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Rodrigo Errasti

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La confianza, clave del éxito

Estos días he pensado mucho en una palabra: CONFIANZA. Estamos en una sociedad que parece empujarnos a ser tipos huraños, desconfiados y recelosos de los demás.

Recientemente me contaron que un entrenador, español, había obligado a sus fisioterapeutas y recuperadores a no relacionarse fuera de las instalaciones deportivas. Lejos del trabajo, no podían tener trato. Prohibido. La mala suerte quiso que se toparan con un par de fútbolistas por el centro de la ciudad. No hicieron un feo a esos chicos que en la camilla confían en sus manos y con los que muchas veces hacen de psicólogos. Tuvieron la mala suerte de que su técnico lo supo y se fueron a la calle. No les faltaron novias y pronto encontraron acomodo, y reconocimiento a su trabajo, en un club cercano de la misma categoría.

Esa palabra que tanto también he escuchado estos días, me ha llevado a pensar en varios jugadores… En Raúl García, otrora maltratado por una parte de la que es su afición y que ahora corea su nombre. Aquellos que acuden al Calderón desde hace años y, sobre todo, los que le conocen desde que era crío, no ven ningún cambio esencial en Rulo; que curiosamente tiene una estrechísima relación de amistad con un fisioterapeuta y osteópata desde que era un canterano de Tajonar. Algo que, de haber tenido al entrenador que antes he mencionado, le hubiese costado el puesto a alguno de los dos, sobre todo en su etapa en Pamplona.

Ahora, estas dos últimas campañas en el Atlético, ha encontrado en Simeone la persona que ha mostrado una confianza incondicional en sus condiciones como futbolista. “Es un jugador enorme, un ejemplo para el vestuario”, dice el técnico que ha pedido expresamente su renovación, a punto de concretarse. “Tengo esta confianza en mis posibilidades y siento la del entrenador pero la verdad es que la dinámica del equipo ayuda, el público y todo lo que rodea al equipo genera confianza y así salen las cosas”, expresó tras eliminar al Valencia con su habitual humildad. 

Estos días también me he acordado de Antoine Griezmann, que ha cogido aún más confianza pero sobre todo ha permitido, con su cambio de actitud fuera del campo, que los entrenadores tengan confianza en él más allá de su juego. “Ya he sido muy claro en que quiero acabar la temporada con la Real Sociedad”, exclama como pidiendo que confíen en su palabra de que no se irá a la Premier en este mercado de invierno. Además, asumen el castigo que le puso la Federación francesa por su comportamiento en la sub21; dejando claro que no volverá a suceder y lo tiene olvidado. Sin rencores. “No me ha llamado Deschamps, pero me hace ilusión jugar el mundial de Brasil como a cualquier francés”, reconocía anoche en Cope. Griezmann ha igualado a De Pedro con sus goles al Elche, donde volvió a jugar con molestias. El dolor, si notas cariño a tu alrededor, es menos. O al menos es llevadero.

De “confianza” también habló Juan Mata en su emotiva carta de despedida como jugador del Chelsea, donde había llegado con la misión de liderar un nuevo proyecto de Abramovich pensado para dominar Europa. Y lo hizo. Por partida doble, con córners medidos que posibilitaron por fin la gloria europea blue sobre la bocina. Eso que ningún otro técnico pudo lograr lo consiguió Di Matteo, confiando en la calidad del asturiano y la habilidad de Cech. Así llegó la ansiada orejona y también la FA Cup. Meses después llegó la Europa League con otro técnico bien distinto, Rafa Benítez, que le convirtió en el líder del equipo. Fue MVP por dos años seguidos, algo que sólo tres futbolistas (John Hollins, Ray Wilkins y Frank Lampard) habían conseguido en toda la historia, aunque ninguno lo ganó dos campañas seguidas.

Y Mata aunque sabe que Del Bosque tiene confianza en su juego, de hecho le llevó siendo un crío a Sudáfrica, ha querido buscar un reto para seguir creciendo como futbolista. Se ha ido del club londinense dando las gracias a todo el mundo. Y es que, en la vida, hay que ser agradecido. En su primer día como diablo rojo ya ha notado el cariño y la confianza que tienen en su nuevo club en su juego. Le esperaban con los brazos abiertos en la Ciudad Deportiva de Carrington, donde sus compañeros y su nuevo técnico esperaban su llegada en helicóptero.

Se le veía feliz. Nota confianza en él. Tanta que Rooney, Van Persie y Ferdinand estaban deseosos de que llegara el primer partido para tenerle de compañero. Y él ya sonríe pensando en que le dejarán disfrutar. Y se vuelve a ilusionar, con una afición que está como loca por verle disfrutar marcando goles con el ‘8’ a la espalda.

En definitiva, todo es más fácil si uno siente confianza y compromiso en lo que hace. Hay una frase que dice un amigo, de esos que recorre todo el mundo, que me ha dejado marcado: “Hay mucha buena gente y personas en las que confiar en el mundo, el problema es que los ‘tóxicos’ -él usa un buen taco-… hacen más ruido; se hacen notar más y llaman la atención”. Quizá sea eso…

PD: No digo nada de Rafa Nadal, porque me sigue dejando sin palabras. Sobre todo cuando pelea hasta el final y se queda en la orilla. Ese el momento es de mayor admiración.

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