Pasarella, Luxemburgo, Bianchi, Basile o Maturana. Cuando Josu Urrutia apostó por Marcelo Bielsa para el Athletic me pareció una gran elección, pese a que arrancó fatal y terminó mucho peor. Pero este recelo que me provoca el salto de Martino no lo tenía meses atrás en la llegada al Botxo de El Loco, por cierto admirado por el Tata, y tampoco con Diego Simeone cuando aterrizó en el Calderón como DT. Quizá porque ya habían pasado por Europa y en su primera experiencia aprendieron mucho sin llegar a brillar.
Lo que sí es una realidad es que los éxitos internacionales en el viejo continente han sido sólo cosa de europeos… y sólo otros paisanos argentinos fueron capaces de levantar la deseada Orejona europea. Luis Carniglia levantó la Copa de Europa con el Real Madrid, Helenio Herrera lo logró con el Inter y…. Cholo Simeone ha sido el único que ha roto el dominio europeo en la segunda competición continental con el Atlético.
Cada uno forja su propia historia y Martino fue coherente cuando dijo no a la Real Sociedad y Málaga para apostar por un posible éxito de Ñulls en la Libertadores. Ahora, tras quedarse sin poder llegar a la final, le llega la oportunidad de su vida, en la que debe demostrar que está capacitado para liderar un buque exitoso botado por Pep Guardiola y que no ha podido seguir dirigiendo Tito Vilanova.
Le tocará confirmar que no sólo ha sido elegido por ser rosarino como Leo Messi, o por tener un talante menos explosivo e incontrolable que Bielsa. ¡Mucha suerte!