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Lorenzo Mejino

Series para gourmets

The Wire: algunos personajes míticos

The Wire es una serie tan mítica, perdónennos el oxímoron, que merece la pena extender el artículo de hace dos semanas recreándonos con varios de los personajes más logrados. No hablaremos de todos porque no terminaríamos nunca, aunque esta postura tiene el defecto de que nos dejaremos alguno favorito suyo en el tintero, pero les prometo que sacaremos a la palestra lo mejor de cada casa. Sin más dilación, sírvanse un buen crianza con unas anchoas y vamos a ello.

ATENCIÓN: Si siguen leyendo este hilo, sepan que contiene spoilers.

Lester Freamon: The Wire es una serie con gran cantidad de policías, desde los altos directivos hasta los soldados más rasos, pero si tuviera que elegir al mejor, al más competente, elegiría a Lester Freamon. Todavía recuerdo la parsimonia con la que lo presentan en la serie. Un veterano policía que, aparentemente, se entreteniene más con la bisutería que con su trabajo. The Wire es tan colosal que esconde sorpresas en cualquier rincón y se toma la libertad de dosificar al personaje hasta que explota en las escuchas telefónicas, seguramente su gran especialidad. Aquí Freamon se vuelve protagonista. Es el amo de la brigada.

A medida que transcurren los capítulos al espectador le queda claro que es el policía más tenaz, uno de los más inteligentes sino el que más, y hombre clave en el avance de la investigación sobre los narcotraficantes más peligrosos de Baltimore. Me atrevería a decir que cuando uno cree que la policía es capaz de atajar los delitos, idealiza a personajes como el de Lester Freamon. Gente válida, cualificada y que dignifica el oficio. Nada que ver, por lo que parece, con la realidad. Tozuda como pocas. Y el hecho de que Freamon termine mal no hace más que confirmar mi teoría de que los buenos y honrados no tienen nada que hacer en esta jungla.

Howard Colvin: El sargento Colvin me pareció otro de los personajes más redondos de la serie. Tarda en aparecer pero es de los que deja huella debido a su bondad y también porque pergeña una estrategia discutible en las formas pero eficaz en el fondo que, sin embargo y en una de las conclusiones más dolorosas de la obra, acaba arrinconada. Su plan de legalizar la droga en el sector de Hamsterdam para reducir el delito funciona, nadie lo puede poner en duda (14% de descenso en cinco meses), pero no gusta a sus superiores porque no estaban al corriente. Semejante miseria del sistema y su despido del cuerpo de la policía me dejó, personalmente, poco menos que tocado y hundido. Sobre todo cuando me da por pensar si la realidad se parecerá mucho a lo que veía en la pequeña pantalla… 

Colvin está en su salsa en la tercera temporada, fundamentalmente. Pero en otro golpe de magia, al igual que sucede con el detective Pryzbylewski, The Wire lo recoloca en la cuarta temporada y le otorga un papel decisivo en las escuelas. En esta ocasión traza un nuevo plan para alejar a los chicos de las esquinas, de las malas calles, y a base de escarbar logra sacar a relucir el talento de uno de ellos, que parecía destinado a acabar en el infierno de la delincuencia. Es, seguramente, una de las pocas historias que tienen un happy end, detalle que el público blando siempre suele apreciar.

Omar Little: Seguramente, el más querido por la audiencia. Barack Obama le dio popularidad al confesar que era su favorito de la serie, pero lo cierto es que todo aquél que ha visto The Wire se ha quedado prendado, completamente fascinado de este personaje. Una especie de Robin Hood del siglo XXI que roba a los narcotraficantes, que es gay y que, entre otras cosas, tiene tiempo para llevar a su abuela a la iglesia todos los domingos…

Su particular código del honor, su vestimenta o la escenografía que le rodea cuando aparece en escena (impagable el silbido y el terror que produce su presencia) lo convierten en un personaje recordado con el paso del tiempo. Personalmente, sentí su muerte tanto como la de Stringer. Aunque en este caso, habría que matizar que su asesino te deja más tocado.                                                                                                                                                                                                                 

Stringer Bell: Uno de mis favoritos. El delincuente con glamour, podría haber titulado. Fíjense si está bien trazado que hasta nos parece un oficio para practicarlo. Su sabiduría y perfil de hombre cultivado se aleja del cliché de bruto que tan bien interpreta Avon Barksdale, la otra cara de la moneda. El duelo que mantiene con su socio, con un final con aroma de western y absolutamente sublime en la terraza de un rascacielos, es uno de los grandes activos de las tres primeras temporadas de The Wire. Y la escena de la matanza, que comparte con otros dos mitos como Omar Little y Brother Mouzone, es el perfecto colofón a un personaje espectacular.

He de confesar que su muerte me sorprendió porque creía que aquél que asciende en el escalafón social tiene el futuro impoluto. A medida que avanza la serie se vislumbra a la perfección cómo Stringer y Avon se van alejando. Cómo uno necesita la calle para sobrevivir y al otro le sabe a poco. Stringer lo ve como una época ya superada y busca nuevos retos. Es soberbio, por ejemplo, el detalle de cómo intenta aplicar en el negocio los fundamentos de macroeconomía que aprende en la facultad. Stringer Bell, qué gran personaje. E Idris Elba, qué gran actor.

McNulty: Protagoniza la primera escena de la serie y, por un momento, uno podría pensar que va a ser el protagonista de la serie. Al final acaba siendo uno más de la inmensa colección, pero la mezcla que exhibe de carisma y patetismo acaba seduciendo al espectador, que no sabe si reír o llorar con el último número protagonizado por el bueno de Jimmy.                                                                                                       

El detalle que más me gustó de su personaje es el que guarda relación con el trabajo y la felicidad. Si lo recuerdan, cuanto más se involucra en su faceta de detective más descuidada tiene su vida afectiva. Hay un momento en el que se va a vivir con Beadie Rusell y parece que todo marcha sobre ruedas, y es precisamente porque el hombre se adapta a un perfil secundario en la policía que le permite vivir más tranquilo. Pero al final, y en un cambio que te deja patidifuso, McNulty pierde la cabeza y se inventa la trama del asesino en serie que revoluciona a la ciudad de Baltimore. McNulty, nunca olvidaremos tus noches de borrachera con Bunk.

Kima: The Wire es una serie de hombres y para hombres (entiéndaseme la expresión), pero hay algunos personajes femeninos que están muy bien caracterizados, como es el caso que nos ocupa. Shakima ‘Kima’ Greggs es una policía lesbiana perfectamente integrada en un mundo dominado por la gente ruda, y que se desvive por derribar los obstáculos que su condición sexual le presenta en la vida. En el plano profesional se mueve con bastante soltura pero en el personal, en cambio, se enfrenta a asignaturas que se le atragantan. 

 

Me gustó mucho el alma de confidente que guardaba para con McNulty, como si uno necesitara del otro para sacudir su conciencia y confesar sus pequeñas miserias. Es, desde luego, un personaje muy bien construido cuyo protagonismo en la serie va de más a menos, es cierto, pero que guarda en su interior ese perfil agridulce tan característico de la serie.  

Frank Sobotka: Columna vertebral de la segunda temporada y uno de los personajes que más huella deja. Primero por su muerte, trágica como casi todas las de The Wire, y segundo porque a medida que vamos conociendo su interior le comprendemos mejor y hasta secundamos su manera de actuar. Este hombre de hielo apenas nos deja penetrar en su alma, pero con el paso del tiempo encontraremos algunos resquicios. Hurgaremos. Analizaremos. Reflexionaremos. Y ya verán cómo sienten empatía hacia él.

Al igual que Omar, Frank tiene una manera de prodecer muy especial. Practica una fe inquebrantable con su manera de ver las cosas  y, aunque posee más de una faceta oscura, también queda muy claro que siempre busca lo mejor para la gente que le rodea. Un personaje memorable, de combustión lenta, que nos descolocará en más de una ocasión a lo largo de la segunda temporada.

Proposition Joe: Un crack. Un tío que engancha. Que seduce. Y eso que es un malo de tomo y lomo. Desde su primera aparición en una cancha de basket, el espectador ya no se olvidará de él y de sus míticas proposiciones. Este personaje se codea con todos y cada uno de los capos de Baltimore, a los que ayuda o engaña según exija la situación, y contiene varias de las frases más memorables de la serie. Sí, es un delincuente, pero cuenta con ramalazos de Stringer. Un tío con inquietudes y una cierta pauta de comportamiento relativamente respetable.

 

Su muerte a manos de Marlo Stanfield y sus secuaces me pareció sorprendente a la vez que contundente. Queda claro que, como Stringer, gente de su nivel no encaja en las calles ya que antes o después un matón, un macarra, te quitará de en medio. Trágico desenlace para una persona, si me apuran, entrañable. Yo escucharía una propuesta tuya, Joe. No sé si la aceptaría, pero te escucharía seguro.

Tommy Carcetti: Es un personaje que nos puede gustar más o menos, pero es indiscutible su arrolladora presencia desde que The Wire se adentra en el corrupto mundo de la política. Acaba siendo despreciable porque, como tantos y tantos, sólo busca su beneficio personal en detrimento del colectivo. Pero no olviden que Tommy Carcetti llega pulcro a los grandes despachos.

Su ascenso no sorprende a nadie porque va sobrado de las cualidades que se necesitan para ello. Tiene buena imagen, destaca por su dialéctica y se sabe rodear de profesionales astutos que siempre eligen el atajo antes que el camino oficial. Pero me quedo con su primera reacción de desencanto cuando se da de bruces con la realidad debido a la deuda que hereda del anterior alcalde.

Dukie: Les contaba en el artículo anterior que hubo un desenlace durísimo que me dejó helado. Ahora ya saben quién es. En realidad, las historias de los cuatro chavales de la temporada de las escuelas están perfectamente definidas pero ésta es, por su crudeza, la que más me llamó la atención. Dukie es un personaje que no destaca al principio si lo comparamos con el carisma de Namond, que atrae a los focos.

Pero, a medida que pasan los capítulos, nos vamos encariñando con él porque vemos que tiene cualidades que pasan desapercibidas. ¿Cuál es el problema? Que no las sabe divulgar y ello le va arrinconando. Su mal olor y su carácter apocado le ofrecen pocas salidas y no me negarán que tragaron saliva cuando vieron qué futuro le espera. Un futuro heredado por la genética y también porque nadie ha sido capaz de ver en él su valía como si lo vieron, por ejemplo, en el caso de Namond. La vida es así de injusta. Hasta siempre, Dukie.

Éste es mi top 10 personal. Sé que mi socio Lorenzo habría añadido a Bubbles, un personaje que le vuelve loco, y que mi amigo Carlos habría leído con placer unas líneas sobre D’Angelo Barksdale, pero entiendo que es un hilo suficiente que resume el universo caleidoscópico de The Wire. Una serie que cuenta con unos personajes memorables, repletos de aristas, y que elevan esta obra a la categoría de mito.

Si quieren comentar alguna cosa, nos tienen disponibles aquí y también en Twitter: (@lmejino) y (@jefoce). Un placer.

Lorenzo Mejino/Mikel Madinabeitia

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Sobre el autor

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